Opinión Granada CF
Excesiva elocuenciaBajo control ·
Centrarse en lo accesorio descuidando lo principal ha terminado por adentrar al equipo en el laberinto de la irregularidadJuan Torres
Granada
Martes, 13 de mayo 2025, 19:05
Resulta difícil asimilar la filosofía de Fran Escribá, cuyas decisiones terminan redundando en un cúmulo de contradicciones y sorpresas. Sus comparecencias suelen convertirse en verdaderas ... odas filosóficas, pues son las suyas disertaciones de tal brillantez y tan llenas de eufemismos que resultan agradables para el escuchante, pero perniciosas 'a posteriori' para el equipo, porque al balón se le suele tratar con el pie y no susurrándole bellas frases al oído. En fútbol, el exceso de elocuencia suele distraer de la realidad. Se desconoce si las charlas dentro del vestuario conllevan idéntica facundia, pero tras escuchar a Gonzalo Villar al término del partido frente al Eibar pudiera darse esa coincidencia. «No entendimos el sistema», manifestó el jugador.
Y es que centrarse en lo accesorio descuidando lo principal ha terminado por adentrar al equipo granadino en el laberinto de la irregularidad, del que le va a ser difícil salir. Una de cal y otra de arena. Un partido brillante y otro adverso. Un recital y una decepción. Un rayo de luz y el ocaso.
Una cualidad negativa, la irregularidad, que viene provocada, quizás, por la reiterada alteración de sistemas, alineaciones y futbolistas que lleva a efecto Escribá buscando no se sabe qué, y habitualmente culmina en la prominencia del adversario que tiene enfrente.
Una práctica u obsesión –según se estime– la de tanta alteración, que al final incide en un desorden táctico y psicológico que afecta negativamente a todo el equipo y especialmente al propio banquillo, convertido frente al Eibar en un refugio antiaéreo de cuyo fondo costó salir en distintas fases del partido a sus inquilinos.
Dijo Benjamin Disraeli, político y escritor británico: «Mi propia elocuencia me embriagó». Pues eso. Excesiva elocuencia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión