Cae el último 'gordo' en el Nuevo Los Cármenes

No fue una tarde fría en Granada. La lluvia de primera hora de la mañana y el chirimiri de media jornada habían dejado una noche plácida para el fútbol. El club prescindió del recibimiento de la hinchada al equipo por los recientes casos de covid dentro del organigrama de la entidad y solo el 'Bienvenidos' de Miguel Ríos hizo entrar en calor a la gente. Antes, Robert Moreno volvió a concentrar pitos y aplausos cuando su nombre se coreó por megafonía. A los pocos segundos de encuentro Joao Félix dejó en silencio a la grada por un momento, pero no tardó Los Cármenes en entender que el equipo le necesitaba. No estaba aún el balón de nuevo en juego y el estadio ya se había arrancado a aplaudir. El equipo, que asumió la pelota y encerró al Atlético, puso de su parte para que la comunión que ya se dejó entrever el pasado domingo ante el Mallorca fuera creciendo ante el Atlético.

De la mano de los canteranos Torrente e Isma Ruiz, que lograron levantar al estadio en cada acción individual que ganaron al gigante atlético, Machís trajo a Los Cármenes la magia de Eindhoven y la Casa de los Sueños empezó a creer que ahora era posible. Por el estadio paseaban Papá Noel, Mamá Noel y el Papa. Todos vestidos de rojiblanco para que se generara el ambiente místico que llevara al triunfo. El campo, a pesar de los infiltrados atléticos con los que contó, vibraba con la victoria porque la veía más que posible. El descanso dio paso al bocadillo. Con dos semanas y media por delante en las que la pandemia no sabe dónde va a dejar a los aficionados al fútbol, los seguidores nazaríes aprovecharon para engullir ese jamón aceitoso ensartado en el pan que tanto apetece cuando el partido pasa de las cinco de la tarde.

En la segunda mitad, el Atlético estaba decidido a volver a vencer en Los Cármenes. Empezó como un martillo a agrietar la defensa nazarí, pero fue Molina el que golpeó bien en la portería contraria. Hubo dudas. Muchas. El estadio dio por anulado el tanto del delantero alcoyano al entender que era fuera de juego, pero en el momento en el que se vio la primera repetición Los Cármenes acorraló a voces a Hernández Hernández. No había mucha discusión porque era el VAR el que iba tirar la línea del fuera de juego. Concedió gol y el estadio estalló para ser uno con los jugadores.

Jorge Molina volvió a ser ovacionado cuando se retiró. Pero Luis Suárez, al que el gol le es esquivo en las últimas jornadas, también recibió el apoyo de todo el estadio. Era todo tan bonito que incluso alguien pensó que se iba a corear el nombre Robert Moreno en algún momento.

Pero quedaba mucho que sufrir. Mientras que Pedro Sánchez no sabía cómo salir de la conferencia de presidentes, el Granada puso en marcha su propio manual de resistencia para que el final fuera el deseado. La grada animó sin descanso durante los últimos diez minutos y el regalo de Navidad llegó en forma de tres puntos. Milla volvió a reunir a las tropas en el centro del campo para festejar el triunfo, pero el estadio quería más. Aguantaron sobre el césped y se dirigieron cerca de la grada de animación, que comenzó a corear el himno a capela. La forma más dulce de dar paso a la Navidad.