De vuelta a la isla del último ascenso
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El Granada regresa a Mallorca, donde saltó hacia Primera por última vez, con la obligación de ganar para seguir soñando con Europa
Hay quienes defienden que a los lugares en los que uno ha sido feliz no debería volver nunca, y por el camino van, infelices, buscando ... nuevos escenarios donde serlo. Llena el argumento un miedo atroz al deterioro del recuerdo, ese que generalmente se enriquece con el paso del tiempo y la edad, cuando cualquier tiempo pasado pareció mejor. Pero el Granada tiene en Diego Martínez un enemigo de la nostalgia –aunque acceda a posar junto a su cuerpo técnico con una fotografía enmarcada de Ramón L. Pérez, fotógrafo de IDEAL, del ascenso– porque «no ayuda a competir» y como buen hombre de acción es un enamorado del presente. Si hace tres días su equipo plantó cara a todo un Real Madrid con aroma de campeón cuando parecía muerto al descanso, hoy tiene la oportunidad de seguir soñando con jugar la Europa League el próximo curso de ganar allí donde hace trece meses dio su último salto hacia Primera. No depende de sí mismo, pero el marcador de Mallorca será el único que le importe.
El Granada regresa a Son Moix –ese estadio renombrado y renombrado hasta la saciedad en los últimos años siempre por dinero– con la misma sonrisa que lucía la última vez que salió de allí. Han pasado casi 400 días y la vida le ha cambiado mucho, pandemia aparte, pero sus principios siguen siendo los mismos. También su inercia competitiva, que le lleva a pelear hasta desfallecer bajo cualquier circunstancia y siempre por la victoria, insatisfecho hasta en el empate aun en sus peores tardes.
Un cabezazo de San Emeterio
El 4 de junio de 2019 quedó marcado ya por siempre en la historia rojiblanca como el día del ascenso en Mallorca. Aquel día, y como siempre que el granadinista termina llorando de alegría, hubo que sudar sangre; porque la 'eterna lucha' bordada en la camiseta se lleva hasta las últimas consecuencias. No fue un partido fácil ni brillante, más bien espeso, y no sólo no se ganó sino que se empató a falta de escasos minutos para el final, con un cabezazo de Fede San Emeterio que supo a gloria. Sobre el césped, los protagonistas –Diego Martínez, el más contenido– debieron esperar a que la radio cantase la victoria del Málaga en el Carlos Belmonte. Entonces sí, entonces la felicidad fue completa. Y la fiesta, total.
Trece meses después la lucha sigue siendo eterna y el Granada no ha dejado de mirar hacia arriba, ya en Primera. Le costó tres partidos encontrarse con el triunfo pero desde entonces protagonizó un fulgurante sprint que le llevó a ser líder. El paso de los meses y hasta el parón de la pandemia, lejos de emborronar el recuerdo, han demostrado que nada de aquello fue casual. Que el Granada, salvado en Mendizorroza, podía optar a algo más porque se lo había ganado por méritos propios. Un objetivo superior al de la permanencia vestido de sueño, algo inédito en su historia: llevar su escudo por Europa.
Aquel Mallorca que perdió un punto para que el Granada ascendiese en su estadio terminaría ascendiendo por la vía del 'play off' tras remontar un 2-0 al Deportivo de la Coruña en el que militaban Domingos Duarte y Carlos Fernández. Su celebración terminó de destrozar lo que sobre la isla había dejado en pie la fiesta nazarí 19 días atrás. Los bermellones regresaron a Primera seis años después tras la penuria de un curso en Segunda B. Lo hacían con buenos futbolistas y un equipo de autor guiado por Vicente Moreno, que como el Granada de Diego Martínez también optó por una línea continuista en la élite con refuerzos como el talentoso Kubo, un menudo gran futbolista. Y sin embargo, la trayectoria de ambos equipos no podría ser más opuesta.
La situación del Mallorca, que descenderá si no gana y aún así deberá esperar a otros resultados, refleja bien cuánto cuesta ganar un partido en Primera. El suyo es el presupuesto más bajo de la categoría, seguido por el Valladolid y el propio Granada, y aún así ha merecido ganar varios encuentros más respecto a los nueve que cuenta en su casillero, muy castigado por los apenas cinco empates que suma y sobre todo por los 61 goles encajados, el que más de la categoría. Su sino parecía abocarle a estar ahí desde el principio, como pronosticaron bien las quinielas, pero también el del Granada. Los rojiblancos, sin embargo, se rebelaron contra el destino que les querían imponer.
Muchos tocados
En aquella fiesta del ascenso en Mallorca lo pasó como un niño pequeño Alejandro Pozo, ese extremo sevillano que empezaba a reconvertirse en lateral y que ahora aprieta los dientes y pega bocados por salvar la categoría. Fijo en un equipo que además no cuenta con ningún lateral izquierdo disponible, no hará concesiones ante quienes pueden volver a ser sus compañeros.
Diego Martínez tendrá que volver a hacer ingeniería para equilibrar un 'once' de garantías, con varios jugadores tocados tras el esfuerzo ante el Real Madrid, como Foulquier, Vico o Machís. Parece precipitada la titularidad de Montoro, que disputó 40 minutos en su vuelta seis meses después. Podrían volver al equipo Neva y Soldado tras el descanso, repetir Gil Dias e irrumpir Antoñín, eléctrico el lunes. El Granada quiere seguir soñando y, como no depende de sí mismo, lo único que puede hacer es ganar su partido, allí donde tan feliz fue.
ALINEACIONES PROBABLES:
Mallorca: Reina; Pozo, Valjent, Raíllo, Sedlar; Kubo, Baba, Salva Sevilla, Dani Rodríguez; 'Cucho' Hernández y Budimir.
Granada: Rui Silva; Víctor Díaz, Domingos, Germán, Carlos Neva; Gil Dias, Yangel Herrera, Eteki, Puertas; Antoñín y Soldado.
Árbitro: Xavier Estrada Fernández (colegio catalán).
Estadio y hora: Visit Mallorca Estadi, 21 horas.
TV: Movistar LaLiga.
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