Bryan sin la pelota
El extremo malagueño vuelve a la titularidad un mes después del encuentro copero en Oviedo con la oportunidad de mostrarse por primera vez en la banda izquierda pero es sustituido pronto, prueba de que su cocción sigue en marcha
Bryan Zaragoza pasó por la peluquería durante la semana como si ya supiese lo que iba a pasar el sábado. Consciente del clamor entre la ... afición por su titularidad, el malagueño asomó con mechas en Los Cármenes pero luego, cuando el balón echó a rodar, mostró la versión más madura de su juego. Nunca pensó en aprovechar la oportunidad de Paco López para hacer el partido de su vida. De hecho, y como si hubiese tomado nota de las indicaciones de Aitor Karanka primero y del valenciano después, en su primera acción frenó un contragolpe del Andorra nada más empezar. Asumió que el partido se jugaba sin la pelota como si ya llevase cientos de partidos en la élite y contribuyó en lo que pudo a sostener la estructura de su equipo, pero acabó apagado sin un contexto en el que brillar.
Hubo algo novedoso en la ubicación de Bryan Zaragoza. Por primera vez salió desde el inicio en la banda izquierda, a pie cambiado, como más le gusta para encarar hacia la portería rival. Ni Paco López en aquel compromiso copero en Oviedo ni Aitor Karanka, en casa frente al Huesca y de nuevo en el Carlos Tartiere pero en Liga, apostaron por el extremo ahí sino en la diestra, condenado a driblar hacia la línea de fondo y centrar sin apenas margen para definir. Y el tanto de Bryan, qué duda cabe, es diferencial por sí solo.
El malagueño entró en ebullición a los cinco minutos, cuando intentó brindar en bandeja un gol a Petrovic en el corazón del área con un delicado toque de interior tras un envío cruzado desde la derecha y escasos segundos después burló a Bundu en la línea de fondo para poner un balón al que se anticipó el guardameta Marc Vidal. No mucho después, intervino en el primer gol de Myrto Uzuni y pidió a la afición que se viniese arriba en su celebración.
La madurez de Bryan asomó en otra serie de detalles. Por ejemplo, cuando acudió a llevarse a Callejón en una refriega con Petxarroman. Trató de asociarse con el motrileño en más de una ocasión, procurando no pecar de egoísta, pero al mismo tiempo tampoco le tembló el pulso al recriminarle a su buen amigo Uzuni, máximo goleador de la categoría, que no le pasase un balón. El albanés, lejos de ofenderse, le aplaudió la intención en una acción posterior cuando Bryan no se entendió con él.
Los tempraneros goles de Uzuni invitaron al Granada a echarse atrás y ceder la posesión al retórico Andorra, algo que apagó la chispa de Bryan por más que intentase despegar con alguna arrancada de las que levantan parapléjicos. Al extremo empezó a preocuparle más auxiliar al apurado Jonathan Silva con Bundu que llevarse al africano tras él. Una tónica que no cambió tras el descanso, cuando Paco López creyó que ya había tenido suficiente y le sentó por Alberto Perea, que viene a ser un polo opuesto a él; de la electricidad a la pausa. Una sustitución rápida que viene a indicar que el proceso de cocción del malagueño no ha terminado ni mucho menos.
Sin Bryan ni Uzuni, con el que aún se fue prudente por el miedo a una recaída muscular, el Granada se quedó sin piernas para correr todos los metros que el Andorra dejaba a su espalda. Alberto Perea y Jorge Molina tuvieron dos situaciones de área en la recta final, pero al manchego le pesaron las botas al quedarse sin línea de pase para el alcoyano y este, minutos después, se quedó sin gasolina tras una jugada maradoniana desde el centro del campo tras tirar un caño. Hasta Ignasi Miquel y Quini se animaron a regatear en el último suspiro como si quisiera imitar al malagueño, pero Bryan solo hay uno.
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