Escribá y La Gioconda

Unas fechas donde no tienen cabida la mentira, la hipocresía y la falta de empatía con los demás y, aun así, sus señorías se marchan de vacaciones dejando un regusto amargo y áspero en la población, y un halo de incertidumbre sobre cómo regresarán al hemiciclo.

Igualmente, los integrantes del Granada se han marchado de vacaciones navideñas, pero con menos deslices que la clase política. Sin embargo, han dejado también cierto sabor agridulce y un nimbo grisáceo rodeando el futuro de la segunda vuelta, que debiera ser disipado lo antes posible.

No obstante, se valoró positivamente el empate conseguido por el Granada en Eibar, donde luchó contra sí mismo y contra la estadística, ciencia que venía influyendo en el ánimo general, liberado este tras evitar la derrota.

También lo hizo contra sus propios errores y, como es Navidad, regaló otro gol por jugar demasiado hacia atrás. Una pertinaz costumbre de todos los equipos actuales que redunda en muy poco beneficio. Cuando con Xavi y Busquets se jugaba de esa manera, había un propósito que habitualmente se cumplía. Tener el balón para sorprender. Hoy se pierde el tiempo y el balón, y se termina beneficiando más al equipo contrario.

Precisamente entre los contrarios se encontraba el sábado Antonio Puertas, quien se encargó de recordar a los dirigentes granadinistas que le abrieron las ídem de manera incomprensible, si se analiza con detenimiento la plantilla actual.

Fran Escribá manifestó antes del partido frente al Eibar que querían irse de vacaciones con una sonrisa. Finalmente lo han hecho con media. Como la de La Gioconda. Y es que viendo el devenir del partido más vale media sonrisa que ninguna.