De las peores también se sale
La contracrónica ·
El Granada remontó con una nueva lección de resiliencia frente a la adversidad, como volvió el fútbol y como volverán los hinchas a las gradas; como volveremos a ser felices cuando el coronavirus no sea más que un recuerdo traumáticoY al final de un túnel todavía oscuro emergió el fútbol tres meses después. Un fútbol nuevo, diferente, desalmado sin hinchas y por supuesto peor ... pero fútbol al fin y al cabo, veintidós jugadores persiguiendo un balón como lo vulgarizan. Mejor que nada. Había tanta sed en torno a Los Cármenes que los primeros minutos no pudieron sino decepcionar. Ronaldinho habría preferido seguir en casa, o donde sea que esté ahora. Pero de todo se sale, y eso hizo el Granada contra el Getafe: de un partido sin alegría terminó regalando una remontada que sabe a gloria, aunque sea desde el salón.
Cómo iban a pedir a los pupilos de Diego Martínez y Bordalás que procurasen respetar las distancias de seguridad si los futbolistas del Sevilla pudieron celebrar sus goles haciendo la conga. Apenas cinco minutos tardaron en arremolinarse con malos humos, porque la pandemia puede desplazar al fútbol pero hay afrentas personales que no se olvidan. Rojiblancos y azulones saltaron con la batalla de la primera vuelta muy presente todavía, como se encargaron de recordar en la previa. Ambos equipos tendrían muchas ganas de jugar a fútbol tanto tiempo después, pero la película no distó mucho de aquella por Halloween: un intercambio constante de golpes cargado de interrupciones en el que había que dar un órgano para ganar un metro.
Tiene un mérito tremendo el equipo de Bordalás y es que todos sus partidos terminan jugándose a lo que pretenden, nadie sabe muy bien cómo, con sus rivales desquiciados tratando de mejorarles en aquellas facetas que también pertenecen al juego y en las que son 'honoris causa'. Los de Diego Martínez se marcharon al descanso mascando esa frustración y un gol en contra de Timor, que oposita a convertirse en enemigo público número 1 de la ciudad con su tercer gol consecutivo al Granada.
Aquella primera bronca del partido a los cinco minutos, si recuerdan, la produjo un codazo de Djené sobre Carlos Fernández sin señalar al que respondió el sevillano diez minutos después con muy mala leche tomándose la justicia por su mano –o por la articulación, mejor dicho– contra Etxeita, que el pobre no tenía culpa de nada. Parecía fuera del partido el alumno aventajado, enfangado y presa en el juego subterráneo del Getafe; hasta que vio la luz o se le apareció la Macarena.
Otra pugna de Carlos Fernández con Djené a falta de veinte minutos para el final –que contra Bordalás son la mitad– terminó con todos desequilibrados en un 'churrigol' pandémico empujado por el zaguero azulón desde el suelo, incapaz de frenarse. Por si cabía duda de su motivación, Carlos Fernández chutó en hasta dos ocasiones frente a David Soria nueve minutos después hasta batirle con maestría y culminar la remontada, asignatura pendiente del Granada hasta no hace mucho.
Los rojiblancos tumbaron al Getafe dándole su propia medicina, con dos goles surgidos de la nada, cuando peor parecían tenerlo para rascar algún punto. Quedará como imagen del partido la de Damián Suárez metiendo prisa al rival. Otra lección de cómo con resiliencia se acaba saliendo de todo, como volvió el fútbol y como volverán los hinchas a las gradas. Como volveremos a ser felices cuando el coronavirus no sea más que un recuerdo traumático.
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