Mariño, Villar y Trigueros: grados de confianza por encima de la táctica
El Granada reacciona ante el 1-1 del Almería con tres pivotes de nuevo, pero también con individualidades que son necesarias
1. La confianza lo es todo en una actividad tan emotiva como el fútbol, un deporte colectivo que con frecuencia se resuelve mediante acciones individuales. ... La reacción del Granada a los minutos de insistencia del Almería tras el 1-1 presenta un detonante táctico con el ingreso de Manu Trigueros y la restauración del sistema con tres pivotes, pero sobre todo se sustenta en la inspiración de varios futbolistas, incluido el propio centrocampista talaverano.
2. Sin el paradón de Diego Mariño a Luis Suárez, quizás no se había brindado un escenario propicio para que el asunto se decantara para los nazaríes. Si Gonzalo Villar no le hubiera sacado brillo a su bota desde la distancia, tal vez el entuerto habría seguido atascado más minutos, en desenlace imprevisible.
3. El caso es que su diana no solo devolvió la ventaja en el marcador a los locales, sino que les insufló esa energía atómica que supone la motivación ante el resultado favorable. Fue entonces cuando sí se percibió que contar con tres en el ecuador del campo le daba empaque al Granada, en contraste con un Almería que empezó el partido con tres en la zona, pero al que las prisas invitaron a desarmar el sector para apostar por perfiles de ataque.
4. En ese contexto, Trigueros, que tiene un tacto sutil, le sirvió a Miguel Rubio el remate que aclaró las cosas y que en caso de empate clasificatorio auparía a los de rayas horizontales frente a los vecinos. No fue lo único que hizo, porque influyó en que el ritmo se acompasara a la voluntad de los anfitriones, quienes ya no necesitaban el correcalles.
5. De las dudas con las que afrontaba la jornada, Fran Escribá y los suyos pasaban a una recarga drástica de autoestima, justo antes de dos desplazamientos en los que el Granada, de una vez por todas, tendrá que dejar los palos de ciego y verificar sus aspiraciones reales.
6. Mariño venía de sufrir en Tenerife, débil en el tanto de falta de Luismi Cruz, y sujetó a los rojiblancos cuando la UDA más apretó. Aunque en la diana de Melero pudo hacer algo más, se resarció sobre todo en el cabezazo de Luis Suárez. Fue el último arreón visitante antes de que el Granada recuperara el timón, cuya consecuencia fue la llegada de dos celebraciones.
7. Villar tuvo mucho que decir al respecto. Su talento está fuera de toda duda, pero a veces no lo saca a la luz por su tendencia a tomar decisiones enrevesadas. Después de ellas, aunque no lo confiese, da la impresión de que se come mucho la cabeza recordando estos fallos, lo que resta naturalidad a su juego y le genera un estado melancólico poco propicio.
8. Quizás su golazo le desbloquee, pese a que lo principal es que no confunda la intensidad con lo agresivo y que sepa que la prioridad en su posición es engatusar el balón y agilizar las progresiones con sus pases.
9. Trigueros ha representado en el pasado aquello a lo que ha de aspirar Villar en su carrera. La del ex del Villarreal ha entrado en sus últimos años, pero no significa que se le haya agotado la mecha, pese a que lo ha parecido durante muchos meses. Ahora, más entonado, su cuerpo se mueve con agilidad, aunque parece que es su cabeza la que se ha sintonizado.
10. La Segunda división es una categoría que a veces engulle a los jugadores de calidad, pero cuando se adaptan, pueden ser diferenciales. Lo que luce en Los Cármenes ha de tener su eco fuera.
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