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El Granada rescata un punto pasado por agua
Los rojiblancos gozaron de enormes ocasiones para adelantarse, pero se vieron obligados a reaccionar de nuevo hasta firmar las tablas en un derbi vibrante bajo la intensa lluvia final
Rafael Lamelas
MÁLAGA. Enviado especial
Jueves, 8 de diciembre 2022
El Granada rescató un punto de Málaga pasado por agua. No superó el trauma de forastero en un encuentro que se torció cuando parecía a ... pedir de boca. Su fútbol rozó lo excelso en el primer tercio del partido, pero ninguno halló la red de Yáñez. El equipo dio lugar a una respuesta letal de Rubén Castro. Los rojiblancos, de fogueo, se conjuraron en la insistencia hasta que Callejón desafió a los anfitriones con el estoque. Desde entonces, igualdad, en el campo y en el resultado, con una recaudación pobre para unos y otros.
Los nazaríes ya no están en el diván de antes, pero le persigue un complejo. La escuadra actual se ha revitalizado, tiene fe en que el juego le recompense, pero al final este es un deporte con muchas expresiones, pero un idioma único en las áreas. En la ajena hay que marcar y en la propia, protegerse. Una vez más, al Granada le tocó remar contra corriente. Con el Alavés remontó. Frente al Málaga, una equis en la quiniela. Poco para engancharse a la cabeza, aunque sus maneras sean para seguir teniendo fe.
Málaga
Yáñez; Hervías (Jiménez, m. 46), Burgos, Escassi, Ramalho (Loren, m. 72), Fomba (Dani Lorenzo, m. 63); Genaro, Muñoz (N'Diaye, m. 46), Febas; Villalba y Rubén Castro (Chavarría, m. 85).
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Granada
Raúl Fernández; Ricard Sánchez (Quini, m. 64), Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Petrovic, Meseguer, Óscar Melendo (Bryan Zaragoza, m. 64), José Callejón (Soro, m. 91); Myrto Uzuni (Arezo, m. 91) y Jorge Molina (Perea, m. 73).
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GOLES: 1-0, m. 37: Rubén Castro; 1-1, m. 62: José Callejón.
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ÁRBITRO: Gálvez Rascón (comité madrileño). Amonestó a los locales Escassi (m. 72), Reina (m. 83; en el banquillo), Loren (m. 84) y N'Diaye (m. 90); y a los visitantes Ricard Sánchez (m. 9) y Meseguer (m. 76).
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INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 19 de LaLiga Smartbank, disputado en el estadio de La Rosaleda, ante 12.191 espectadores.
Con el mismo equipo que goleó al Alavés, solo recuperando a Raúl bajo palos, Paco López buscaba el fin del trauma del Granada a domicilio. El Málaga parecía una víctima propiciatoria, pero se puso contestón, aunque durante la mayor parte del primer tiempo sobreviviera orillado en su orilla de La Rosaleda.
Salió el Granada con intenciones dañinas, pero enseguida se desplegaron algunos de los motivos de su problemática como visitante. Uzuni, un terrorífico Black Hawk en Los Cármenes, suele perder las hélices cuando trata de volar por otros lares. El festival de pifias en el área del albanés fue antológico, más desafinado que Quevedo sin 'Autotune'.
Todo empezó con un giro de cuello como si tuviera tortícolis, que le salió hacia el lado contrario. Callejón probó desde lejos, pero Yáñez respondió, un portero dubitativo con el balón, como en los peores días de Unai Simón. Uzuni le iba a perdonar de nuevo en una combinación primorosa con Jorge Molina, que estaba dando un máster de movimientos de apoyo y pases en continuación. El 11 parecía objeto de vudú en un pase atrás del alcoyano que golpeó con la pezuña primero y que luego chutó fuera con toda la portería a su izquierda, como si le diera repelús marcar.
Uzuni se desesperaba. Corría como un galgo hambriento en la presión para compensar sus errores, pero en fútbol no tiene piedad con los misericordiosos en el área contraria. Raúl tuvo que despejar un tiro de Febas, en un primer aviso del Málaga de que estaba contra las cuerdas, pero no sonado. El Granada crecía suspendido sobre Meseguer, pleno de confianza como mariscal, pero el gobierno no se concretaba e iba a aparecer un cazador furtivo con la escopeta vieja, pero llena de pólvora. Rubén Castro rascó a la espalda de la defensa y encontró espacios de huida. Tuvo clemencia en un primer tiro con la zurda, tras un recorte que dejó clavada a toda la zaga, pero Raúl puso las manoplas. El canario se quedó ofuscado, dispuesto a ajustar su mirilla. Recibió en la frontal, algo escorado, y colocó el pie bajo el balón, para diseñar una comba de las que lijan la escuadra por dentro.
La afición rojiblanca reaccionó animando con cariño comprensivo. La local se entusiasmó con el fin de la sequía de su matador. El fútbol es así, no pone los méritos en una balanza, sino que premia al preciso y castigo al obtuso, aunque sea insistente.
Señal inequívoca de que el partido no le estaba gustando a Pepe Mel, pese a su ventaja, estuvo en las dos variaciones que aplicó al descanso. De jugar con tres centrales pasó a línea de cuatro, mientras que reforzó la medular con N'Diaye para tratar de atascar a Meseguer. Los blanquiazules salieron pintones al segundo acto y Esteban Burgos, incorporado, remató con la testa en busca de la meta, pero reaccionó Raúl. En cualquier caso, parecía en situación de fuera de juego.
Esos chispazos los trató de contener el Granada extendiendo su buen trato de la pelota, que dirigía bien hasta el sector de los desenlaces. Templados los nervios, se inició un goteo de llegadas, algunas malogradas por la impericia de Neva en los centros. Otro, por la respuesta de Yáñez a un intento de Molina que le buscó el hueco entre las piernas, pero la bola no rodó cómoda hasta el agujero. A Callejón le estiró Genaro la camiseta en el área, pero Gálvez Rascón, ni sus ayudantes televisivos, estaban por contribuir a la reducción de diferencias.
Se calcaban las impresiones del periplo inicial. El Granada cortejaba sin declararse, como un 'pagafantas', hasta que Callejón se hartó de preámbulos y noñería. Melendo le vio, el motrileño recortó agudo y descargó con furia, con un dedo señalando a la curva nazarí.
Paco López detectó que era el momento de soltar a Bryan Zaragoza y eliminar preocupaciones en el lateral diestro con Quini, ante la amarilla de Ricard. Sorprendió que saliera del cuadro Melendo, que estaba repartiendo golosinas, pero el entrenador quiso preservar la misma distribución del 4-4-2.
Maleficio de Uzuni
Uzuni seguía bajo maleficio y Molina lo buscó tras un tropezón de Bryan, pero Yáñez le adivinó la intensión en raso. Paco López reorientó a Callejón junto a Uzuni, pero el que cimbreó a los rojiblancos fue Loren, hijo de Zúñiga, aquel extremo de la época de Segunda B. Quini salió a evacuar el sector.
El partido se abría, con el Málaga tirando de pizarra, amenazante por las alturas, buscando carambolas. El Granada trataba de encontrarse tras las sustituciones. La lluvia irrumpió en la escena para darle el toque británico al derbi y pasaron cosas. Loren pugnó con Rubio y el joven se desarmó. El árbitro pitó penalti, pero hubo llamada a consultas. El chaval había exagerado la caída justo antes del impacto con la cadera del central y Gálvez Rascón rectificó y lo amonestó.
El apaño espoleó al Málaga en una acometida de Villalba y el Granada ya no veía tan mal el empate, pero Callejón no se conformaba. Una falta a la cruceta fue su último servicio, reemplazado junto a Uzuni para dar el alargue a Soro y Arezo. El maño la tuvo en un aislado centro de Bryan, blando en el cabeceo.
Los vecinos se despidieron empapados y con un punto cada uno, que al Málaga le sacó del farolillo rojo, aunque igualando al Ibiza, y al Granada fuera del 'play off'. La jornada era propicia, pero sus zarpas tenían las uñas cortas.
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