Granada - Zaragoza | La crónica
El Granada respira entre achaquesEl equipo quiebra su racha sin ganar, no sin angustia, remontando un gol tempranero del Zaragoza, con unos minutos finales de dudas hasta la rúbrica de Arnaiz
El Granada respira entre achaques a costa de un Zaragoza que se hunde en la cola de la clasificación. Marcaron primero los maños, en una ... metedura de pata mayúscula de Luca y Oscar, volviendo el estado de nervios a Los Cármenes, donde no se concebía un resultado así. Antes del descanso, los rojiblancos ya maquillaron la situación, recuperando la iniciativa, con un Jorge Pascual sublime, goleador primero y asistente después, tras el entreacto. Sin embargo, el partido no quedó visto para sentencia. Los locales se enredaron y los visitantes buscaron el empate, pero en el alargue sí llegó la rúbrica de José Arnaiz, al que le hacía mucha falta esta muesca en su revólver.
Granada CF
Luca Zidane; Oscar Naasei (Manu Trigueros, m. 73), Manu Lama, Loïc Williams, Diallo (Rodelas, m. 78); Rubén Alcaraz, Sergio Ruiz (José Arnaiz, m. 73), Pedro Alemañ (Gagnidze, m. 78); Álex Sola, Faye (Pablo Sáenz, m. 88) y Jorge Pascual.
3
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1
Real Zaragoza
Adrián Rodríguez; Aguirregabiria (Juan Sebastián, m. 79), Ale Gomes, Pablo Insua, Pomares; Francho, Toni Moya, Sebas Moyano (Paulino, m. 70), Pau Sans (Tasende, m. 62); Raúl Guti (Bakis, m. 70); y Soberón (Dani Gómez, m. 78).
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GOLES: 0-1, m. 3: Oscar, en propia puerta; 1-1, m. 37: Jorge Pascual; 2-1, m. 63: Pedro Alemañ; 3-1, m. 93: Arnaiz.
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ÁRBITRO: Eder Mallo (comité castellanoleonés). Sin amonestados en los locales; y amarillas a los visitantes Pomares (m. 22), Aguirregabiria (m. 27), Ale Gomes (m. 56) y Bakis (m. 81).
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INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 13 de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 14.272 espectadores.
El 'once' de Pacheta, que se recita de carrerilla, introdujo una modificación forzosa por la baja de Pau Casadesús. Oscar Naasei, floreciente central, regresó al lateral derecho con consecuencias desastrosas en la primera acción del encuentro, en un repliegue. Todo vino por un pase forzado de Loïc Williams, novedad del equipo, hacia Faye, que no controló bien. Nació un contragolpe del Zaragoza que Francho edulcoró con un centro curvilíneo, directo hacia una zona peligrosa, ante el que dudó sobre todo Luca Zidane en su salida. Vio cerca a Oscar, pensó que despejaría, pero ante la inquietud apareció Pau Sans para puntear y generar un pequeño rebote en el joven ghanés, estupefacto.
Era lo que le faltaba a un público que ansiaba una reacción inmediata de los suyos ante el colista. Tardó un rato el Granada en salir del aturdimiento, todo el mundo demasiado estático. La paciencia del respetable se puso a prueba en el saque de una falta. La modernidad dicta que ahora haya dos pateadores y que ambos amaguen para sorprender mientras los rematadores tratan de no meterse en fuera de juego. A los rojiblancos les salió fatal la estrategia por querer jugar en horizontal y esto levantó silbidos en la grada.
Quedaba claro que de esa fase se salía por carácter y no por fútbol. Sola, a trompicones, escapó de su par en el costado y le metió un centro a Alemañ que este empalmó flojo. Sola, agitador, le sacó una amarilla a Pomares con un arabesco. De esa falta, también con movimientos de tahúr, Sergio Ruiz finalmente la botó y Jorge Pascual la picó abajo. Adrián la repelió y Pomares sacó la pala para evitar el peligro.
Estas aproximaciones espabilaron al Granada, que chutó con más intención, bien con Faye y también con Sola, con el que no van las depresiones colectivas. Los rojiblancos acumulaban soldados en campo enemigo y al portero Adrián se le escurría el esférico con asiduidad. El Zaragoza, que quería proteger el botín, asomó con Soberón en una acción rápida, pero eran los locales los que iban a derribar la puerta. Fue Pascual, ahora en racha, con envío de Faye, una sociedad en evolución.
La conexión prosiguió en una llegada posterior, pero Adrián sí paró el intento del delantero rojiblanco. Hubo hasta un gol anulado a Faye, de manera correcta, y un asedio constante que se detuvo con el pitido que invitaba al descanso. Pero el segundo acto pudo empezar con otra pifia horrenda. Loïc fue a interceptar un balón que buscaba su espalda y en la peinada pilló a media salida a Luca Zidane, con la fortuna para ambos de que no fuera hacia la madriguera. Acto seguido, Toni Moya cuestionó al cancerbero, pero sacó la pelota con mucha atención.
El encuentro se introducía en el terreno de las incógnitas porque al Zaragoza le valía de poco empatar y olfateaba la inseguridad entre los anfitriones. Se contagiaba hasta en seguros como Lama, al que salvó Loïc en el despiste de una salida. Los maños elevaron la presión, pero en esto también sobresalía Pascual, de dulce en mitad de esta coyuntura. Su hostigamiento generó otra falta cercana al área con remate de Loïc y balón a la red, pero en fuera de juego.
Cualquier desliz era un avance del adversario. Faye se orientó mal la bola y Francho salió escopeteado, pero llegó a cerrarle el paso. Soberón tuvo también una de las que no se suelen perdonar.
Cuando Pacheta ya iba a hacer cambios, llegó un alumbramiento. Faye y Pascual enlazaron fenomenal por el carril izquierdo, con un toque definitivo del delantero hacia Pedro Alemañ, que tiene esa intuición genuina de los llegadores. 2-1, celebración acorde y parada de sustituciones, que lo que funciona de repente no se podía alterar.
No había dicho su última palabra el Zaragoza. Soberón trazó desde la corona del área, pero Luca escupió el intento. Vino de una salida alocada de Oscar, que definitivamente se lía cuando conduce el esférico.
De hecho, Pacheta lo retiró en la primera rueda de reemplazos. Sola se fue atrás, con Arnaiz por delante y Trigueros por Sergio Ruiz. Refrescos sin poso conservador, para insistir en el tercer tanto. Lo tuvo Pascual en una arrancada extraordinaria, sacando las pegatinas a un ex como Insua, pero Adrián se supo estirar y no hubo remache.
Renovó laterales el burgalés con Rodelas en la zurda, más Gagnidze por Alemañ. Las cosas se torcieron y en lugar de dominar, se encontraron con un poste del Zaragoza, en un tiro de Dani Gómez.
Aturdido, Faye dejó su lugar a Pablo Sáenz. La angustia siguió presente en un envío de Paulino que atrapó Luca con suspense. Quedaba todo el alargue y apostar por un final concreto era difícil, pero llegó una solución en medio del desbarajuste. Gagnidze bombeó un pase con el exterior tras un robo, desde la medular, y Arnaiz rememoró tiempos mejores con una cabalgada que él mismo finiquitó. Aire en los pulmones para todos tras algún arranque de tos.
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