Cuestión de fe
El 'doce' ·
En los últimos diez minutos, el Granada encerró a su rival más por coraje -auspiciado por una grada inconmensurable en su aliento-, que por juegoEduardo Zurita
Granada
Lunes, 27 de marzo 2023, 18:23
Paco López dijo que no es casualidad que en los dos últimos partidos en casa el equipo rojiblanco haya rescatado tres puntos –uno con la ... Ponferradina, dos con el Oviedo–, en el último suspiro de sendos encuentros, y que todo se debe a la fe inquebrantable de los suyos hasta el último instante de los partidos disputados. A la fe habrá que apelar, pero a la que funda sus esperanzas en los milagros, para explicar la última victoria del Granada ante el Oviedo, que iba camino de convertirse en su particular bestia negra de la temporada. Ya se había sucumbido en dos ocasiones ante el equipo carbayón, que mereció mejor fortuna en Los Cármenes.
No mereció la derrota el Granada en su encuentro en el Carlos Tartiere de la primera vuelta del campeonato, a pesar de la impericia de los entonces bajo el mando de Karanka para aprovechar una superioridad numérica de más de medio tiempo. No mereció el equipo oviedista irse de vacío tras su visita a Granada, donde en gran parte del duelo se jugó más a lo que querían los de Cervera que a lo que convenía a los de Paco López. Al Oviedo le faltó eficacia en las oportunidades que tuvo, algunas muy claras en el segundo periodo.
Salvo un tiro lejano de Bryan en la primera parte, no se conoció otro acercamiento del Granada al área oviedista hasta el último cuarto del partido, cuando Puertas quiso recordar al portero rival que se jugaba en el feudo del mejor local del campeonato. En los últimos diez minutos, el Granada encerró a su rival más por coraje –auspiciado por una grada inconmensurable en su aliento– que por juego. La suerte apareció en el último ataque, en el momento preciso, cual alegoría a la coronación de la fachada de la casa consistorial granadina.
El juego del equipo fue malo. Su centro del campo estuvo atascado todo el encuentro, hasta la salida de Petrovic y, sobre todo, de Meseguer, que pusieron luz en el tramo final tras la oscuridad absoluta habida en la creación de fútbol por parte local. Naufragaron todos los centrocampistas que saltaron de principio: Pol Lozano –-especialmente desafortunado–, Bodiger, Melendo y Callejón, todos sustituidos a lo largo del partido. Bryan demostró otra vez que es más aprovechable como revulsivo que como valor de partida; Famara, por ahora, es un espectro. Antes del gol de Ricard, Raúl sostuvo la meta a cero. Víctor, el gran capitán, fue el mejor rojiblanco sobre el césped. El Granada juega solo a ráfagas, pero se ha aupado a los puestos de ascenso directo y quiere agarrarse a ellos con la fe de un converso.
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