Nacer artista
Bajo control ·
juan torres colomera
Miércoles, 30 de septiembre 2020, 00:47
El domingo se produjo en la pista del Wanda Metropolitano un aterrizaje forzoso, precisamente cuando el Granada volaba plácidamente por la estratosfera inferior y unas ... turbulencias, inesperadas, lo obligaron a descender desde los treinta y seis mil pies y posarse en ella. La duda es si en Madrid se aterrizó para quedarse en la tierra o simplemente se hizo escala para seguir volando a Malmö.
Sinceramente, dio la impresión de que todos habían desembarcado ya en el aeropuerto sueco. Es humano. Pasar por primera vez a la fase de grupos de la Europa League supone marcar un hito en la historia de este nonagenario club que, además, este año trata de dar un salto de calidad en la confección de la plantilla.
En el horizonte más cercano está familiarizarse regularmente con el fútbol que practica la clase media y si es posible la jet set. Codearse con los grandes como sucedió en los años setenta. Mitigar el esfuerzo extenuante derrochado el curso pasado con la llegada de más técnica y destreza al vestuario. Acercarse, en una palabra, a la excelencia futbolística aunque obviamente, no va a resultar fácil conseguirlo.
La palabra más repetida por Diego Martínez desde la pretemporada es paciencia. La pide para el equipo y supongo que para él también. Está en su derecho y merece que le sea concedida. Tiene mucho trabajo por delante. Pablo Picasso dijo: Todos los niños nacen artistas. El problema es seguir siéndolo cuando crecen.
El nuevo Granada se encuentra inmerso en ese proceso. Mañana debe atravesar el Puente de Oresund. El mismo que en la magnífica serie escandinava Bron, la inspectora Saga Norén cruzó a diario para resolver los casos adscritos a la comisaría de Malmö.
Resuelva mañana o no, de modo satisfactorio, la eliminatoria en la ciudad sueca, este Granada de Diego Martínez nació artista. Ahora tiene el reto de seguir siéndolo.
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