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'Hombrada' espectacular del Granada
El equipo encajó en el arranque del segundo tiempo pero logró remontar en los minutos finales en un alarde de pasión
Rafael Lamelas
GRANADA
Domingo, 16 de febrero 2020, 02:16
Para este Granada de época, el cansancio es una pamplina. No hay merma alguna que pueda con su capacidad para reponerse a cualquier desastre, ... aunque a algunos les duelan hasta los huesos. El equipo pareció más cansado al comienzo que en la conclusión de un encuentro de cierre sideral, con un final vertiginoso, de éxtasis. Al grupo le dio un subidón de adrenalina para remontar al Valladolid, que se las prometía felices tras el gol de Sergi Guardiola, extraña carambola de poste a poste que pilló despistado a Rui Silva. Diego Martínez encendió tres luminarias. Ingresaron Machís, Puertas y Fede Vico, que se repartieron el departamento de conexión con la vanguardia y papeles estelares en los dos goles. Centró el venezolano para que Puertas iniciara la hombrada, rematando precisamente con la parte que une su cuerpo con el brazo, cuestionado por el revisor del VAR, cuatro minutos de suspense entre pantallas y auriculares, pero el árbitro impuso su criterio. Concedió el tanto.
Granada CF
Rui Silva, Foulquier, Victor Díaz (Puertas, m.60), Germán, Martínez, Neva, Gonalons, Yangel Herrera, Vadillo (Vico, m.71), Gil Dias (Machís, m.52) y Carlos Fernández.
2
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1
Real Valladolid
Masip, Javi Moyano, Kiko Olivas, Salisu, Raúl Carnero, Fede San Emeterio, Rubén Alcaraz, Óscar Plano (Antoñito, m.93), Toni Villa (Waldo, m.74), Enes Ünal y Sergi Guardiola (Míchel, m.78).
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goles 0-1, m.55: Sergi Guardiola; 1-1, m.82: Puertas; 2-1, m.95: Carlos Fernández.
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árbitro Martínez Munuera (colegio valenciano). Amonestó a los locales Foulquier, Carlos Fernández y Diego Martínez (entrenador) así como a los visitantes Fede San Emeterio, Óscar Plano
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INCIDENCIAS Partido disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 15.782 espectadores (cifra oficial).
El empate hasta parecía bueno visto lo visto, pero ningún rojiblanco se detuvo ahí, frenéticos todos. Germán peleó con arrojo, en la banda, un balón que prolongó hacia Vico. El cordobés, dichoso en su regreso al verde tras tres meses, exhibió su característico golpeo de exterior para buscar a Carlos Fernández. El sevillano hizo estallar los fuegos artificiales en plena prolongación. Orientó la bola con un toque de espuela para aclararse el horizonte ante su pegajosa marca y ajusticiar a Masip con un tiro colocado, preciso, mágico.
Este Granada agota calificativos con su enorme generosidad en el esfuerzo. Más que un compendio táctico, es un estado de ánimo. Nunca se le puede dar por muerto. Maneja muchos planes pero, sobre todo, tiene una inquebrantable fe en lo que hace, en lo que siente. Empezó con una cadencia empachosa y acabó como una moto. Pasó de los tres centrales de arranque a la recuperación de la influyente línea de mediapuntas, diluida en estas semanas entre bajas y la querencia a seleccionar a dos delanteros. En ese trampolín aparece subrayado Fede Vico, el gran conector del curso de Segunda división, al que el cuadro ha echado mucho de menos, como sucede con Ángel Montoro. Son futbolistas que amplían la mirada y la hacen panorámica. El ingreso del cordobés aportó consistencia y clase en ese sector sin dueño que antecede al área contraria. Puertas recuperó también su habilidad para irrumpir en la zona de remate y Carlos Fernández capitalizó la muesca del triunfo tras un desgaste tremendo. Una nueva remontada, la segunda consecutiva en casa. Lo necesario en las semifinales ante el Athletic.
La alineación estuvo condicionada por lo ocurrido en San Mamés y el regreso de Foulquier. Tuvo una ausencia por motivos familiares en Bilbao, pero no quería perderse el regreso a la competición. Esto permitió que Diego Martínez sacara el sistema con carrileros, dejando la retaguardia para Víctor Díaz, Germán y José Antonio Martínez. Quizás el técnico no quería forzar a uno de los dos capitanes, pero unas molestias de Vallejo limitaron sus opciones. Por delante, repitió con los mediocentros que se emplearon en tierras vascas, con Vadillo en una banda, inédito en Copa, y Gil Dias en la otra, apenas unos minutos en la segunda mitad allí. Carlos Fernández estaba abocado a ser la única referencia.
El sevillano se convirtió en el faro hacia el que iba cada envío largo. En uno, cedió a Herrera, que tiene un cañón en el pie, pero la pelota se marchó fuera. En otro, Salisu se cruzó para evitar la celebración. Gonalons bombeó un pase que Carlos controló al estilo holandés y que elevó ante Masip, pero el rápido zaguero salió al corte justo antes de la línea.
El Valladolid se plantaba con orden aunque sin mucha profundidad, mientras que al Granada le costaba elevar el ritmo. El árbitro rebajó el listón de las amarillas y enfadó hasta a Diego Martínez, que se llevó la tarjeta también. Cada roce se pitaba y cualquier falta era susceptible de amonestación. Los locales lanzaron muchos saques de esquina sin encontrar fortuna. Gonalons lo intentó con una volea templada que se quitó Masip. Vadillo percutió sobre el arquero de los pucelanos, pero este siguió resistiendo.
El patrón se repetía en la segunda mitad. Sin un control abrumador, el Granada llegaba más. Gil Dias exigió a Masip en un lanzamiento. Le emuló en destreza Rui Silva después, tras una filtración de Óscar Plano para Enes Ünal, con el turco en duelo con el portero luso, que escupió el disparo.
Ya con Machís en el tapete, llegó una 'vendetta'. Sergi Guardiola, un chico que hizo carrera en el filial y al que nadie concedió el debut con el primer equipo, se escabulló por la izquierda e intentó algo rarísimo, a medio camino entre un centro y un tiro. Le salió perfecto, pues Rui esperaba el envío a un rival. De billar. El Valladolid quiso convertir Los Cármenes en la Antártida y el Granada se envalentonó tras algunas dudas.
Puertas pasó al frente y todo podía ocurrir, ya con transiciones rápidas. Herrera, doctor ganzúa, se multiplicaba en la recuperación. Se insertó Fede Vico y los rojiblancos pusieron las luces largas. Levantó a la gente de la butaca con un zigzag lleno de clase. Desde la derecha, suministró buenos pases, aunque el empate llegara por el otro lado. Machís sirvió y Puertas cabeceó con un gesto complicado. Para él, golpeo legal. Para el árbitro, también. El Valladolid lo protestó y Jaime Latre, el del VAR, lo cuestionó. Pero Martínez Munuera se fio de su criterio. La espera provocó un alargue de seis minutos. Hubo que estirar hasta los últimos segundos para el fogonazo letal que condujo al Granada hasta los 33 puntos. Buena manera de olvidarse del trago copero. Al menos, por el momento.
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