«A Loïc le dan igual el rival y el escenario»
Dos excompañeros del central del Granada en el Atlético Paso del que le fichó el Tenerife, Ayoze y Guti, rememoran cómo «escuchaba a los veteranos y entrenaba al máximo»
Loïc Williams era todavía «un desconocido» incluso para sus propios compañeros en el Atlético Paso canario del que le fichó el Tenerife –con el que ... este sábado se reencuentra en Los Cármenes–, cuando un buen día impresionó a sus capitanes. «Habíamos salido una tarde después de entrenar a buscar 'charcos' por La Palma para darnos un baño, como solíamos hacer sin que él viniera nunca, cuando de repente escuchamos unos balonazos contra una pared y le vimos chutando un balón él solo», comparte Gustavo Rodríguez, 'Guti'. «Resultaba que el entrenador le había comentado que tenía que mejorar con la pelota y se puso a ello nada más decírselo, sin esperar a otra semana al tener partido al día siguiente», rememora. De ahí que ni a él ni a Ayoze Placeres, otro de los líderes de aquel equipo, les sorprenda su rendimiento ahora en el Granada.
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«Nos resultó curioso y nos empezamos a reír mucho con él en el grupo de WhatsApp del equipo, haciéndole ver que si seguía entrenando así llegaría al fútbol profesional», añade Guti. Ayoze también recuerda que una vez, y en el mismo día de un partido en esa ocasión, le vio haciendo ejercicios de fuerza y con balón en el patio de la terraza del complejo de apartamentos que compartían los futbolistas: «Sudaba como si le fuera la vida en ello para compensar por si acaso no era titular». «Al principio no jugaba mucho, también porque tuvo varias lesiones, pero solo había que verle caminar para ver que llegaría donde está», acuerdan.
«Loïc se ganó el respeto de todos a base de entrar fuerte hasta en los entrenamientos», apunta Ayoze. Guti, de hecho, tuvo que reprocharle una vez su intensidad al impactar con las cabezas durante un ejercicio de estrategia pasiva 24 horas antes de un partido. «Le pedíamos que no fuera tan agresivo, pero nos contestaba que esa era su manera de vivir el fútbol y que no tendría sentido si no lo viviera de esa forma», comparte este último, no sin añadir que también en el vestuario del Tenerife le llamaron la atención por eso mismo.
«Salía a amarilla por partido»
«Es tan fuerte que a veces no medía las entradas y ese impulso le costaba bastantes tarjetas en la competición, pero era normal para su edad y casi que mejor pasarse que no ir de verdad a los duelos», viene a excusarle Ayoze. «Una de las cosas en las que le insistíamos cuando salíamos a tomar café era en que no se tirara tanto hacia los rivales ni cometiera tantas faltas, que no podía salir a amarilla por partido, pero siempre terminábamos riéndonos. Se le veía que no tenía techo a poco que corrigiera ese par de detalles», completa Guti.
«A los más veteranos nos escuchaba mucho y a día de hoy mantenemos una buena amistad y todavía solemos hablar a menudo», se congratula Guti, para quien Loïc Williams fue «una persona muy querida en el vestuario del Paso porque además se dejaba querer». «No aparentaba la edad que tenía y ya se le veía muy preparado y con las ideas muy claras. Seguirá yendo a más porque es como una esponja», sigue la misma línea Ayoze, también central zurdo, a cuya izquierda jugó el ahora granadinista en muchas ocasiones como parte de una línea de tres. «Y tiene calidad suficiente como para jugar incluso de lateral», avisa.
Tanto Guti como Ayoze vuelven a reírse al recordar cómo a Loïc Williams «le gritaban desde la grada cuando se levantaba la camiseta y se le marcaban los abdominales y el pecho». «Era callado y muy humilde, pero eso le ponía como una moto», bromean.
Ambos celebran lo bien que le va ahora en el Granada, aunque su salida por 600.000 euros fuera para Guti «una operación nefasta para el Tenerife siendo la joya que era». «Tiene todas las condiciones como para jugar en Primera pronto, porque además le dan igual el rival y el escenario cuando compite», recalcan.
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