No son élite

En primer lugar, la propiedad como tal carece de esta posibilidad de calificación ya que deja mucho que desear su distante actitud en todo momento, demostrando un nulo sentido de pertenencia, base de la pirámide de cualquier proyecto que se precie. En segundo lugar, la dirección deportiva, a pesar del cambio de cromo una vez empezada la temporada, ha brillado por su ausencia. Hay clubes en los que el director deportivo convoca una rueda de prensa y da explicaciones si la situación lo exige o el entorno lo merece. Múltiples momentos han reunido ambos requisitos y absolutamente nadie ha salido a la palestra para realizar un ejercicio de honestidad. A nivel técnico, el timón del barco ha pasado por hasta tres entrenadores. Todos sabían los tripulantes que los acompañaban, así como las características de la embarcación. Por supuesto, también eran conocedores del contexto donde debían navegar o, al menos, evitar la deriva. Todos lo sabían, pero también es cierto que dirigir un club en élite, egoístamente, les interesaba además para relanzar o reconducir sus carreras. En tercer y último lugar, por supuesto que los jugadores son responsables de la situación. Es evidente que no son los únicos culpables, pero han dejado claro que no forman parte de ese selecto grupo que puede competir en la élite del fútbol español. Son profesionales, y no se duda de su compromiso, pero no son élite.

Paradójicamente, muchos de los miembros del club citados como responsables de este fracaso tendrán un nuevo proyecto en Primera división. Este deporte tiene poca memoria, desgraciadamente, pero la afición nazarí sí. No se lo merece. Reflexionemos pues.