Una luminaria que fue crucial en varias citas clave
Alejandro Pozo fue uno de los refuerzos que más ilusionó a la parroquia rojiblanca
Rafael Lamelas
GRANADA
Lunes, 24 de junio 2019, 02:56
Alejandro Pozo fue uno de los refuerzos que más ilusionó a la parroquia rojiblanca. La afición suele tomar la matrícula a aquellos futbolistas que, ... con la camiseta de un contrario, llegan a Los Cármenes y montan el taco. Pozo, enfundado en la elástica del Sevilla Atlético, había contribuido al triunfo del filial en el estadio la temporada pasada, en una matinal en la que los nazaríes estrenaban el liderato. Provocó un penalti e hizo diabluras por el costado zurdo. El colista se impuso 1-2, en una cita en la que Fede San Emeterio marcó el segundo tanto.
Pozo destrozó la cintura de Chico Flores cuantas veces quiso. El extremo quedó apuntado en la lista de talentos apetecibles en caso de posibilidad de incorporación. En cuanto el Granada fue consciente de que el cuadro de la capital andaluza sopesaba su cesión para que adquiriera madurez en Segunda, los rojiblancos se lanzaron al escaparate. La presencia de Diego Martínez como preparador, que lo había dirigido, contribuyeron a que Pozo se terminara de decantar. Problemas con el tope salarial de LaLiga retrasaron su inscripción, pero una vez resuelta esta cuestión burocrática, pasó a formar parte de las alternativas en los costados de los de rayas horizontales.
Desde muy pronto se vio que Pozo era una auténtica luminaria, aunque el balance de la campaña no sea tan alentador porque ha ido de más a menos. Hubo una pase, tras los primeros partidos del campeonato, cuya aparición era siempre sinónimo de gol. Abrochó el triunfo en Almendralejo frente al Extremadura con un tanto de bandera. Se revolvió entre rivales y ajustó un tiro a la escuadra. Club y entorno fueron conscientes de la imaginación, desborde y calidad que atesoraba. Fue crucial con sus dianas para derrotar a Mallorca y Almería en casa, y al Nástic fuera. Todos ellos partidos resueltos por 1-0 (o 0-1 en el caso de los tarraconenses).
Cuando parecía que se consolidaba en la titularidad y que, pese a su juventud, podía ser uno de los líderes del ataque, todo comenzó a ralentizarse. Primero le llamó la selección española sub-21 para un amistoso en noviembre. Esto afectó al Granada, pues la Segunda división no para cuando hay ventanas de selecciones nacionales. Luego fue perdiendo confianza en sus participaciones, en continua pugna sobre todo con Antonio Puertas por un puesto en la titularidad. La incorporación de Dani Ojeda en el mercado invernal aumentó las alternativas en las demarcaciones por las que se suele mover Pozo. Él no acababa de estar fino y alguna lesión también le empezó a lastrar. Fue perdiendo foco, hasta convertirse en uno más del regimiento de suplentes, con minutos testimoniales. Sin embargo, nunca puso mala cara y siguió involucrado en la causa colectiva. En el Carlos Belmonte, Diego necesitó de él como carrilero en la derecha, con el fin de que afilara la banda pero también ayudara en defensa para detener al local Bela. Lo hizo a la perfección y su equipo ganó, dando un paso decisivo en su lucha por el ascenso. Quizás no se ha consagrado como esperaba pero es tan joven que tiene mucho que decir.
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