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Quini progresa rodeado de contrarios durante el encuentro de ayer en Pamplona'. LOF
Granada CF

Martillazo en falso y derrota

El Granada sucumbe en los altos hornos de El Sadar cuando tenía amarrado un empate ante un Osasuna que nunca quiso firmar las tablas

Manuel Pedreira

GRANADA

Lunes, 4 de febrero 2019, 00:26

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El Sadar no parecía un campo de fútbol. No lo parecía porque no lo es. El Sadar, estampa de estadio antiguo, techumbres sostenidas con postes, ... aroma de Atocha o de Goodison Park si no fuese porque el Everton no viste rojo sino de azul, no es un campo de fútbol. El Sadar es una fábrica, unos altos hornos del fútbol, un lugar donde se trabaja el cilindro, el pistón y el hierro candente. Una fundición que precisa de brazos enérgicos e incansables y donde no hay lugar para los martillazos en falso. Y en esa fundición, el Granada terminó fundido por un martillazo blando, sin alma, de uno de los suyos, que dejó el balón en los peores pies posibles, los de Rubén García, el máximo asistente de la liga, el encargado de botar las faltas de su equipo, el maestro fundidor del Atlético Osasuna, que fusiló sin piedad a un estático Rui Silva.

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