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Padilla, el segundo por la izquierda, vivió sus mejores años en Granada. R. I.
Muere Andrés Padilla, un héroe del segundo ascenso a Primera del Granada
In Memoriam

Muere Andrés Padilla, un héroe del segundo ascenso a Primera del Granada

Fraguó una preciosa amistad con Ben Barek y, sobre todo, con el difunto Luis Aragonés

Fran Rodríguez

Granada

Domingo, 16 de agosto 2020, 20:43

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Hoy, a la edad de 88 años, ha fallecido el malagueño Andrés Padilla, que defendió la camiseta del Granada de 1952 a 1958. El mediocentro llegó a un club en apuros y terminó siendo protagonista del segundo ascenso a Primera en la historia rojiblanca. De hecho, el año de su llegada, el Granada evitó el descenso por una controvertida decisión en los despachos.

En una limpia de vestuario, el club se fijó en un joven con talento para la medular: Andrés Padilla. Llegó procedente del Atlético Malagueño y se ganó el respeto de los más veteranos, que se apoyaban en su descomunal poderío físico. Entre ellos, hizo muchas migas con Millán. En el campo, cuentan, sus compñaeros le comparaban con un poderoso ferrocarril británico, lo que ahora sería un 'box to box'. Su primer año en Granada no fue sencillo; se salvó la categoría sin muchos apuros sobre el verde, pero sí en las arcas. No obstante, bajo la presidencia de Osorio Morales llegó la tranquilidad económica y se aseguró la continuidad de jóvenes prometedores como Andrés Padilla.

Tras cuatro años en Segunda en los que se rozó el ascenso, por fin en 1957 se lograría, ganando además el Campeonato de Segunda. Padilla era indiscutible y lo vivió junto al mítico Ben Barek, al que aleccionó en el castellano e hizo una amistad que ha durado hasta su final.

Pero en materia de amistades destaca la que fraguó con el 'Sabio de Hortaleza'. Tras un año en Primera donde jugó un solo partido, Padilla dejó el Granada por el Recreativo de Huelva. Su desencuentro futbolístico con Scopelli fue rotundo. En Huelva fue donde coincidió con Luis Aragonés. Su calidad humana le hizo ganarse un hueco en el corazón del después seleccionador nacional, que consideraba a Padilla un gran jugador. «Era increíble ver el trato de Luis Aragonés con mi padre. Vivimos muy de cerca la confección de la España campeona de Europa en 2008. Aquellas charlas entre ellos me marcaron», cuenta su hijo Juan Carlos.

Su familia reconoce que, aunque malagueños, crecieron granadinistas por su padre. «Íbamos cada domingo al estadio cuando ya no jugaba. Candi le dio un pase cuando era presidente. Él se iba a Granada hasta hace poco a dar un paseo. Estaba enamorado de la ciudad y de aquellos años que pasó. Fueron su vida entera», relata emocionado. «Aquí todos van con la medalla de su cofradía de Semana Santa, pero mi padre iba con su insignia de oro del club», confiesa sobre Andrés, eterno héroe y aficionado, una vez retirado, del Granada. Tuvo posibilidad de ver un encuentro ante el Cádiz en Los Cármenes en las últimas temporadas, cuando ya no tenía tanta relación con el club que amó y que reinó en su corazón hasta su último latido. Descanse en paz.

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