Evoluciones
La contracrónica del '12' ·
La derrota del Granada en el nuevo San Mamés supone el quinto encuentro consecutivo en que los rojiblancos horizontales no consiguen ganarEDUARDO ZURITA
Granada
Lunes, 2 de diciembre 2019, 12:53
La derrota del Granada en el nuevo San Mamés supone el quinto encuentro consecutivo en que los rojiblancos horizontales no consiguen ganar. Desde el ascenso ... al liderato tras la victoria por la mínima ante el Betis en casa, el equipo ha entrado en una fase de malos resultados, con un punto sólo de quince disputados, si bien en todos los casos los rivales fueron de tronío: equipos de Champions, Europa League o con serias aspiraciones a serlo en la presente temporada.
El desarrollo del campeonato va colocando a las escuadras en los lugares que merecen, y en ello influye el potencial de plantilla y los méritos que se van contrayendo. No hay síntomas de un gran bajón en el nivel de intensidad del Granada, si bien deben analizarse algunas carencias y deficiencias que el equipo debe trabajar para volver a la senda del triunfo. Los próximo cuatro rivales a los que se enfrenta -Alavés, Levante, Éibar y Mallorca-, sí son equipos con los que se debe porfiar para avanzar en el alcance de la ansiada permanencia, único objetivo realista al que debe mirar en esta temporada el Granada.
El comienzo arrollador como visitante, tanto en puntuación como en consecución de goles, ha tenido un parón incuestionable desde la visita al Alfonso Pérez a rendir cuentas ante el Getafe. Aquel cambio de sistema y jugadores ensayado con poca fortuna en una de las peores primeras partes del campeonato, pareció el punto de inflexión de las prestaciones a domicilio de los granadinistas. Después vinieron sendas derrotas en Valencia y Bilbao, que aunque dentro de la lógica si comparamos presupuestos y plantillas, han dejado un mal sabor de boca entre la parroquia rojiblanca, sobre todo porque en ambas contiendas el equipo ha estado demasiado alejado de opciones claras para golear a sus dos adversarios.
En Bilbao el Granada alineó a su tridente de gala sobre el papel en el centro del campo: Gonalons, Montoro y Herrera. Experiencia, calidad y despliegue total parecen aunarse en este trío de jugadores en los que se debe insistir, pues presentan aptitudes óptimas para constituirse en una columna vertebral de garantías. Su desempeño en la nueva catedral bilbaína del fútbol fue desigual: bien Gonalons en su misión de corte, cada vez más entonado y engarzado con sus compañeros; activo siempre Montoro, buscando el juego combinado y profundo, saliendo de sus botas las mejores asistencias visitantes, eso sí con cuentagotas; desdibujado Herrera, con poco acierto en sus escasas llegadas. Tuvo el venezolano en su poder adelantar a su equipo en un fallo clamoroso de Unai Simón recién arrancado el partido, pero la reacción del meta vasco y la falta de fortuna hicieron evitaron el gol visitante.
Donde el Granada tuvo más rémora en San Mamés no fue en el achique de los esperables arreones del equipo vasco, siempre incisivo cuando actúa como local -aunque Williams fuera en los primeros compases una pesadilla para Quini-, sino en la pobreza de sus acciones ofensivas. Puertas, que empezó enchufadísimo, fue disolviéndose a medida que avanzaba el encuentro, y Machís sólo fue el peligro que tanto se desea en algunos minutos de la segunda parte. Soldado estuvo aún más perdido que en jornadas anteriores, y sigue sin rematar a puerta, por lo que su falta de gol no es cuestión de infortunio, sino de falta de oportunidades. Quizá el sistema de juego coral por el que apuesta Diego Martínez no favorece contar con puntas que goleen –piénsese en los discretos guarismos de Ramos y Rodri la temporada pasada con un equipo que estuvo arriba de la clasificación todo el campeonato-, pero en el momento actual al bravo delantero parece que también le han decaído la fuerza en la presión y la convicción en la combinación. Carlos Fernández, que saltó en la segunda parte sustituyendo a Yangel Herrera, pareció al menos más metido en el encuentro, aunque tampoco diese excesivas preocupaciones a la gran defensa del Athletic, que demostró que ser uno de los equipos menos goleados a estas alturas del campeonato no es una casualidad.
El análisis del partido tampoco muestra un gran número de oportunidades de gol para los de Garitano. De hecho, los de Martínez habían sufrido no en exceso hasta la fatídica y contradictoria jugada del penalti señalado por el colegiado cántabro Cordero Vega. En la repetición de la jugada -a la que como se sabe tienen acceso los colegiados que en la sala VOR asisten al árbitro-, se puede apreciar hasta dos infracciones de los atacantes bilbaínos previas a la acción que señala el colegiado: Quini es empujado en el remate de cabeza a saque de esquina, y Domingos es desplazado por Raúl García antes de que Rui Silva se hiciese con la pelota. El empujón de Duarte al delantero es equivalente en fuerza, sólo que un perro viejo como Raúl –curtido en miles de batallas con Osasuna, el Atlético del Cholo y con el propio Athletic-, exagera hasta lo esperpéntico su caída. Lo de repetir el lanzamiento por el ligerísimo adelantamiento de los pies de Rui Silva de la línea de meta está estipulado en el Reglamento, pero es demencial que algún cretino haya normativizado que dicha acción debe ser castigada además con cartulina amarilla, pues inutiliza al portero en el segundo lanzamiento ante el riesgo de ver una segunda tarjeta que supondría su expulsión y otra posible repetición del penalti. Cada vez parece más que el fútbol está regido y reglado por personajes que jamás lo han practicado, o que si lo han hecho, lo han debido de hacer con escasa brillantez y nula comprensión.
Esta jugada fue decisiva en el transcurso del partido, si bien el Granada contaba con toda una segunda parte para equilibrar el marcador. Lo intentó, pero no puso en demasiados aprietos a la defensa rival, y pareció que el equipo bilbaíno siempre controlaba el tiempo del encuentro. La segunda diana local, en el tramo final del encuentro –jugada en donde Vadillo demostró sus limitaciones en el repliegue y en el marcaje a laterales briosos como Yuri-, cerró el partido sin que fuese posible ya replicar por parte de los pupilos de Diego Martínez.
El Granada necesita evolucionar en su juego y sus propuestas. La extensión de una campaña donde a priori se parte en desventaja en casi todos duelos, obliga a los granadinistas a inventarse cada cierto tiempo, buscando nuevamente el enganche de todos los suyos en el mejor aprovechamiento de sus virtudes. También en la adaptación a una nueva forma de entender la aplicación del reglamento con la presencia del VAR, que no siempre se alía con la justicia y la razón, como pasó en la jugada del nuevo San Mamés, pero que sí exige andarse inteligentes y no entrar en provocaciones de jugadores que hacen de la exageración y la simulación otro arma de su juego. Al fin y al cabo, otro veterano entre las filas del Granada, Roberto Soldado, también ha dado muestras en este campeonato de ese otro juego que desarma al rival y que ni el VAR parece capaz de combatir totalmente. Los listos siguen teniendo ventaja en este juego.
Llegan jornadas importantes, donde el equipo y su afición deben volver a unirse con el único objetivo de recuperar sensaciones positivas olvidadas y volver a la senda de puntuar en el final de la primera vuelta del campeonato y mirar hacia adelante. Las euforias con la racha positiva de resultados eran en su momento innecesarias; los lamentos ahora tras un periodo negativo resultan improductivos. Toca reinventarse para volver a ganar.
La última hora de Granada
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