La enfermería agradece el parón

La baja de Carlos Neva en concreto ha supuesto un rompecabezas absoluto para Diego Martínez. Pidió con insistencia un lateral izquierdo en el mercado de invierno consciente de la posibilidad de que el gaditano se rompiese pero Adrián Marín, incorporado sobre la bocina del cierre tras una negociación exprés, no le ha convencido aunque le diese la titularidad frente al Levante y el Huesca fuera de Los Cármenes. Descontento con él, sus últimas soluciones han pasado por alternar a dos diestros como Víctor Díaz y Quini, quien ya se adaptó al costado zurdo en Segunda y durante el aterrizaje del equipo en Primera. Sin embargo, el rendimiento del equipo se ha visto mermado, sobre todo en Liga.

Se veía venir que terminaría por reventar y ocurrió en el peor momento posible. Carlos Neva sumaba 2.825 minutos entre 33 partidos de la temporada cuando el 25 de febrero, a segundos del descanso en el Diego Armando Maradona de Nápoles y ya con tablas en el marcador, se llevó la mano al isquiotibial de su pierna izquierda. Descompuesto, terminó sollozando en el suelo. Con él sobre el campo, el Granada había sumado 29 puntos en 20 partidos de Liga –a 1,45 por encuentro– con un balance de ocho victorias, cinco empates y siete derrotas, con 28 tantos encajados –a 1,4 por choque–. También lo había jugado todo en la Europa League, completos los tres de la fase previa y cinco de grupos al salir desde el banquillo en Tesalónica frente al PAOK antes de la eliminatoria con el Nápoles. Pudo descansar durante la Copa del Rey en los compromisos ante San Juan, Málaga y Navalcarnero, pero fue titular frente a Cultural Leonesa y FC Barcelona.

Los números del Granada se resintieron sin él, pieza esencial en el esquema de Diego Martínez por su constancia. El equipo fue incapaz de ganar en Liga sin él antes de su lesión, con derrotas en las visitas al Atlético de Madrid, la Real Sociedad y el Huesca, sin más botín que el punto en el Ciudad de Valencia contra el Levante. Tras su caída en Nápoles llegaron los triunfos en Los Cármenes ante Elche y Real Sociedad, alternados con las derrotas en San Mamés y Mestalla así como la eliminatoria frente al Molde. El balance de sus ausencias en el campeonato doméstico promedia apenas siete puntos en ocho partidos –a 0,87 por encuentro–, con 18 tantos concedidos –a 2,25 por compromiso, sobredimensionado por los seis del Atlético en el Wanda–.

Tanto Luis Suárez y Carlos Neva como Dimitri Foulquier, lesionado frente a la Real Sociedad hace tres semanas, tienen marcado en el calendario el partido de ida contra el Manchester United en Los Cármenes. Es la fecha para la que quieren estar de vuelta en el equipo, aunque antes sea el Villarreal el que pase este sábado por el Zaidín. En Europa no están inscritos ni Quini ni Adrián Marín, por lo que la presencia de Foulquier y Neva, los titulares habituales del equipo, se hace aún más necesaria tras ejercer Vallejo como lateral derecho en la vuelta con el Molde en Budapest, no sin problemas. También el maño ha aprovechado este parón por selecciones para ponerse a punto tras arrastrar una lesión fibrilar en el isquiosural derecho, misma zona que afecta a Foulquier.

Existe menos inquietud en cuanto a la delantera. Aunque Luis Suárez ha aportado cinco goles en Liga y otros dos en la Europa League, ambos al Omonia, los números del equipo no se ven tan resentidos en su ausencia, a pesar de que también coincidió con un periodo de baja de Roberto Soldado y en varios partidos solo estuvo Jorge Molina disponible como referencia. El valenciano, de hecho, le superó como máximo goleador rojiblanco en la competición doméstica con su diana en Mestalla y fue fundamental para superar al Molde en octavos de la Europa League, con goles tanto en Budapest como en Los Cármenes.

Sin el hambre del joven, los dos veteranos han hecho valer su experiencia. Jorge Molina fue el único delantero centro disponible del equipo para los partidos frente al Atlético de Madrid en Los Cármenes y el Huesca en El Alcoraz, donde la referencia la ocupó Antonio Puertas para su reposo. Soldado reapareció en los últimos minutos de la vuelta en Nápoles, aún muy mermado e inició un paulatino proceso de puesta a punto. Molina resistió la carga de partidos hasta la recuperación definitiva de Soldado y ambos conformaron la pareja atacante en la ida con el Molde, que resolvieron entre ambos con un gol en cada tiempo.

La ausencia de Suárez se ha visto mitigada por el rendimiento de los otros dos arietes de la plantilla, pero también por el auge de Robert Kenedy y el reencuentro consigo mismo de Antonio Puertas, de vuelta a la titularidad en partidos de máxima exigencia, ya que el colombiano también encontró acomodo en la banda para explotar su potencia. Diego Martínez siempre tapa el agujero.