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El Granada regala la primera parte y lo paga caro ante el colista
El equipo, con nueve cambios respecto al jueves, naufraga en el acto inicial y no logra evitar la derrota con algunos de sus importantes ya en el verde
Rafael Lamelas
Domingo, 21 de febrero 2021, 20:43
El Granada entregó la primera parte en El Alcoraz de manera flagrante y ya no supo ponerle remedio ante un Huesca impetuoso que vibró ... para conquistar la victoria. Un colista que ya comprometió a los rojiblancos en la primera vuelta (3-3) y que se benefició de la apática versión de los de Diego Martínez en el acto inicial. No es el primer conjunto instalado en el pozo que se la lía a los de rayas horizontales. Con muchísimas caras nuevas respecto al partido con el Nápoles, los nazaríes dejaron mucho que desear hasta el descanso, pusilánimes y endebles, con un breve momento de brillo en el gol de Domingos Quina.
A partir de ahí, se desmoronaron por completo, lamentables en la protección de la retaguardia, como si algunos suplentazos no quisieran salir del banquillo más. Regalaron centímetros de más en acciones que exigían tensión competitiva y llegaron a la pausa con un 3-1 casi concluyente. Saltaron algunos de los importantes para rebatirlo y se recortó la diferencia, pero llegaría un percance con la lesión de Yangel Herrera, aún sin diagnóstico, que lo frenó todo.
Huesca
Álvaro Fernández; Maffeo, Pulido, Siovas, Insua, Javi Galá; Ferreiro (Juan Carlos, m. 87), Seoane, Mikel Rico (Doumbia, . m. 67); Escriche (Okazaki, m. 67) y Rafa Mir.
3
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2
Granada
Rui Silva;Foulquier (Machís, m. 46), Víctor Díaz, Germán Sánchez, Nehuén Pérez, Adrián Marín; Eteki, Domingos Quina (Domingos Duarte, m. 82), Fede Vico (Jorge Molina, m. 46), Soro (Yangel Herrera, m. 61; Kenedy, m. 75); y Antonio Puertas.
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GOLES 0-1, m. 8: Domingos Quina; 1-1, m. 31: Escriche; 1-2, m. 39: Pulido; 3-1, M. 44: Foulquier, en propia puerta; 3-2, m. 59: Soro.
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ÁRBITRO César Soto Grado (comité riojano): Expulsó con roja directa a Germán (m. 91). Amonestó a los locales Mikel Rico (m. 51), Insua (m. 73) y Seoane (m. 93); y a los visitantes Rui Silva (m. 15), Nehuén Pérez (m. 61) y Víctor Díaz (m. 80) .
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INCIDENCIAS Partido correspondiente a la jornada 24 de LaLiga Santander, disputado en el estadio El Alcoraz, sin público en las gradas.
La segunda vuelta está siendo una pesadilla para el Granada. Lleva seis jornadas sin ganar y aunque tiene un margen de maniobra aceptable, ha de recuperar sensaciones cuanto antes los fines de semana. Eliminado de la Copa del Rey, el brillo de la Europa League le obnubila ahora. Lo cierto es que está ante la oportunidad histórica de pasar ante todo un Nápoles, que cayó en la Serie A por 4-2 frente al Atalanta. Al contrario que los rojiblancos, forzó de inicio a nueve titulares en Los Cármenes, justo al contrario de lo que ocurrió en tierras oscenses. Se afeitó la alineación y se pagó caro.
Solo repetían Rui Silva y Foulquier, este prácticamente como extremo en la derecha, resguardado por Víctor Díaz. Que el francés tenía uno de esos días para tirarse de los pelos se comprobó desde la primera acción a balón parado del encuentro, en la que despejó al aire y Escriche casi empalmó a gol sin querer.
De repente, apareció un espejismo. Domingos Quina, insertado en el centro del campo, ya había dejado algún detalle de su talento con un control y un recorte elegante en la medular, pero su consideración se disparó cuando recibió un pase de Soro en el área. Como si la zaga no supiera quién era ese chico menudo con rastas, el luso giró sin alarmarse y encaró, colocó bien su cuerpo y soltó un trallazo ante el que nada pudo hacer Álvaro Fernández.
Pero marcar le sentó fatal a los rojiblancos, poco coordinados en los avances y con demasiadas pifias en el repliegue. Hasta Rui marró al salir a despejar un balón en una falta y manoteó la nariz de Escriche. La sangre salió a borbotones y el árbitro, que no había señalado el penalti, se olió que le llamarían al monitor, como así fue. Cobró la infracción, pero Rafa Mir sacó un torpedo sin control que rebotó en el poste, cuando Rui se había tirado hacia el otro lado. Usó la telequinesis para evitar la diana.
La suerte se alió con los rojiblancos, que seguían sin progresar con acierto. Deambuló Fede Vico, en una actuación horrenda, con decisiones ciertamente incomprensibles en ataque, como para cambiar de botas. Pero la mayor vulgaridad estaba atrás. Adrián Marín mostraba la blandura de un bizcocho recién horneado. Permeable, tapó mal a Ferreiro en una intentona y luego Escriche llegó antes que Nehuén, que tampoco andaba enchufado.
Vico seguía abducido y Adrián Marín, aparentemente bajo los efectos del vudú. Pifiaba casi todo y así llegó un córner de ejecución clásica, con un viejo conocido de por medio. Lo botó Galán, lo peinó Mikel Rico como también hacía en Los Cármenes y concluyó Pulido, que se escabulló de la marca de Eteki.
La remontada ya estaba consumada, pero ni así reaccionaron los rojiblancos, sin tensión en los saques de esquina. Rafa Mir fue a por uno con bravura, pero lo acabó enviando a meta Foulquier con el pecho, atropellado por el fornido delantero oscense, aunque sin llegar a considerarse falta.
La indignación de Diego Martínez se desataba, poco habituado a semejantes carencias, que fallara tan estrepitosamente la actitud. Fulminó a Foulquier y Vico para rescatar a Machís y Jorge Molina. Hubo un viraje esperanzador.
El venezolano, que pasó hace unos años por el Huesca, afrontó la responsabilidad con liderazgo. Su intrepidez en el regate forzó al rival, que no sabía cómo frenarlo. A fuerza de insistir, llegó el tanto. Intervino Molina, controlando y estirando la acción hacia banda. Retrasó par Machís y este gambeteó y buscó el área ante la llegada de Soro, que se anticipó ante Álvaro Fernández, chocando después. El gol subió al marcador.
La metamorfosis de los nazaríes prosiguió, ya con Herrera, otro que pasó por el conjunto oscense. Machís quiso castigar más con un misil que espantó Álvaro y Quina intentó reivindicar sus condiciones de nuevo, más suelto con Yangel detrás. Poco duró el 'vinotinto' sobre el verde, que reclamó la sustitución, tocado tras un mal giro. Queda por ver el alcance y si peligra su concurso en Nápoles.
Saltó Kenedy para intentar cazar alguna presa y se llevó un susto Quina en un mal giro de cadera, del que no se terminó de restablecer, y salió el otro Domingos, Duarte, para dejar que Germán asiera una vez más el ariete, como en tantas situaciones desesperadas. Pero lo que acabó pasando fue que el gaditano vio la roja directa en una tarascada demasiado alta a Galán, castigo algo desproporcionado pese a ser una entrada aparatosa.
La moneda se lanzó al aire y pudo salir cruz si Maffeo cuela un chut que abortó Rui. Todo acabó siendo precipitación, llegadas al asalto sin fineza. Hasta Rui subió en un bote de falta a la olla. El desastre se consumó, sin muchos paliativos, aunque con un eximente si los descansos alivian la alineación en el Diego Armando Maradona y el Granada llega a los octavos. Una ilusión grandiosa, pero que ha de ser compatible con la supervivencia en Liga. El colchón existe, pero se va laminando en días así, con despistes impropios.
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