El Granada se va de vacío de San Mamés

Ambas dianas de los anfitriones tuvieron cierta polémica. Una posible falta a Quina en el primero y un fuera de banda cobrado al contrario por Martínez Munuera en el origen de la diana que llegó en las postrimerías dejaron un reguero de polémica. Lo cierto es que hay ocasiones en las que a un equipo le sale todo y el otro tiene que picar mucha piedra para obtener recaudación. Al Granada le está costando en Liga, pese a que jugó como para llevarse algo en la mochila. En Europa, próxima estación, sigue con su paso firme.

El Athletic es una constante en el camino de los de rayas horizontales desde hace un tiempo. Lo fue en el cierre del último campeonato y en la apertura de este, con venganza granadinista en ambas. Volvió a su senda ayer, un año y pocos días después de aquella semifinal copera. Los 'leones' han cambiado de entrenador y vuelven a palpar la consecución del torneo del KO, algo con lo que lidiarán por dos veces en abril. El Granada mantiene su trazada, su gráfica sigue en crecimiento continuo y ha adquirido poso y prestigio, aunque afronta los achaques de competir más que nadie, 42 fechas ya a la espalda, con una plantilla diezmada.

El parte médico menguó y salieron del listado a la titularidad jugadores como Germán, Quini, Montoro y Yangel Herrera. Fede Vico fue una de las novedades, refrescante en la victoria ante el Elche en la anterior jornada. El Athletic se transmutaba con nueve caras diferentes respecto al conjunto que se midió de inicio al Levante en Copa, pues solo repetían el portero y el central Núñez, pero alguno quiso demostrar pronto que tenía hambre de gol.

Asier Villalibre, ese chico con barba desaliñada que toca la trompeta tras las victorias, recibió un balón en el área con Germán a la chepa y se zafó de él con un toque sutil y un giro hacia la pierna zurda, que sonó a bombo. El central gaditano, con la cara más rasurada que de costumbre, perdió la posición ante el impetuoso delantero local, que está a la sombra de Williams y Raúl García, pero que también sabe cazar. No se revisó una posible falta a Quina en el inicio de todo, antes de la cabalgada local.

Todo se ponía a pedir de boca para los de Marcelino, que mantenían un ritmo alto frente a un Granada aún desajustado. Nadie encajaba por dentro, muy en paralelo Montoro y Herrera, con Domingos Quina suelto tras Jorge Molina. Del joven portugués no se puede cuestionar su habilidad en los recortes e inventiva, pero le falta depuración táctica y eso influía en las desconexiones de los visitantes.

Fede Vico ponía muchas ganas desde la derecha, en la búsqueda de socios para intentar armar las jugadas. En algún balón se pasó de ímpetu, pero su bota destiló las mejores aproximaciones de la primera parte, sobre todo cuando enfiló en diagonal. Villalibre seguía correteando ante Germán, pero poco a poco la defensa se guareció mejor. Solo Lekue encontró un pasillo sin flanquear, pero se topó con Rui en la resolución.

Poco a poco, el Granada engrasó sus piezas, se apoderó del balón y lo circuló con mayor criterio, aunque sin maldad. Vico buscó a Puertas al remate, pero este cabeceó alto, y Quina intentó seleccionar más pases que regates, pero Unai Simón siguió en la zona de confort.

Víctor Díaz ocupó el lateral zurdo tras el descanso. 45 minutos ya era un rodaje aceptable para Quini tras su convalecencia. Marcelino sacó al único jugador de campo que repetía, Núñez, y lo reemplazó con Yeray.

Aumentaba el riego el Granada, pero añoraba la precisión en los finales. Acampaba en campo contrario, pero sin conseguir que la trinchera cediera. Diego Martínez relevó a los más efervescentes, Quina y Vico, ya más cansados, y acopló a Kenedy y Soldado, diseñando un 4-4-2, el mismo sistema que el contrario. Pero lo que llegó fue una nueva irrupción de Villalibre, que tumbó a Domingos, pero en su último paso sí le taponó Germán. En el córner posterior, Kenedy golpeó a Vencedor y Martínez Munuera le arreó para hacer penalti.

Raúl García, recién salido al tapete, se puso la capucha de verdugo, pero no contaba con que Rui jamás teme al paredón de los once metros. Otro golpe de castigo que salva el luso, inasequible al desaliento, también ante un consumado especialista.

No parecía fluir el Granada cuando paradójicamente armó su tanto. Puertas recibió en la izquierda un envío cruzado, tras un roce que orientó de Jorge Molina, y bombeó un centro apetitoso para el del Alcoy, que lo celebró haciendo el aparente gesto del caimán. Mateu Lahoz, en el 'estudio', escrutó una posible mano, que no llegó a considerar.

Montoro recayó de sus molestias de sóleo y saltó Eteki con un candado en la mano. También concursó el 'olvidado' Adrián Marín, que dio aire a Puertas como extremo, posición a la que le ha orientado el 'chamán' por su blandura defensiva. Le dio tiempo a hacer una falta en la frontal que Morcillo golpeó con mansedumbre.

Pero la crecida del Athletic se iba a percibir en la prolongación. El empate llegó en un balón al área que Víctor Díaz alejó mal y dejó a los pies de Berenguer, que ya había lucido cañón unos días antes para colocar a los suyos en la final copera de 2021, la actual, que celebrará en sucesión con la otra. El Granada quedó desplumado ante un rival en estado de optimismo, al que le sale todo. Molina pudo girar los acontecimientos a segundos de la conclusión, pero solventó mal en un remache con la zurda. No hubo galardón para los forasteros. El aquelarre les maldijo. Quemen esa equipación ya.