Inquietante

El enfrentamiento entre ambos en esta primera vuelta terminó en tablas, tras sendos goles con rebotes. Escasez de fútbol, pocas jugadas propias de escuadras de Primera, demasiadas interrupciones. Físico sobre calidad técnica. Partido feo, alejados la mayoría de sus protagonistas de lo exigible para un duelo en la élite. Los buenos parecieron grises, las medianías, rematadamente mediocres. Dos conjuntos con aroma a pasarlo mal para salvar sus naves al final de la campaña. La que está más a flote, por ahora, la del Granada, volvió a tener una actuación recidiva de sus primeras frustraciones en el arranque liguero. Se jugó tan mal como en Vallecas, pero enfrente, por fortuna, estaba el actual Cádiz, y no el dinámico Rayo de Iraola.

El equipo sólo existió cuando apareció Milla, la única cabeza rojiblanca pensante, abandonado por un tremebundo Gonalons en la primera parte -quizá la peor actuación del galo como granadinista-, y por un Montoro que no evitó la falta de fútbol en la segunda. La perseverancia del madrileño, acompañada de la pericia y suerte ante el gol de Molina, salvaron los muebles cuando el tiempo se agotaba. Ante dos rivales directos, Alavés y Cádiz, se han recolectado cuatro puntos de seis con la fortuna muy de cara en el final de ambos encuentros.

Se mantiene, tras el empate, la ventaja de tres puntos con el primer puesto de los de descenso, pero lo observado en la segunda parte ante el Alavés y en el partido en el Nuevo Mirandilla es inquietante. El equipo no carbura, hay demasiados periodos de desconexión y todo se supedita a jugadas singulares donde ahora está acompañando la suerte. Muchos de los llegados nuevos en verano parecen incapacitados para ayudar al equipo. Sólo Maximiano aparece como gran acierto. Deberían tomarse decisiones inteligentes en el cercano mercado de invierno, siempre difícil, para contar con alternativas realmente utilizables como revulsivos.