La última bala
La otra mirada ·
Frente a esta amenazadora situación y a la falta de respuestas deportivas, el último reducto es la pasión sin atender a razones de mayor poso lógico«Tengo que sacarles una sonrisa a todos, en especial a la afición», dijo el bueno de Sandoval hace unos días a IDEAL. El técnico ... madrileño, que se siente capacitado para sacar adelante esta deplorable situación, intentará darle vida de nuevo para llenar de combustible a un equipo en reserva que tiene que correr como un Fórmula Uno. Llegados a este punto de imposible retroceso ni aparentes reparaciones terrenales, que puede ser punto final si el Granada no gana al Cádiz esta noche, el espíritu del club (su historia y su afición) se aloja en el corazón como único argumento para seguir luchando por la salvación. Esa última bala incorpórea pero perfectamente visible en la recámara de los atormentados, apunta a la sien de los sentimientos, a la confluencia de miles de almas reacias a la rendición. Consumidos tantos partidos, tantos entrenadores y tantas excusas... Agotadas todas las reflexiones y aplazadas las más duras para el final ocurra lo que ocurra... Casi marchita la esperanza y la fe en los jugadores y evaporadas todas las ilusiones de grandeza, el drama del descenso está invitado a cenar en el Nuevo Mirandilla, que intentará cerrarle hoy las puertas no tanto al rival como al fatalismo que se ha instalado en el equipo como una enfermedad terminal.
Frente a esta amenazadora situación y a la falta de respuestas deportivas, el último reducto es la pasión sin atender a razones de mayor poso lógico. No le queda al Granada aire ni músculo ni sangre competitiva. Tampoco tácticas, sean de pizarra o psicológicas. Sin embargo, vive, aunque sus latidos sean imperceptibles, y de su afición va a recibir una transfusión de apoyo, la enésima. Dura e incondicional, como una madre protectora, la afición sigue al pie del mismo cañón que ya ha utilizado para disparar su ira. No es un partido más, pero, a fin de cuentas, es un partido. El fútbol es así de ingenuo en ocasiones, y todas las informaciones de las que dispone son hojas en blanco antes de empezar un encuentro. Se deja sorprender y sorprende.
Los seguidores, en casa y fuera, derrotados en el marcador, pero invencibles en el ánimo, volverán a iluminar con su fe incombustible, o lo intentarán, a un equipo metido en un asunto muy grave. Si no gana esta noche al Cádiz, su última y única referencia para continuar peleando por la permanencia en Primera división, el equipo granadino irá preparando su funeral deportivo. Por su bien y sin astros ni planetas a media luz, el conjunto rojiblanco debe sumar los tres puntos ante un enemigo que llega a esta situación con ventaja. El Granada se presenta a este derbi andaluz hecho un trapo, pero su nuevo entrenador no tira la toalla en un encuentro que no admite otra salida que el triunfo. La grada ha demostrado durante la presente campaña una pasión por sus colores que se aproxima bastante a ese sentimiento entre un padre y un hijo. Solo desde ese cariño se puede entender el tremendo enfado que demostró en la última derrota en Los Cármenes tras la enésima decepción. Los jugadores tienen la última palabra. Y que no sea rendición.
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