¡Penalti de Casemiro!
LA CONTRACRÓNICA ·
«Muchos aficionados al Granada daban por hecho en las horas previas al partido que a su equipo le atracarían frente al Real Madrid, y les encantó que el encuentro confirmara sus sospechas cuando Yangel Herrera cayó en el área»Los Planetas tienen una canción que reza: «Porque ya está aquí el artista madridista, / que los árbitros le pitan casi siempre a favor. / Cazadores ... blancos con corazones negros, / deberías apostar por el caballo ganador». Y hay veces que los hechos refuerzan los tópicos, como anoche en el Estadio Alfredo Di Stéfano. Muchos aficionados al Granada daban por hecho en las horas previas al partido que a su equipo le atracarían frente al Real Madrid, y les encantó que el encuentro confirmara sus sospechas cuando Yangel Herrera cayó en el área al filo del primer tiempo por un agarrón de Casemiro ante un balón colgado. «¡Penalti, penalti!», gritaron los granadinistas en sus hogares. Si la retransmisión apenas ofreció media repetición para comprobarlo, habría que preguntar si acaso la pasaron por la sala VOR.
Los problemas de Casemiro con la sospecha siguieron en la recta final, cuando un disparo de Jorge Molina que se colaba en la meta de Courtois impactó en su muslo y rozó su mano repeliendo el balón. Todavía se discute porque resulta creíble que Casemiro tenga la mano tan fuerte como el muslo. En cualquier caso, el brasileño ya se había encargado para entonces de decantar el partido sin remedio, por más que los rojiblancos se empeñasen en no darse por vencidos. Un centro de Asensio que Kenedy creyó imposible llevó la pelota hasta la 'zona del dolor', como la definió ayer un amigo, para que Casemiro hiciese lo más parecido a un mate en el fútbol, como colgado de la 'spidercam' o a hombros de Vallejo, que no se agachó sino que fue agachado, superado por un prodigio de la naturaleza.
Pero si el Granada regresó de vacío de Valdebebas no fue solamente por el desempeño de Carlos Henrique José Francisco Venancio Casimiro, alias 'Casemiro'. También tuvo que ver que, dentro de su partidazo, asfixiando al Real Madrid en su salida al punto de que Sergio Ramos tenía que desmarcarse para salir jugando, perdonó cuando no debía. Para ser más exactos, perdonó a los 25 segundos. Tan concentrados estaban los rojiblancos, que actuaron como si ya hubiesen jugado el partido mil veces, que aquel despropósito que dejó solo a Puertas en el punto de penalti nada más empezar se salía de cualquier guion previsto. A Puertas le pasó lo que a tantos otros en el Bernabéu: el miedo escénico. Solo que en el Di Stéfano y sin público.
Hay cosas con las que el coronavirus no puede ni podrá, como el pánico que genera el Real Madrid en su templo, los beneficios arbitrales de los que hacían eco Los Planetas o el enseñamiento de Karim Benzema con el Granada. Otro gol del galo al rojiblanco, esta vez en la única acción del partido en la que se le dejó libre, con Germán colgado al área a ver lo que pillaba. Hasta entonces se le había realizado un marcaje perfecto, con especial atención de Yangel Herrera cuando se dejaba caer por la izquierda junto a Foulquier o Eteki. No tuvo protagonismo ni en los mejores minutos del Real Madrid en la segunda mitad. Pero los 'cazadores blancos con corazones negros' nunca perdonan. Y mucho menos para devolver el favor.
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