Carlos Neva: «Vamos a muerte a por cada balón y no pensamos más que en la siguiente jugada»
El lateral gaditano ha aprovechado las lesiones de Álex Martínez y Quini demostrando madurez y margen de progresión; la categoría no le asusta
Carlos Neva (Puerto de Santa María, 1996) jugaba hasta hace unos meses en Segunda B. Fue capitán el día que el Recreativo Granada salvó ... la categoría de forma agónica y sudó la gota gorda en verano por un hueco en Primera. Ya fuera como tercera o cuarta opción para el lateral zurdo, Diego Martínez quiso quedárselo. Y no le ha fallado.
–Muy pocos futbolistas podrán decir en los últimos años que debutaron en Primera ganando al Barça.
–Sí, sí (risas). Pero ya no es sólo ganarle al Barça sino debutar en Primera, tiene un gran trabajo detrás. Si es contra el Barça y en casa con tu afición, ganando y cumpliendo uno de tus sueños desde pequeño, mucho mejor. Como fue sorpresa hasta el final que jugase no pudo venir mi familia, pero sí un par de amigos.
–Estreno inmejorable. ¿Se asustó?
–Notaba un poco de nerviosismo al principio, pero común, porque es el de competición y el día que no lo tenga quizás sea una mala señal, pero cuando pisas el campo haces aquello a lo que llevas tantos años dedicándote con normalidad. Es muy sencillo entrar en la dinámica de este grupo, desde el primer día todo el mundo se adapta porque los veteranos lo hacen fácil. Contra el Barcelona salimos a competir y a mirarles a los ojos desde el primer minuto, como se vio, y tuvimos la suerte de marcar un gol rápido.
–¿Cuándo le dijeron que jugaría? ¿Se preparó para frenar a Messi?
–No específicamente. Hacemos un análisis concreto de cada rival cada semana, y como tocaba contra Messi, Carles Pérez o Griezmann, el míster nos dio pistas sobre cómo defenderlos y cómo hacer las ayudas. Me dijo que jugaría en la charla prepartido una hora y media antes, con la alineación y los últimos retoques. Lo recibí con mucha alegría, aunque entrenando quizás ves alguna cosa antes, pero hasta que no te lo dicen con certeza no lo sabes bien.
–Es un extremo reconvertido.
–Hace tiempo ya que no soy extremo. Cuando llegué a la cantera del Sevilla se me dijo que si quería entrar en la plantilla tenía que ser lateral. Me adapté como pude y aprendí el oficio de defensa, porque yo tenía otra idea de jugar al fútbol como extremo (risas). La ayuda de los cuerpos técnicos que he tenido en mi carrera me ha venido bastante bien.
–Es una metamorfosis común en el fútbol español en los últimos años. ¿Le inspira algún jugador?
–Ahora es bastante común que los laterales sean extremos reconvertidos, con capacidad para subir y bajar la banda. Me fijo en laterales como Jordi Alba, Gayà o Bernat. Jugadores pequeñitos, de peso ligero y con facilidad para subir y bajar.
–¿En qué le insiste Diego Martínez?
–Se llevó una grata sorpresa en verano porque crecí físicamente, estaba más fuerte. Me dice que lo primero de todo es ser defensa, ganar los duelos individuales y dejar la puerta a 0, y después, si se tiene la capacidad física y se da el partido, subir tanto como pueda.
–Fue un habitual de los entrenamientos con el primer equipo el curso pasado y este verano se ganó un sitio. ¿Cómo lo vivió?
–Con muchísima ilusión porque se trataba de competir por algo por lo que venía luchando muchos años. Cuando me anunciaron que haría la pretemporada sentí una alegría inmensa. Ya llevaba bastante tiempo entrenando con la plantilla, venía rodado, no de sopetón, así que me lo tomé con tranquilidad sabiendo mis capacidades y ayudando. Desde el primer día te acogen de una manera increíble, te lo hacen fácil.
–¿Confiaba en que ganaría ese puesto o esperaba una cesión?
–Me dedicaba a dar lo mejor de mí mismo en cada entreno, así estaría un poco más cerca del objetivo. Me comunicaron la noticia a falta de dos semanas del cierre de mercado. Fueron francos conmigo, me dijeron que estaban Álex y Quini para la izquierda junto a la posibilidad de traer otro lateral, que fue Ismail (Köybasi). Tanto la dirección técnica como Diego Martínez acordaron que por mi rendimiento querían que perteneciera a la primera plantilla.
–No aparenta haber notado el brutal salto de categoría. Parece un futbolista ya curtido.
–Eso quizás sea gracias al entrenar diariamente con la alta intensidad con la que lo hacemos y a la ayuda del vídeo para conocer a los rivales. Cuando estoy en el campo noto que si fallo o no me sale bien alguna acción hay un compañero detrás que me respalda. Es el secreto de este gran grupo.
–¿Piensa que le ha llegado la oportunidad en el mejor momento?
–Sí, puede ser. Cuando eres joven piensas en ojalá poder estar ahí pero te falta jugar en otras categorías para madurar. Me fui a Sevilla para formarme en Segunda B, vine aquí y tras dos años me notaba más maduro. Ahora, de ahí en adelante, lo que vaya saliendo.
–Sabe escoger cuándo debe subir y centra muy bien.
–(Sonrisa) Yo me definiría como un jugador afortunado físicamente, me canso poco o tardo en cansarme al menos. Es mucho tiempo entrenando los centros, pero lo primero es guardar la espalda en defensa. Es mejor dejar la portería a 0 que perder porque me cojan por mi lado en una contra.
–El sábado podría jugar en el Santiago Bernabéu. ¿Otro sueño?
–Sí, el escenario quizás sea uno de los más grandes del mundo, pero lo afrontamos como al resto de la temporada. Un partido más, otros tres puntos. Vamos con mucha ilusión y a ganar, como hemos hecho durante este inicio.
–Jugó un año en la cantera del Real Madrid, pero la experiencia fue agridulce.
–Tuve la suerte de llegar allí siendo juvenil de segundo año, jugué en la Liga nacional de Madrid y cuando terminó la temporada se me comunicó que volviera, pero luego no entré en los planes de Ramis y esto es el fútbol, había que aceptarlo. Cogí mi maleta y me fui a Sevilla. Fue casi al final del verano y por eso me tuve que agarrar a lo de 'o lateral o nada'.
–¿Qué encontró más tarde en la estructura del Granada?
–Sobre todo un grupo de personas, más allá de plantilla o el cuerpo técnico, entre los trabajadores, que siempre están disponibles para cualquier cosa, tratando incluso a tu familia como si fuera parte del propio club. Una cercanía increíble. Pocos clubes de Segunda B, donde firmé, pueden entrenar en césped natural todos los días. Vine creyendo que sería un salto en mi carrera y así fue.
–¿Cómo se explica este arranque tan espectacular?
–Si tuviérais la suerte de ver cada entreno del equipo quizás no haríais esa pregunta. El secreto es la intensidad en cada acción, cada balón dividido. Vamos a muerte a por cada balón y sólo pensamos en la siguiente jugada.
–¿Tiene techo este equipo?
–De eso se encarga la prensa, nosotros nos dedicamos a pensar en el siguiente partido. Haremos el camino domingo a domingo con una ilusión inmensa, sobre todo por la afición que hay detrás.
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