Misterios por resolver

Una conducta loable de la afición que se mantuvo hasta el final del encuentro, pese a que el Cádiz, durante gran parte del mismo, trataba de alcanzar la excelencia en picaresca, mientras el Granada intentaba conseguirla a través del juego, sin éxito final en el marcador.

Fran Escribá, que se había asomado en Gijón al observatorio táctico de modas posicionales y guarismos, saliéndole bien, supo dar un paso atrás este sábado y volver sobre sus principios, aun empatando. Mantener firme el rumbo cuando en base a este suele llegarse con frecuencia a buen puerto, resulta ser una apropiada manera de superar las marejadas.

El entrenador granadinista se esmera igualmente en motivar al grupo para convencerlo de que todos son necesarios y todos cuentan para alcanzar el objetivo final. Unas decisiones, las de las alineaciones versátiles, que reflexionadas por Escribá resultan convincentes, pero terminan abriendo debates externos sobre su iterativa idoneidad.

Pese a las buenas intenciones de Escribá hay futbolistas que no jugaban, o lo hacían poco, cuando exhibían virtudes que parecían superar las de otros compañeros. Eran misterios por resolver. No hace mucho se despejó el de Loïc Williams y últimamente se han resuelto los enigmas de Insua, Oscar o el sábado el de Rodelas. Sigue faltando el de Rubén Sánchez. Y, aun así, el equipo va manteniendo el equilibrio.