Supervivencia imposible
LA CONTRACRÓNICA ·
Del 'Bella ciao' que tanto se le cantó al equipo en el ascenso de Segunda nació un espíritu inquebrantable que en Nápoles se graduó en supervivencia, y eso que el primer puñetazo lo recibieron a los dos minutos y en un visto y no vistoCantarán las gestas del Granada de Diego Martínez como las de un equipo que a cada desgracia se engrandecía. No le pueden suceder más adversidades ... a este conjunto de futbolistas que no entiende el lamento sin una reacción de coraje a continuación, un reflejo del instinto de superación personal que nace en cada uno de sus miembros y se contagia al resto hasta hacerlo colectivo. Aun con las ruedas del carro cargadas de palos, los rojiblancos tiraron como mulos y remaron hasta la orilla sin ahogarse por el camino, por más lesionados que fueran cayendo. Fue un ejercicio de supervivencia abismal, uno más de este equipo que eleva su propio umbral de la hazaña a cada gran ocasión que se le presenta.
«Impossible!», rugió Gattuso en inglés ante lo que entendió como continuadas pérdidas de tiempo de los futbolistas del Granada, con las que se gastó él durante su carrera. «Imposible…», murmuró cada granadinista para sus adentros –Diego Martínez el primero– a cada soldado que se le iba al suelo. Durante la segunda mitad hubo verdadero pánico a que un rojiblanco se lanzase a ras de césped por si no se levantaba. Porque el asedio napolitano fue permanente, pero el Granada exhibió en el país del 'catenaccio' que hay muchas formas de defender y que no todas pasan por acumular defensores dentro del área, ni tan siquiera por perder tiempo. No hicieron ninguna de las dos cosas. Sencillamente controlaron a su rival desde el alma, con el ansia de seguir adelante en la Europa League sin renunciar a uno solo de sus valores como equipo. Ni a falta de diez minutos dejaron de presionar arriba, fieles a su credo.
Del 'Bella ciao' que tanto se le cantó al equipo en el ascenso de Segunda nació un espíritu inquebrantable que en Nápoles se graduó como 'la Resistencia nazarí'. Y eso que el primer puñetazo lo recibieron a los dos minutos y en un visto y no visto tras un pase absurdo de Eteki a Montoro, de espaldas. No tenía un delantero centro disponible Gattuso y optó por alinear a Politano e Insigne en ataque, dos futbolistas menudos, hábiles y verticales que trataron de volver loca a la zaga rojiblanca. En la primera mitad, sin embargo, el problema no estuvo en defensa sino en el centro del campo, superado con suma facilidad en ciertas ocasiones con muchos metros hacia Rui Silva. No obstante, el Granada reaccionó al primer gol del Nápoles como hacen los equipos grandes y consiguió el anhelado gol de Montoro, que ya les obligaba a hacer cuatro.
El Nápoles se fue con todo en la segunda mitad, lanzó por los carriles a Di Lorenzo y Ghoulam y reclutó a Mertens en el frente del ataque. Cayó Germán, que había estado pegando bocados intimidatorios en la anticipación, pero emergió Nehuén. El argentino había dejado más preguntas que respuestas en casi todas sus actuaciones hasta la fecha, pero en Nápoles cuajó su mejor partido de la temporada. El Nápoles llegaba por oleadas y al Granada no le duraba la pelota, pero plantó una muralla ante Rui Silva y el portugués emergió cuando tuvo que hacerlo, con una parada decisiva a Ghoulam en un saque de esquina. El Granada boqueaba en la eterna lucha más cómodo que sus seguidores y el 'tic-tac' siguió su ritmo para desesperación del Nápoles. 'La Resistencia nazarí' ganó otra batalla.
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