Sparring en el Wanda
La contracrónica ·
La derrota dejó una lectura: este equipo compite juegue quien juegue, ya ocupe Ismail Köybasi la banda izquierda, ejerza de guardián Aarón bajo palos o emerja como revulsivo Gil Dias en busca del empateUna resaca copera histórica no impidió que el Granada fuese competitivo en el Wanda Metropolitano, uno de esos escenarios en los que los futbolistas se ... crecen o se hunden según su personalidad. Tampoco un accidente cómico, con Eteki en plan 'rugbier' placando hasta a su compañero Martínez para que Correa marcase a placer. Al equipo granadino no lo tumban las circunstancias ni tampoco lo frenan sus sueños, porque vive inmerso en uno. Nunca fue pequeño ante el Atlético de Madrid, ni en sus peores momentos, y terminó avasallando.
Diego Martínez hizo rotaciones, porque si no revientan, y premió al bueno de Aarón con la titularidad y su debut en Primera en señal de agradecimiento por la previsible aparición de Rui Silva en San Mamés con la final de La Cartuja a dos pasos. El Granada no perdió su identidad pese a las seis novedades del 'once' respecto al martes, que no contemplaban al portero valenciano y sí al insospechado Köybasi. Dijo una vez a este periódico Víctor Díaz, con el brazalete en el Wanda, que en este equipo hay más de un capitán. Todos demuestran galones porque no hay nadie que no se sepa importante, al filo de lo imposible en cada pulso. Antes de la batalla, y todavía borrachos de felicidad por apear al Valencia, el grupo tuvo un gesto cariñoso con Neyder Lozano, el único que se lo está perdiendo todo para su desgracia.
Pasó en los primeros minutos que el Atleti se lo jugaba todo y al Granada, quisiera o no, tampoco le iba la vida. El diablo Correa abrió pronto la lata ejerciendo de goleador oportunista, beneficiado por la extrañeza de Víctor Díaz en la zurda. Los de Simeone jugaban rápido y preciso, intensos, lanzando al argentino y a Vitolo cada vez que podían. Los nazaríes se vieron a merced y optaron por taponar la hemorragia saboteando a Koke, el líder colchonero que, cuando no corre, aplaude. Indetectable pese a su posición de partida en la derecha, hizo y deshizo hasta que el Granada sacó los cepos. Se metió en el partido a base de choques, intimidando a un equipo 'cum laude' en la materia.
Nada tuvo que ver la segunda mitad con la primera. El paso por vestuarios sentó bien a los granadinistas, que aprovecharon el previsible paso atrás del Atleti y una intervención clave de Aarón a Saúl para acular a los anfitriones del teatro, una discoteca para presentar a su equipo. El Granada se puso a amasar el balón con pases de seguridad en principio inofensivos, asentado en los tres centrales y los dos carrileros, y poco a poco fue acercándose a Oblak. Tanto confía el Cholo en el esloveno que no parece inquietarle este dominio mientras sea estéril, pero su zaga ya no la defiende el cromañón Diego Godín sino el fino Mario Hermoso. El Granada, de blanco, apuró hasta un último saque de esquina en el minuto 92, invocando el espíritu de Sergio Ramos.
El duelo del Wanda Metropolitano tuvo mucho de 'sparring' para el Granada, que calienta guantes para darse de golpes en San Mamés. La derrota dejó una lectura: este equipo compite juegue quien juegue. Ya ocupe Ismail Köybasi la izquierda, ejerza de guardián Aarón o emerja como revulsivo Gil Dias en busca del empate. Los tres, los menos habituales, rayaron a la altura del colectivo, decentes como el resto del equipo. Una dignidad que va más allá de los nombres, un sentido de pertenencia tan claro entre los que más juegan como en los que menos. Un orgullo que ya tiene al Granada en la semifinal de la Copa contra el Athletic y que habrá que ver hasta dónde es capaz de llevarlo. No le pierden la cara a nada ni a nadie.
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