Enfados con premio
5 dardos para el Sevilla FC – Granada
Rafael Lamelas
Sábado, 29 de noviembre 2014, 23:24
* El cabreo de un futbolista puede ser interpretado de muchas maneras. Cuando expresa una queja por no jugar, hay entrenadores que les etiquetan de ... egoístas y les retan a decir en público a qué compañero tendrían que relevar, para ponerles en cuestión ante el vestuario. Pero mosquearse no siempre es malo. Es peor cruzarse de brazos ante la adversidad, pasar de todo. El que se enfurece por estar orillado o por no actuar donde él considera que mejor expresa sus cualidades, demuestra también implicación en el proyecto, ganas de ser útil, nada de apatía. Quizás envuelve otro criterio al del técnico, que es el que mide hasta qué punto la queja le falta el respeto. Puede que Caparrós, a quien se le otorga el rango de general inflexible ante la dejadez, por fin haya reaccionado con Javi Márquez para medirse al Sevilla tras notar su crispación por no sumar ni un minuto ante el Almería, tras lo que se ha seguido esforzando en el día a día. O puede que la baja de Rochina le haya llevado a ese camino inevitable, si quería un armazón similar y sin elementos fuera de onda. El caso es que, como pasó con Piti, que en su caso lo hizo en rueda de prensa, el enfado de Márquez en la primera sesión de la semana confluye con sus huesos en el posible once titular, en un estadio complicado, allí donde Fabri disfrutó de uno de sus pocos momentos de gloria que le dejó la Primera división, Anquela naufragó hasta perder el puesto y Lucas fue triturado en una goleada que abrió Mainz con un gol en propia puerta. Para Caparrós, es su casa sentimental. A ver cómo le trata.
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