«Tenemos que ser una mejor versión del Granada que habíamos construido»
«Cumplí un sueño con el ascenso, pero lo que me enorgullece es ser feliz en el día a día. Y no me paro. Soy un eterno insatisfecho; quiero más», señala
Rafael Lamelas
GRANADA
Lunes, 9 de septiembre 2019, 00:43
Diego Martínez lo tiene muy claro: «Soy feliz en Granada y espero serlo durante mucho tiempo». Lo dice a pesar de que sólo tiene contrato ... por lo que resta de temporada, aunque esto no tiene que significar un problema. Cuando llegó, el año pasado, tenía la renovación asegurada con meter al equipo en la fase de ascenso. No hizo falta que la disputara; subió directo. Pero la mayor hazaña de su grupo no fue esa, aunque parezca la más significativa. La clave fue que los rojiblancos transmitieran al aficionado unos valores que se han afianzado y continúan en este difícil ejercicio ya en Primera. Es el líder del grupo, aunque disgregue méritos. A Diego no le importa ir firmando campaña a campaña, «aunque nunca me etiqueto». Tampoco sus equipos, cambiantes ante la adversidad. El estilo de juego es ser molesto para el rival. Y la 'hematidrosis'.
–¿Sabe lo que es la 'hematidrosis'?
–¿Hematidrosis? No lo sé, pero tendrá que ver con sangre y líquido.
–Es sudar sangre, esa expresión que está usando a menudo. ¿Tiene que pasar algo parecido para que el Granada sobreviva en Primera?
–Sí. Es algo que preveíamos y lo estamos viendo. Para sumar un punto hay que sudar sangre; para lograr los tres hay que hacer lo mismo y, además, tener mucho acierto.
–¿Las diferencias económicas se pueden recortar de otra manera?
–Esa distancia te marca un estatus y eso es insalvable. Ahora, lo que tiene que ver con ilusión, motivación y ganas de demostrar nuestra identidad está ahí, los valores del equipo. En sí mismo es un reto dentro de la historia del Granada, ya no hablo sólo de una temporada. Ser capaces de competir en base a nuestros principios como conjunto.
–¿Esos valores ya están asentados?
–La esencia de este Granada, su espíritu, que tiene que ver con el comportamiento y la actitud, está relacionado con futbolistas como Germán, Víctor Díaz, Montoro, Quini, Rui Silva... Jugadores humildes, callados, que vienen desde abajo, con ganas de reivindicarse. Y me dejo a gente en el tintero. Partiendo de esa base, ahora tenemos que desarrollarnos como equipo. Dentro de nuestra cohesión, reinventarnos para poder aprovechar las cualidades de los jugadores que han venido, pero respetándoles. Ahí está el ejemplo de Soldado. Ha asumido estos principios como suyos. Es un caso llamativo de integración y sacrificio. Alguien que, con tanto prestigio, se ha empapado de estos valores y los defiende. Esa es la idea para evolucionar como equipo. Tenemos que ser una mejor versión del Granada que habíamos construido.
–Hay quien podría pensar que, a su edad, Soldado buscara un retiro dorado. No ha sido así.
–Le garantizo que si ha venido al Granada no es a ganar dinero. Su carrera está colmada. Lo ha atraído su ilusión, ganas y confianza mutua en que es una oportunidad de disfrutar de la profesión, de ser futbolista en España con un club como el nuestro. Todo el que viene sabe en qué equipo está. Soldado es alguien que nos está ayudando más allá de lo futbolístico.
–¿Esa empatía existió desde el primer contacto con él?
–Hay que preguntárselo a Antonio Cordón y a Soldado. Sí puedo decir que, desde el principio, se percibía su hambre y el 'feeling'. Con el paso de los días creció. Lo noté cuando empezamos a hablar.
–Es curioso pero salvo casos aislados, la experiencia en Primera de la mayoría de la plantilla es escasa o inexistente.
–Y la del entrenador la primera. Cuando hablo y creo en el equipo, yo también me pongo al frente en esas ganas de demostrar cosas. Esto tiene que ver con las personas, no tanto con que seas jugador, entrenador o fisioterapeuta. Es una actitud transversal que va más allá de tu posición y es lo que queremos. De los que tienen un bagaje, Köybasi no ha debutado en España; Yangel, apenas media temporada. Los casos de Soldado y Gonalons son diferentes. Roberto por el momento de su carrera y Max por lo que se ha presentado en el mercado. Nosotros tenemos que aprovecharnos de convencer y seducir al jugador en base a criterios no económicos.
–¿Se siente identificado con la idea de que el Granada es un equipo 'pesado' para el rival, engorroso, que castiga donde más le duele?
–En defensa sí y en ataque también. Quiero que el equipo sea capaz de competir al máximo, tener su identidad e incomodar al contrario. Es una gran virtud lo de ser camaleónico. Tener versatilidad táctica, polivalencia de jugadores, dar importancia a los detalles del plan de partido. Mantenemos una atención elevada, porque un error aislado sabemos que nos puede costar los tres puntos. Pienso que transmitimos y que contagiamos a la grada. En estos tres partidos, el espectador neutral se puede identificar con nosotros. Lo que ha visto, por diferentes motivos, le llega. Pensará que somos competitivos, tenemos las ideas claras, jugamos bien, encontramos profundidad, nos atrevemos y somos valientes. En definitiva, que jugamos sin complejos.
–¿En qué parámetros se mueve a la hora de confeccionar la plantilla y cubrir posiciones?
–Acepto todas las opiniones, pero tenemos que partir de dos puntos. Uno es el económico; a partir de ahí el esfuerzo que hay que hacer. Tengo que dar las gracias a Fran Sánchez, Antonio Cordón, Antonio Fernández Monterrubio y a todos los empleados del club por el gran esfuerzo que han hecho. En un momento muy difícil nos hemos mantenido unidos y con confianza, de la mano. En lo otro hablamos de perfiles, pero no podemos limitarnos a ello. Tenemos que ver qué nos va entrando que concuerde en el valor futbolístico y personal, además de lo económico, con el equipo que estamos construyendo. Luego, siempre me fijo en una cosa: a partir de una columna vertebral, observo qué jugadores diferentes, especiales, nos pueden dar un valor añadido. A partir de ahí, levantamos lo demás. Muchas veces se hacen análisis sesgados. Se dice que un jugador determinado hace muy bien algo, pero a lo mejor sólo hace eso. Un ejemplo, un futbolista que tenga un gran cambio de orientación. Hay que valorar si también presiona, tiene circulación de balón, corre al espacio, sabe vivir en bloque bajo, defiende la estrategia... El fútbol es un todo. Tienes que ver de qué manera, juntando a unos u otros, formamos un equipo que dé respuesta a lo que se le presenta en un partido.
–Cada encuentro es un mundo.
–Parto de esa estructura, de una idea, y luego busco futbolistas que, para ese día determinado, sean lo que necesitamos o puedan ser útiles. Somos el Granada. Habrá momentos del año en los que no podamos apretar arriba aunque queramos, porque nos someterán. Lo que rechazo por completo es aquello de que cuando no se juega a lo que a mí me gusta, me quito de en medio. No, eso no. Eso es muy cómodo. Si fuéramos así, no estaríamos en Primera división. Es como decir que Granada me agrada pero que en invierno hace frío. No, Granada me encanta en todas las estaciones.
–¿Se da cuenta que ha conseguido que en el entorno cale su discurso y que se le ovacione siempre?
–Es al equipo. Si no transmitiese, daría igual lo que yo dijera. En el cuerpo técnico intentamos que la distancia se acorte entre lo que comunicamos y vemos. Sentimos el cariño, pero sabemos que es a todo el grupo. Es una creencia firme. Tengo la inmensa suerte de tener un grupo de jugadores que creen en lo que hacen, que conectamos, queremos mejorarnos y, sobre todo, tenemos una emoción, una pasión, con independencia del resultado. Habrá fases en las que ganemos o perdamos, pero ese sentimiento está ahí y tiene que ver con el colectivo. Paseas por Granada y te vienen los recuerdos del día de la celebración del ascenso. Es todo muy bonito, pero hay otro momento que me sensibiliza y llega al corazón. Fue en la comida con los empleados del club, con algunos a los que sólo ves tres veces al año. Notar esa identificación con lo que expresamos fue especial, que se sientan importantes en la consecución. Hablamos siempre en clave de exprimirnos.
–¿Le ha dado forma a lo que acumulaba como técnico?
–He cumplido un sueño como entrenador con el ascenso. Pero lo que me enorgullece es ser feliz en el día a día con unos futbolistas y un equipo técnico. Eso también lo he cumplido, aunque no me paro a pensar mucho en esto. Soy un eterno insatisfecho, siempre quiero más. Nosotros no sólo jugamos a lo que tengo dentro de mí, sino a aquello que percibo que tienen los jugadores y pienso que les puedo sacar. Si tuviera otro tipo de futbolistas, a lo mejor intentaría otras cosas, ni mejores ni peores. Es observar cómo estamos más cerca de ganar. Incluso dentro del mismo equipo, varía la segunda parte de la primera.
–¿Qué importancia ha tenido su buena relación con Monchi para que esté aquí Gonalons?
–Es un trabajo del club, de todos. Intentamos que cada uno aporte su máximo. Convencer como club, todos, hasta Pepe Macanás. Lo demás queda entre nosotros.
–¿Le hubiera gustado recuperar a San Emeterio y Pozo?
–Pertenecen a otros clubes. Me quedo con que, además de la excelente contribución que hicieron para construir este Granada, se fueron sintiendo esto como algo suyo. Esto ha generado confianza del equipo hacia afuera;clubes que nos ceden jugadores saben que crecerán y subirán de nivel. Esto, que crean en nuestra metodología, también nos ha permitido abrir puertas en este verano. Son intangibles que cuentan.
–Ha sorprendido un poco el fichaje de Köybasi.
–Teníamos que ser pacientes en el mercado y esperar. Si a eso se le añade la dificultad de la penalización en el límite salarial... No hay que olvidar que encajar todas las piezas no es fácil, sobre todo con recursos limitados. Hay que tener menos efectivos, o si pongo aquí no lo hago allí. Buscas polivalencia, te la tienes que jugar con apuestas... Es lo que se ha hecho, dentro de un criterio.
–Está consiguiendo que Machís defienda.
–Lo que quiero es que me haga partidos como el de Cornellá en ataque, pero sobre todo deseo que dé un salto de nivel. Creo que tiene unas cualidades extraordinarias y se lo he dicho: que me extraña que con esas condiciones no haya jugado más en Primera. Queremos ayudarle para que eso que le ha impedido hacerlo, lo pueda incorporar a su fútbol. Desarrollar todo su potencial. Es un proceso que lleva tiempo.
Vigués y nueve años canterano del Celta, su próximo rival
Si enfrentarse al Sevilla, en el que estuvo empleado nueve temporadas en distintos niveles, ya fue significativo para él, medirse al equipo de su tierra también tiene una carga sentimental para Diego Martínez, «aunque lo que se me pasa por la cabeza es sólo ganar». El entrenador del Granada es vigués de nacimiento y jugó al fútbol en el club celeste siendo un chaval: «Sinceramente es bonito porque yo estuve nueve años en la cantera del Celta. Es mi ciudad, pero pienso que es más especial para mi familia y amigos que para mí. Lo noto. Ellos me preguntan que cuándo voy y tal, pero al final uno está tan entusiasmado y metido en el proyecto Granada CF que va allí y lo que desea es conseguir los tres puntos, igual que los queríamos con Villarreal, Sevilla o Espanyol. ¿La emoción de volver a casa me ayuda a ser más competitivo? No, por tanto la obvio». Diego en estado puro.
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