Otra chirigota en Ipurúa
El Granada cae goleado ante un Eibar que se aprovechó de sus carencias defensivas para endosarle una manita que deja muy tocado al equipo de José Ramón Sandoval
Antonio Navarro
Lunes, 18 de enero 2016, 22:14
El Granada y el Eibar demostraron en Ipurúa por qué unos, los andaluces, están sufriendo lo indecible una temporada más para evitar caer en descenso ... y otros, los vascos, están situados en posiciones europeas con una plantilla barata, hecha deprisa y corriendo y cuyo principal mérito ha sido cohesionarse y demostrar una semana tras otra que es un equipo en el sentido más amplio de la palabra. Las cuatro victorias consecutivas que lleva en liga el cuadro de Mendilibar ya no sorprenden a nadie como tampoco lo hace la fragilidad defensiva del Granada, que ha encajado la friolera de 16 goles en sus últimos cuatro partidos oficiales.
Curiosamente no comenzó mal el choque para el Granada. El equipo de Sandoval saltó al césped de Ipurúa con la intención de no dejar triangular cómodamente a su rival y la presión rojiblanca dio sus frutos puesto que el Eibar no inquietó la portería de Andrés Fernández en la primera media hora de juego. Peñaranda pudo adelantar a los rojiblancos si hubiese estado algo más rápido a la hora de presionar al guardameta Riesgo tras un mal despeje en su área que terminó solucionando como buenamente pudo enviando el balón a saque de banda antes de que el delantero venezolano pudiera hacerse con el cuero y adelantar a los granadinos.
Sin embargo, la zaga rojiblanca se ha acostumbrado en los últimos partidos a cometer unas pifias que en categoría alevín ya pueden considerarse como fallos graves. Una perdida cerca del área y un posterior despeje al centro sirvieron como prólogo a un formidable centro de Keko desde la derecha que Inui remató bien en el interior del área (1-0). Sin tiempo apenas para que el Granada reaccionase tras el mazazo Keko nuevamente se aprovechó de la mala colocación de Biraghi para recibir otro balón por su banda, ganarle la partida a Lombán y ofrecerle un pase de la muerte a Sergi Enrich para que subiera el 2-0 al marcador. Era el minuto 37 y cuatro minutos más tarde una jugada casi calcada acabó con un nuevo servicio de Keko para Sergi Enrich que en esta ocasión el atacante del conjunto armero terminó rematando demasiado alto.
Sandoval buscó que el Granada se metiese en el partido dando entrada a Fran Rico y a El Arabi en el descanso. Rubén Pérez y Uche, amonestados ambos, fueron los jugadores sustituidos tras una primera parte en la que fueron de más a menos. Como ya sucediese en otros partidos como los disputados en Vallecas o en Las Palmas de Gran Canaria el Granada logró recortar distancias y meterse nuevamente en el partido. Fue gracias a un error de Dos Santos en un despeje en la frontal que dio lugar a que Peñaranda se anticipase a Riesgo y dejara el balón muerto en el área para que El Arabi lo empujase a gol. El delantero marroquí no fue felicitado por sus compañeros ni tampoco celebró el tanto con mucha euforia posiblemente pensando en una ocasión a portería vacía que no había sabido finalizar escasos minutos antes tras una buena jugada personal de Isaac Success.
La incertidumbre en el marcador duró tres minutos, que fue el tiempo que tardó Sergi Enrich en recibir un balón en la frontal del área rival, protegerlo bien ante la presión de Mainz y cruzarlo al palo contrario de Andrés Fernández (3-1). Ahí fue donde nuevamente se vio la fragilidad de este Granada sin rumbo.
Los rojiblancos no supieron atacar ni con balones rasos ni con balones altos y el Eibar se sintió como en casa ante las facilidades que le concedió su rival. Fue una chirigota la actuación defensiva del equipo de Sandoval, por llamarlo de alguna manera. Tras encajar dos goles casi idénticos nuevamente Keko entró por la banda izquierda del Granada y logró disparar sin ángulo obligando a Andrés Fernández a rechazar el balón y a terminar recogiéndolo del fondo de su portería después de que Borja Bastón cazase el rebote completamente solo en el área y lo empujara a gol. La imagen del Granada en defensa, y especialmente de Biraghi, fue dantesca, deplorable, triste. Los hombres de Sandoval bajaron los brazos a la espera de que finalizase una pesadilla en la que Borja Bastón también participó con un doblete después de que Enrich se marchase de Lombán con un caño y volviese a centrar al corazón del área ante la pasividad del lateral italiano (5-1). Para colmo de males Peñaranda se retiró lesionado y Mainz, ya en el tiempo de descuento, recibió un balonazo involuntario en el rostro que lo dejó mareado y que obligó al Granada a acabar el partido con diez hombres sobre el césped. El Eibar ya no quiso hacer más sangre. El blue Monday terminó siendo un día muy triste para un Granada que no dio la talla en Ipurúa y para su afición, que comienza la segunda vuelta de la misma manera que acabó la primera: teniendo que asimilar una goleada en contra.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión