La contracrónica
Una fragilidad sin debateLos números no engañan y los rojiblancos amplían una sangría defensiva terrorífica tras arriesgar con Melendo en la medular, aunque las buenas maneras con balón del inicio relucen de nuevo en la honrosa reacción del segundo acto
Quince días sin competición por el parón de selecciones no bastaron a Paco López y los miembros de su cuerpo técnico para hallar remedio a ... la fragilidad de su equipo, que ante el Girona amplió su sangría defensiva. Eso sí, a este equipo no se le puede discutir el honor, el de su bloque de Segunda y sus fichajes, y las buenas maneras mostradas durante los primeros minutos volvieron a relucir con la honrosa reacción del segundo acto. Nadie puede dar por muerto a este Granada por más goles que le hagan porque tiende a devolverlos, pero la afición empieza a cansarse de ver a los suyos sacando la pelota de entre las redes de su propia portería.
Cinco centrales cuenta el director deportivo Nico Rodríguez para justificar que los suyos no se hayan agarrado aún al mercado de futbolistas libres en busca de un parche atrás. Por contar, podría incluso elevarlos a seis de incluir a Miki Bosch, que ya es a todos los efectos uno más en la primera plantilla. Sin Jesús Vallejo una jornada más y sin Miguel Rubio esta vez, fueron Víctor Díaz e Ignasi Miquel quienes pasaron las de Caín atrás ante el gigantón ucraniano Dovbyk. El claro marcador adverso al descanso al menos emplazó a la rehabilitación competitiva de Raúl Torrente, a cuya vuelta se aferran tantos como a un clavo ardiendo.
En cualquier caso, y más allá del debate sobre la cantidad o la calidad de los integrantes de los futbolistas de la zaga, habrá que empezar a explicar los problemas del Granada atrás como algo colectivo porque el fútbol es así de complejo. O al menos, así lo intentan hacer profesionales como Paco López. El entrenador fue el primero que mantuvo su apuesta por el riesgo de inicio, a cara de perro con Óscar Melendo junto a Gerard Gumbau en la medular contra un adversario potente al que avalaban sus diez puntos de doce posibles hasta la fecha. Los rojiblancos volvieron a jugar de tú a tú al principio, sin miedo para presionar todos juntos en el campo contrario, pero les partieron la cara.
Gerard Gumbau, que lo padecía desde su posición privilegiada para diagnosticar lo que ocurre por delante y por detrás de su posición, exigió a Myrto Uzuni y Bryan Zaragoza un mayor esfuerzo para el balance defensivo tras la escapada de Sávio en el primero de los bingos del Girona. Tras el segundo, consciente del error individual de Melendo, solo trató de animar sin éxito. Como el resto, Gumbau fue deprimiéndose ante lo que por momentos fue un rondo infinito de algunos viejos amigos en el equipo de su tierra, donde ya le habría gustado hacer carrera en Primera tras dos ascensos frustrados en el último partido del 'play off' tanto en 2020 como en 2021. David López, Aleix García e Iván Martín fueron pronto demasiado para él, que fue pagando las carencias de Melendo para jugar ahí en Primera pese a que comenzó especialmente concentrado.
Gumbau, pese a todo, no se resignó a que los puntos volasen tan fácil de la que el fútbol ha querido que ahora sea su casa. Fue de los pocos que mantuvieron la frialdad para seguir jugando con tranquilidad y precisión los horribles últimos minutos del primer tiempo y luego, a la vuelta del descanso, lideró el espíritu combativo de los suyos, con un golpeo exquisito a balón parado y sosteniendo como podía el equilibrio del equipo.
Vivió cómo se decantaba el partido desde su banquillo Yangel Herrera, cuyos regresos a Los Cármenes acaban siempre en velatorio. El anterior acabó con el descenso ante el Espanyol. Cansado por su viaje transoceánico, al menos pudo recibir la ovación que merecía como héroe del 'EuroGranada'. Esta vez, por suerte, queda toda la temporada por delante.
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