Morricone, Williams y Granada CF

Pienso que la verdadera clave del éxito de Sergio Leone fue haber elegido a Clint Eastwood y Ennio Morricone para su trilogía del dólar, rodada en mi Almería natal. Lo demás quedó relegado a lo ornamental, pues su música y las miradas de Eastwood culminaron en una exhibición sonora y silenciosa a la vez, de tensión, vida y muerte, que elevaron a los altares al spaghetti western. La de Steven Spielberg fue encomendar a John Williams las partituras para 'Tiburón' –cuyos impresionantes chelos han conseguido que algunos no superemos los dos metros mar adentro desde entonces–, y la de 'La lista de Schindler', cuya melodía principal emociona por igual al cinéfilo y al melómano.

La del Granada CF fue elegir una plantilla de profesionales firmes y armoniosos, y a un técnico dinámico e innovador de sistemas, que en estos dos años ha convertido sus tácticas de fútbol en harmonías, con sólidas estructuras de juego grupal y virtuosismo individual. Rui Silva, Germán, Díaz, Gonalons o Soldado –da igual a quienes mencione– interpretan a la perfección las partituras elegidas por su entrenador, enriquecidas con la calidad de Montoro, cuyo fútbol suena como el Gabriel's Oboe interpretado por Henrik Goldschmidt para La Misión, y con el de Vadillo, que evoca el violín hipnotizante de Itzhak Perlman en 'La lista de Schindler'. Silencio, por favor. Es la BSO de este Granada CF.