Hijos del rock and roll
LA CONTRACRÓNICA ·
Entre Jorge Molina y Roberto Soldado casi suman la edad de Miguel Ríos, que tiene 76 años. Cumplirán 39 y 36 de rojiblanco porque, por más años y partidos que carguen a sus espaldas, siguen siendo seres eléctricosEntre Jorge Molina y Roberto Soldado casi suman la edad de Miguel Ríos, que tiene 76 años. Se quedan solo a tres del autor ... del mítico 'Bienvenidos', aquel himno dedicado a los «hijos del rock and roll», como los dos delanteros son, que tronaba en Los Cármenes antes de la pandemia. En abril y mayo Jorge Molina y Roberto Soldado cumplirán, respectivamente, 39 y 36 años. Lo harán de rojiblanco porque, por más años y partidos que carguen a sus espaldas, siguen siendo seres eléctricos. Depredadores del gol que dieron al Granada el primer asalto en la eliminatoria de octavos de final contra el Molde, que ya sabe de primera mano que ninguno de los dos hace prisioneros.
Cuando Jorge Molina y Roberto Soldado nacieron en los 80, el Granada llevaba lejos de Primera división desde la década anterior y no regresó hasta 2011, el mismo día que con 29 la descubrió el de Alcoy en el propio Los Cármenes. Para entonces Soldado ya llevaba cinco temporadas goleando al máximo nivel, referente del Valencia. Ninguno de los dos podría imaginar entonces que nueve años después estarían disputando la Europa League vestidos de rojiblanco. «Cada vez me quedan menos oportunidades de vivir algo como esto», reflejó en la previa, sentado junto a Diego Martínez, el propio Soldado. Con más agonía aún lo debe vivir Jorge Molina, quien además se despidió del Getafe el curso pasado marrando un penalti contra el Inter de Milán en octavos de final de la misma Europa League que ahora le mantiene la sonrisa. Ambos probaron con goles a la hora de la verdad que siguen en forma para la competición.
Los veteranos no habían jugado nunca juntos de inicio y, guste más o menos la dupla a Diego Martínez, contra el Molde es que además no había otra fórmula. El entrenador no tenía más que una decisión que hacer entre futbolistas de la primera plantilla, la de Nehuén Pérez o Jesús Vallejo para la zaga –más allá de la de Rui Silva o Aarón Escandell para la portería–, y hasta la opción del maño estaba condicionada por su estado físico. El Granada salió a apabullar con muchos balones al área que no encontraron a ninguno de sus dos delanteros y luego, por fases, le tocó sufrir. Sin embargo, ahí estuvieron sus dos viejos rockeros para explotar el don de la oportunidad. Apenas tuvieron ocasión, descerrajaron hacia la red de Linde.
Ambos colaboraron en los goles del otro. En honor a la verdad a Jorge Molina le asistió Rui Silva desde su campo, pero fue Soldado quien se batió el cobre y la cara con Gregersen para que el pelotazo del luso se envenenase y acabara en los pies de su colega en el área, impotente Sinyan, para engañar luego a Linde. Con ese gol, Jorge Molina se convirtió en el segundo goleador más veterano en la historia de la Europa League, con 38 años y 323 días; solo le supera, curiosamente, un exfutbolista del Molde: Daniel Berg Hestad, con 40.
A Soldado, luego, fue el propio Molina quien le dejó en bandeja un balón suspendido y goloso, de espaldas y tras un saque de banda de Víctor Díaz, para que este la reventase contra la cepa del primer palo de Linde, que ya le había sacado un rato antes otra volea. Ambos, veteranos, sonrieron como si fuesen niños. Aliados de la noche, están lejos de haber dicho sus últimas palabras.
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