El futuro se forja lejos de casa

Salazar resalta varios problemas con los que cuenta la provincia y el club más representativo de la misma: «La falta de instalaciones». Muchos de sus competidores en la carrera por mantener o captar nuevos talentos cuentan con campos de entrenamiento adecuados y residencias para que los jóvenes que lleguen de fuera. El Granada ya tiene una Ciudad Deportiva pero todavía no la utiliza la cantera. En proyecto hay una residencia, pero no tiene fecha aún. «No se le ofrece el progreso adecuado», insiste el seleccionador andaluz, que explica que «cuando llegas a un tope miras proyectos más consolidados buscando llegar a profesional». Muchos, como Jorge Carlos Galdón, tienen donde escoger, porque «lo quería media España». El técnico granadino también advierte de la importancia de contar con buenos ojeadores que puedan abarcar una amplia representación del fútbol granadino.

La marcha de las promesas lleva problemas aparejados: la falta de arraigo, la distancia con la familia... Hacen que muchos se queden por el camino. «Circunstancias extradeportivas», les llama Salazar. Porque «los entornos son importantísimos».

Cuestionado sobre la escasez de futbolistas de la provincia en la élite, Alberto Salazar señala que es «muy difícil» llegar al fútbol profesional. Si además «fomentamos muy poco la cantera en la Liga BBVA», las opciones disminuyen drásticamente. «Protegemos muy poco la cantera, hay poco sitio para los españoles en las plantillas. Eso, a la larga, va a repercutir en la selección nacional», insiste.

Jorge Carlos Galdón lleva cuatro años en el Villarreal. Lo descubrieron cuando tenía 12 años en un Torneo de Brunete en el que el Granada, su equipo entonces, le ganó al Villarreal (1-3), aunque él intuye que ya antes de aquella cita el club castellonense había contactado con su entorno. «Dimos la talla», asegura el joven futbolista.

Desde que aquel verano se incorporó a las filas amarillas lo único que ha hecho es «jugar a tope». Tras cuatro años asegura que le ha merecido la pena, pero también que «a veces se hace difícil. Cuesta estar lejos porque no ves a tus padres, a tus amigos o a tu novia, si la tienes». Lo que desde el principio tuvo muy claro que «tienes que trabajar» porque, por mucho talento que exista, «se te valora por tu esfuerzo». También en los estudios, donde se les controla desde el club y se les proporcionan clases de refuerzo a quienes lo necesiten. Premios como unos días para volver a casa entran en los planes de quienes se comportan estudiando.

«Tenía la sensación de que si me quedaba en Granada no llegaría a nada», asegura. Con su paso al frente ha llegado a la selección española sub 16. El desarrollo en el Villarreal «te abre puertas» tan importantes como esta. «Puedes llegar más lejos, vives nuevas experiencias... Cambia toda tu vida». Con el combinado nacional ha participado en varios entrenamientos en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, además de acumular tres partidos en un tornero disputado en Rusia. Juega habitualmente de interior y se maneja con las dos piernas porque «me he esforzado por aprender a darle con la izquierda para poder hacer pases largos también con mi pierna mala». Una ventaja a su favor.

Su formación futbolística hasta los 12 años se desarrolló en el Granada. Asegura que «no es malo» el trabajo que allí se hacía entonces, pero admite que se buscaban más resultados que potenciar el talento de sus jugadores. «Valoraban más el trabajo, la intensidad con la que jugaras» que sus dotes. Entiende, después de haber tenido que hacer las maletas, que «no se valora demasiado al jugador local. Es un club de compra y venta». Se marchó, entre otras cosas, porque «sabes que no vas a jugar en Primera, como mucho puedes llegar al filial de Segunda B».

Por eso muchos se van fuera «para triunfar». Entiende Jorge Carlos que hay «poca dedicación a los chavales» en la provincia de Granada comparado con otras zonas de España donde esa cultura del fútbol de base está mucho más asentada. Anima a todo granadino que quiera triunfar a buscar la mejor opción porque «no hay nada perdido».

Una estrella en La Masía

Pablo Moreno apenas 13 años pero ya es una estrella en la cantera del mejor club del mundo en estos momentos, el FC Barcelona. Un torneo de benjamines en el que participó con el Ciudad de Granada llamó la atención de clubes como el Sevilla, Betis, Málaga, Real Madrid y Barcelona. Visitó las instalaciones de los dos grandes pero se decantó por el azulgrana. Un año cedido en Granada antes de volar a La Masía, donde en tres años ha llamado la atención de todos. «Una adaptación espectacular, mucha personalidad y el tener sólo el fútbol en la cabeza» le han ayudado a ello, señalan desde el entorno del joven futbolista.

«Llegar al primer equipo son palabras mayores», advierten quienes han visto «caer a torres más altas». Pero lo cierto es que Pablo Moreno es «el jugador más valorado de la cantera a nivel deportivo», señalan. También en Can Barça sigue Jesús del Amo, en el juvenil B, que se marchó a la vez que Moreno. Quizá un día sean grandes estrellas de origen granadino.