Vuelta a las andadas
El 'doce' ·
Los bajos rendimientos por ahora de piezas con más nombre que solvencia, casos de Trigueros, Boyé o el inocuo Reinier, ofrecen un panorama inquietante a futuroEduardo Zurita
Granada
Domingo, 3 de noviembre 2024, 11:31
En tan solo dos partidos, de la euforia por una racha de cuatro vitorias seguidas se ha pasado a la zozobra por dos derrotas consecutivas ... con las que se ha roto el ciclo victorioso de Fran Escribá, con la derrota en casa ante el Levante, y la del equipo a domicilio, tras hincar la rodilla en Zaragoza por primera vez como visitante de la temporada.
En La Romareda volvieron los fantasmas de inicio de campaña, en muchos casos constataciones de incapacidades crónicas no resueltas. La primera jugada en el área granadinista retrató a sus centrales, en especial a un Ignasi Miquel que volvió a escribir una página de espanto con el escudo del Granada, incapaz en los dos tantos de Azón, al que él y Rubio elevaron a categoría de delantero de élite en cada balón que les ganaba. Los primeros quince minutos del catalán fueron un despropósito, un ejemplo de lo que no debe hacer un central. A Escribá parece que le tembló el pulso para mantener al joven Óscar en defensa pese debutar con buena nota ante el Levante. Desde la lesión de Löic Williams se ha precipitado un desastre atrás, con tres partidos seguidos encajando dos goles.
Al desastre contribuyó las molestias a última hora de Gonzalo Villar que le impidieron saltar ante el Zaragoza, pues parece el único capaz de dotar de sentido al juego ofensivo. Trigueros está lejos de ser el que fue, con un fondo físico que deja mucho que desear para competir en liga profesional. A ello se unió la desgracia de la lesión de Sergio Ruiz, que previamente había tirado por el sumidero una ocasión clara que le había proporcionado Tsiatishvili para empatar el partido. El georgiano fue el único atacante con sentido de la profundidad, por lo que sorprendió que fuera suplido en la segunda parte.
Tampoco favoreció una actuación desacertada del árbitro, especialmente en la gestión del partido a raíz del gol de Uzuni que estrechaba el marcador, cuando no midió a los rivales con el mismo rasero. El portero del equipo aragonés se fue de rositas tras simular lesiones en cada acción de contacto, exagerando el golpe recibido tras agarrar reiteradamente a Jozwiak cuando este recogió el balón de su red para llevarlo al centro del campo. Pero la incapacidad arbitral, que en tantos partidos se padece, no puede tapar las carencias de un mal encuentro del Granada, en el que pocos se salvaron. Tras el primer gol encajado apenas iniciado el partido hubo tiempo suficiente para reaccionar, pero el equipo fue incapaz. Los bajos rendimientos por ahora de piezas con más nombre que solvencia, casos de Trigueros, Boyé o el inocuo Reinier, ofrecen un panorama inquietante a futuro. Escribá tampoco tuvo su día en Zaragoza.
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