La medular se rearma para una cita histórica
Gonalons y Herrera demostraron ante el Atlético que han vuelto en buen estado al equipo para medirse al Nápoles, aunque siguen en duda Soldado y Suárez
Diego Martínez ha sobrevivido a casi un mes de competición con apenas dos mediocentros por partido. Fue en la visita al Estadio de la ... Cerámica cuando vio cómo perdía por sanción a Yangel Herrera y Yan Eteki para ir a Pamplona solo cuatro días después, donde probó a Vallejo como pivote. Poco después caerían Luis Milla lesionado y Yangel Herrera contagiado de covid-19. Sin embargo, la pesadilla en una zona tan sensible del equipo parece haber terminado con las vueltas del venezolano y Maxime Gonalons contra el Atlético de Madrid.
Ambos regresaron en el momento más oportuno, a las puertas de la eliminatoria con el Nápoles. Aunque suman escasos entrenamientos junto al resto del grupo, la histórica cita a ida y vuelta que comienza este jueves apremia su disponibilidad con urgencia. «En condiciones normales, no habrían jugado», reconoció Diego Martínez en la sala de prensa tras el partido ante el Atlético de Madrid. Yangel Herrera jugó media hora y Maxime Gonalons diez minutos menos, pero ambos demostraron que se encuentran en buenas condiciones. El venezolano dio portazo a la covid-19 abrazando la paternidad con un gol y el galo dejó atrás un mes apartado por una lesión fibrilar en el músculo isquiosural con su templanza habitual a la hora de dirigir el juego e imponer su jerarquía ante rivales de peso.
Pero si Herrera y Gonalons actuaron ante los de Simeone fue, también, para preservar el estado físico ya de por sí mermado de Yan Eteki y Ángel Montoro. El camerunés se perdió varios entrenamientos de la semana y lució un aparatoso vendaje en torno al muslo izquierdo con el que tratar de contener su musculatura. El africano ha tenido un rol clave en las últimas semanas y su entrenador le ha agradecido su esfuerzo en público en reiteradas ocasiones. También a Ángel Montoro, un futbolista que ha acusado fragilidad muscular en su carrera pero que ha encadenado siete titularidades consecutivas en Liga, con descanso en Copa. Ambos volvieron a ser de la partida frente al Atlético al límite de romperse, con el partido frente al Nápoles a la vuelta de la esquina.
Era, en definitiva, una cuestión de «ingeniería de gestión de esfuerzos», como lo definió el propio Diego Martínez. Por un lado, no podía arriesgarse a que Eteki y Montoro terminaran de romperse, y por otro no podía precipitarse con Herrera y Gonalons. A la espera de cómo acusen los cuatro el esfuerzo en estos días, la cosa salió relativamente bien pese a la derrota final. La hora de la verdad con el Nápoles ha llegado y ya no valen experimentos; es la cita más importante en la historia del Granada y nadie quiere perdérselo. Los guerreros de Diego Martínez quieren otro asalto, y al de Los Cármenes seguirá el del estadio Diego Armando Maradona siete días después.
Con la suma de Domingos Quina para la rotación, lo más probable es que Diego Martínez decida recuperar el dibujo de tres centrocampistas por el que apostó para esta temporada, aunque Luis Milla siga en la enfermería por una lesión fibrilar en el recto isquiosural izquierdo. El 4-3-3 ha sido el esquema predilecto del vigués en lo que va de temporada, aparcado el sistema de tres centrales y dos carrileros que tan buen rendimiento le dio la temporada pasada para ocasiones muy puntuales como las de las dos últimas jornadas o en Balaídos, sin victorias. Es con los tres centrocampistas como Diego Martínez observa a su equipo más cómodo y sólido, bien definidos los roles de cada uno.
La jerarquía del galo
De todos ellos, es Maxime Gonalons quien posee una mayor jerarquía sobre el terreno de juego. Un grado que el galo obtuvo en todos sus partidos en competición continental con el Olympique de Lyon, un histórico de su país. Una experiencia que transmite a sus compañeros en la medular, también curtido en mil batallas Ángel Montoro aunque a un nivel inferior, con varias temporadas de su carrera en Segunda división por su irregularidad. Yangel Herrera, que debutó en Primera con el Huesca, está obteniendo en Granada su licencia como futbolista del máximo nivel, la que también pugna por obtener Luis Milla tras curtirse entre Segunda y Segunda B. Contra el Nápoles volverán a estar disponibles, si no pasa nada raro de aquí al jueves, Gonalons, Montoro y Herrera como mínimo, con los comodines de Yan Eteki y Domingos Quina, que ya tuvo sus primeros minutos.
Y sin embargo, no hay bien que por mal no venga, podría invertir el dicho Diego Martínez. La plaga de bajas en su medular parece haberse trasladado de golpe a su delantera, con las lesiones musculares de Roberto Soldado y Luis Suárez desveladas el pasado viernes. Aún no existe un parte médico oficial que refleje el estado de ambos futbolistas, pero el vigués reconoció en rueda de prensa no ser «muy optimista» con su disponibilidad para enfrentarse este jueves al Nápoles. Una declaración que puede formar parte al fin y al cabo del secretismo propio de una eliminatoria de esta envergadura. Si no, ahí volverá a estar Jorge Molina, siempre apto.
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