Inyección de confianza para un Nápoles que se impuso a la Juventus (1-0)

Y es que lo cierto es que la tarde no comenzó bien para los 'gli azzurri' que perdieron a su portero titular en el calentamiento. En el once se había anunciado la participación del colombiano David Ospina, que se lesionó en los ejercicios previos al partido. Tuvo que atajar en su lugar el joven Meret, a la postre héroe local.

Al margen del cambio en la portería y las bajas en la defensa, el próximo rival del Granada no se guardó nada en el banquillo. Solo Fabián Ruiz, aún volviendo tras lesión, se quedó en el banquillo. Los primeros minutos fueron de dominio napolitano, presionando los de Gattuso muy arriba, aunque desorganizados. Po eso a la Juventus no le costaba salir triangulando y fue encontrando el ritmo que buscaba. Pero ese paso adelante de los de Pirlo no se tradujo en ocasiones, mientras el Nápoles sí ponía en apuros a Szczesny.

En una de esas aisladas y directas llegadas locales, Chiellini quiso hacerse grande en el área abriendo los brazos, dando un manotazo a Rrahmani. El VAR avisó del penalti e Insigne, el jugador con más calidad de los de Gattuso, puso el lanzamiento en la escuadra. Quiso responder la Juventus, pero ni Morata ni Cristiano tendrían su día, a pesar de gozar de ocasiones muy claras.

El segundo tiempo cambió por completo el panorama del partido. El Nápoles renunció al balón y los turineses sometieron a un auténtico bombardeo a Meret. El portero, que debía ver el duelo desde el banquillo, salvó al Nápoles con varias paradas a bocajarro. Logró empatar la Juve en un gol ilegal que el VAR anuló. Los de Pirlo acabaron desesperados sin poder empatar. Podrían haber estado jugando tres días que no habría logrado atinar con la meta rival.

Así, el Nápoles venció la que era una final para su técnico, Genaro Gattuso, al que le ronda el despido cada semana. Esta victoria salva su cuello y es sin duda una inyección de moral para el siguiente examen, que será ya en Granada. Antes, tendrán que recomponer un equipo que acabó con molestias físicas muy notorias.

El entrenador dio algo de descanso a Insigne (metiendo al exceltista Lobotka), pero mantuvo en el terreno de juego a jugadores como Oshimen e Hirvin Lozano. El mexicano acabó cojo por un tirón, luchando sin tirarse al suelo y teniéndo que ser acompañado a los vestuarios tras el partido. El club informó que someterá a Ospina a unas pruebas a principios de la semana, igual con aquellos que acabaron con molestias.