Un hermanamiento descafeinado entre Granada y Málaga
La afición protagoniza un viaje menos masivo, lo que merma la previa
El granadinismo vibró con un bonito y disputado derbi en La Rosaleda tras un hermanamiento descafeinado en la previa. La afición nazarí se presentó en ... Málaga con menos efectivos que en ocasiones anteriores, lo que se notó desde varias horas antes al pitido inicial, con la humedad de la Costa del Sol obligando a refugiarse en terrazas aledañas para rebosar el vaso.
De sobra conocida es la grata relación entre ambas aficiones, que una vez más volvió a reinar en los alrededores del campo. Los bares se tiñeron de rojiblanco y blanquiazul, con la rivalidad sentada a la mesa. En una de ellas, un grupo de granadinistas brindaba bajo el escudo malaguista, grafiteado en la pared. «Estando tan cerquita no podíamos faltar. Encima, tenemos buenas sensaciones. Hoy tiene que ser el día» para lograr los primeros puntos de la campaña, aseveraron Joserra y Jacob, unos 'cuentakilómetros' del equipo.
Asistieron como manda la tradición al recibimiento del autobúsdel equipo, con bufandas al viento y jaleos propios de victoria, que hace mucha falta. No faltaron los cánticos en pro de ambos conjuntos entonados por las gargantas de unos y otros, la prueba infalible de la amistad..., al menos hasta que el balón echó a rodar. La hinchada jugó en inferioridad y le tocó sufrir la algarabía malaguista con los goles de Chupete, pero no dejó de creer. Se llevó el premio del empate con los tantos de Casadesús y Alemañ, con la sensación de que por fin su equipo carbura. Menos mal.
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