Rey de prórrogas
La contracrónica ·
Al Granada se las hicieron pasar canutas Hospitalet, Badalona y Badajoz con un mismo resultado final: el rojiblanco prevalece. Esa suerte siguió en la cuarta prórroga copera con Diego, esta vez en LeónNada tiene que ver el fútbol del KO con aquel de la competición regular. A un partido, a vida o muerte, entran en juego aspectos ... insospechados que tienen su efecto en ocasiones estrambótico. Más aún si se enfrentan dos equipos de distinta categoría y se miden la motivación del que no tiene nada que perder con el pavor de aquel del que solo se espera que gane. Al Granada le costó sangre, sudor y lágrimas plantarse en la memorable semifinal del curso pasado, tan grandiosa ella que dejó atrás las prórrogas contra Hospitalet, Badalona y Badajoz y la que no estuvo muy lejos con el Tamareceite. Esta campaña no quiso demorarse más de cincuenta segundos en imponer su categoría en el barrio de San Juan. No le salió tan bien en el Reino de León, aunque del barrio al reino no hubiese más que un salto de categoría.
En Granada hace frío pero en León se han visto esquimales, o eso asegura el enviado especial de este periódico. Los jugadores del Granada iban entrando en calor y no podían imaginar que un saque de banda al par de minutos podía acabar en gol en contra, pero son las cosas de la Copa. Volvieron a la alineación tantos jugadores que llevaban demasiado tiempo viéndolo de lejos que nadie se terminó de decidir a por aquel balón muerto que acabó en los pies de Rovirola. Los 4.000 de la grada se desataban tratando de no saltarse la distancia de seguridad y se dejaban los pulmones para que sus ánimos traspasasen las mascarillas. Al Granada le costaba crear, una responsabilidad que caía sobre Fede Vico, cuya mejor intervención fue no tocarla para que Jorge Molina empatase.
Lo cierto es que al Granada no le costó demasiado reponerse del mazazo moral del gol en contra, ni de la presión que a eso sigue cuando el rival es inferior, pero lo que siguió en la segunda mitad fue una especie de gatillazo. Lo intentaba todo y no le salía nada. Entraba al área y disparaba un churro. Remataba los saques de esquina y acababan en las manos de Samuel, héroe hasta su lesión con sucesor trágico. Los minutos pasaban y la inquietud seguía, al punto de que Diego Martínez hizo regresar a Ángel Montoro como si fuese una invocación. Parecía que todo se resolvería en un balón parado preciso que botara su diestra, pero tampoco fue así. De la gota china se llegó a la prórroga.
Al Granada se las hicieron pasar canutas Hospitalet, Badalona y Badajoz con un mismo resultado final: el rojiblanco prevalece. Esa suerte siguió en la cuarta prórroga copera con Diego, esta vez en León. Se alinearon los astros y sucedió lo que nadie podía imaginar: la Cultural Leonesa bordaba el fútbol y se ganaba un fichaje multimillonario Pipo, pero en una portería el 'Pipa' Aarón se hizo enorme con dos paradas improbables que salvaron al equipo –y a algún compañero en concreto también– y en la otra Zubiaurre salió a por uvas y pegó un cantazo, que Machís empujó la pelota con la única intriga de si sería capaz de fallarlo. Al Granada le gusta la Copa porque su propia historia se escribe con sufrimiento, con la sangre de las desdichas que ahora salen cara. Todo lo que históricamente salió cruz ahora termina dando milagrosamente la vuelta –salvo si se cruza el Eibar, claro–. Por gustarle, le gustan hasta las prórrogas.
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