'O Presidente' Kenedy
La contracrónica ·
Siempre cabe la posibilidad de que lo suyo en Durrës termine siendo una aparición mariana como la de Robinho en el Carranza, pero su primer tiempo fue preelectoral, extrapolable al 'minuto de oro' de los candidatos al GobiernoAndaba el granadinismo a vueltas con el descubrimiento de su propietario real, investido presidente a horas del prestigioso estreno en la competición continental, cuando emergió ... Robert Kenedy como si fuera la auténtica pantera que en Ventas de Huelma confundieron con un gato grande. El consejo de administración del club está a tiempo de remover los poderes de Rentao Yi para dejarlos a este brasileño tatuado hasta el cogote pasando por la rodilla, aspirante desde ya al trono del carisma a poco que cultive su castellano. Le bastó media hora para resolver con un golazo y dos asistencias el compromiso –nunca mejor dicho, tras el 0-4– del Granada en Albania. Los de Diego Martínez respiran algo más tranquilos en su camino hacia la Europa League, ya que la siguiente ronda se disputará en una ciudad y un césped y hasta con un balón al fin conocidos. En el hogar, aunque sea sin su gente.
Siempre cabe la posibilidad de que lo de Kenedy en Durrës termine siendo una aparición mariana como la de Robinho en el Carranza, pero el primer tiempo del brasileño fue preelectoral, extrapolable al 'minuto de oro' de los candidatos al Gobierno. En sus dos primeras acciones decisivas probó que su zurda tiene seda pero también dinamita; un rato más tarde, que está fuerte. Un 'pechazo' suyo de espaldas a meta sirvió para que Yangel Herrera fusilase a Fräsheri, que pareció esquivar el disparo. Treinta minutos y Kenedy a Bruselas como europarlamentario nazarí. Nada pudo hacer para frenarlo el defensor Hoxha, quien a saber si comparte sangre con el que fuera dictador de Albania.
Lo cierto es que hubo poco más que reseñar desde entonces. Los peñistas de Granada ya discutían al descanso si acaso ellos tendrían hueco en un Teuta voluntarioso pero disparatado. Los locales, guerrilleros y directísimos en el inicio, admiraron el magisterio de Ángel Montoro mientras le roían los tobillos. Al partido lo rodeó el glamur de toda una previa por Europa, pero en la práctica fue algo así como el primer partido del verano, que en otros tiempos el Granada podía jugar en Almuñécar o en el Núñez Blanca, con el que alguien comparó al Niko Dovana. No por nada la UEFA impide que los equipos jueguen estos encuentros clasificatorios sin la insignia de la competición que se pretende. Todo por el caché de un parche en la manga.
Los rojiblancos, cada vez más rojos como si se pretendiera que mutasen en una suerte de 'red devils' del Zaidín, mantuvieron la concentración y la intensidad con el choque resuelto como sólo se hace en un duelo que se sabe de pretemporada, aunque parezca paradójico. La segunda parte de Durrës fue la inversión a largo plazo, la carrerilla que la pandemia no ha permitido a los clubes que iniciaron una nueva temporada cuando otros acababan de despedir la anterior, por más que entre tanto Messi dijera que se iba del Barcelona. Al menos dio lugar a que debutase Jorge Molina tras superar la Covid-19, si bien su impacto estuvo lejos del de Kenedy porque el partido ya se había convertido en un ejercicio de supervivencia ante la mala uva albanesa. El Granada tiene nuevo presidente –del que se sabe aún menos que del anterior–, pero también a Kenedy.
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