El Granada pone rumbo al precipicio
Los rojiblancos caen frente al Levante tras otra horrible actuación en la que se muestran inferiores a un rival directo peor clasificado pero con más fe
Rafael Lamelas
GRANADA
Domingo, 17 de abril 2022, 16:22
El Granada ha puesto rumbo al precipicio y no hay quien corrija su deriva. El Levante, que aterrizaba como último clasificado, le dio una lección ... de fútbol y una muestra de carácter. No le caben excusas arbitrales a los rojiblancos, aunque los dictámenes de Pizarro Gómez y el VAR fueran a ratos desesperantes. El equipo fue inferior once contra once y de peluche con uno menos. No funcionó ni con muchos atrás ni con pocos frente a Maximiano. Las conjuras apenas tienen efectos cosméticos. En el campo, ansiedad, precipitación y pifias. La grada, harta, con toda la razón, y señalando al palco.
Los locales dejaron volar otra oportunidad ante un adversario con el mismo objetivo pero con el pelaje más duro, que intenta una remontada heroica cuando todo se le veía improbable, que tiene orgullo y fe. El Granada es lo contrario. Va despilfarrando su renta, viviendo de lo amasado sobre todo en 2021, antes de que se sucedieran los cortocircuitos. Deambula.
Todos salen muy quemados de lo de este domingo. El caso es que, aunque el Barça no cumpla ante el Cádiz, el Granada seguirá una semana más fuera del descenso, pero hay una sensación de ficción al respecto. El colador sigue dejando pasar grumos como puños, la creatividad luce poco y cada uno, en el delirio, hace la guerra por su cuenta. El Levante, una bicoca atrás pero con espíritu y un grande como Morales arriba, se iba a llevar hasta el golaveraje. Collado, en una caótica prolongación, sacó un buen zurdazo que rebajó la distancia. Soldado, poco después, anotó sin celebrarlo para dejar igualado el pulso respecto a la primera vuelta. Él lo vio venir todo en verano.
Granada
Maximiano; Quini, Víctor Díaz (Álex Collado, m. 46), Germán, Domingos, Escudero; Petrovic (Isma Ruiz, m. 80), Milla (Montoro, m. 69); Antonio Puertas (Uzuni, m. 69), Machís y Jorge Molina (Matías Arezo, m. 80).
1
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4
Levantet
Cárdenas; Jorge Miramón (Marc Pubill, m. 46), Vezo, Róber Pier, Postigo (Óscar Duarte, m. 63), Son; Pepelu, Radoja (Malsa, m. 63), Melero; José Luis Morales (Soldado, m. 80) y Dani Gómez (Cantero, m. 68).
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GOLES: 0-1, m. 17: Dani Gómez; 0-2, m. 56: José Luis Morales, de penalti; 0-3, m. 77: Malsa; 1-3, m. 93: Álex Collado; 1-4, m. 95: Roberto Soldado.
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ÁRBITRO: Pizarro Gómez (comité madrileño). Expulsó por doble amarilla a Germán (m. 44 y 54). Amonestó a los locales Víctor Díaz (m. 35), Petrovic (m. 69) y Machís (m. 74); y al visitante Radoja (m. 40).
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INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 32 de LaLiga Santander, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante unos 16.000 espectadores.
El rival intuía el nerviosismo en los locales desde el principio. Al sacar, voleó con altura hacia la zaga de los anfitriones, a los que el balón les pareció un meteorito. Germán hizo una falta que sobraba y que Morales chutó al centro. Fue el primer soplido de corneta del capitán granota, un bólido descatalogado. En un córner sacado en corto por el Granada, con una pérdida absurda, puso su motor al máximo. Buscó a Son, pero Quini le rebañó la gloria. En el saque de esquina siguiente, de nuevo el lateral cordobés impidió el chut certero de Morales, caso único de rapidez intacta con la edad.
La situación parecía ya clara. El Granada rechinó los dientes gracias a ciertas anticipaciones de Petrovic, luego perdido en el terreno pantanoso. Víctor Díaz elevó un pase hacia Jorge Molina que Cárdenas interceptó cuando Machís agitaba su anzuelo. De nuevo, una constante en Los Cármenes: un equipo que arranca adormilado, que parece espabilar, pero que se agrieta atrás. Morales estiró las costuras de Víctor Díaz y lo acabó reventando. Corrieron en un duelo personal y el granota le hizo una finta a lo Benzema, pegado a la línea de fondo, con clase. Se limpió el panorama y vio a Dani Gómez. Envío por debajo de las piernas de Germán para la explosión de felicidad visitante.
El gol dejó lívidos a los rojiblancos, todo concesiones en la retaguardia, invisibles en el resto de líneas. Las visitas levantinistas aumentaron, con peligro creciente, como un grifo roto que expulsa más y más agua. Ni Machís, en una escapada solitaria, era capaz de burlar a su par. Los de atrás eran figuras grotescas. Morales perdonó de nuevo y ni la pausa de hidratación, recuperada por el calor, serenó a los de Torrecilla.
Lo mejor era entonces el resultado, corto para los méritos del contrincante. Escudero, de falta magistral, casi supera a Cárdenas, pero entre su guante y el larguero alejaron el peligro. Solo así se podía agarrar el Granada al encuentro. Miramón tampoco pudo castigar a Maximiano en otra aparición furtiva, con Escudero de ayuda.
Torrecilla quitó al capitán Víctor Díaz al descanso y buscó imaginación en Collado, adosado al centro del campo en un 4-3-3. En una melé tras un córner, Germán intentó chutar y luego hubo una posible mano a Radoja, sin que en la sala VOR la vieran punible. Tampoco cuando arrollaron a Molina frente al portero rival, ante las quejas del alcoyano.
El Granada mutaba. Parecía otro, el de los intentos de remontada. Machís quería levitar por la izquierda y Jorge Molina se marcó un eslalon con latigazo final que evitó Cárdenas. En ese desenfreno, el VAR rebobinó hacia una pugna previa en la que Germán había dejado la plantilla a Morales sobre la línea de fondo. El colegiado había dejado seguir como si nada, con el punta granota por el suelo, quejándose. Tras mucha deliberación, Pizarro decretó penalti y segunda amarilla para el gaditano. El destrozo definitivo.
Los rojiblancos se quedaron amorfos. Quini se escoró a la izquierda, Escudero se puso de central, Puertas ocupó toda la derecha y todo siguió dependiendo de la inspiración de Molina y de alguna correría de Machís. El ariete se quejó de un agarrón de Duarte que tampoco se auscultó. El Levante no quería dispararse en el pie, se acomodó con el balón y fue refrescando líneas con sustituciones. Torrecilla se destapó por completo con Uzuni de lateral diestro y Montoro al frente de las operaciones, con galones pero sin el físico aún acorde. Pizarro Gómez seguía cabreando al personal, para más escarnio, en pequeñeces ridículas.
Escudero se aventuró desde su campo, pero tampoco iba a firmar el tanto de la jornada. Petrovic la tuvo a quemarropa ante Cárdenas y a bocajarro en un córner que le rebotó. Fue el preludio del tercer tanto granota, en un contragolpe sin filtros. La afición peregrinó a casa con el orgullo herido. Alguno ya se perdió la recepción a Soldado, que volvió a la que fue su casa entre más aplausos que reproches. Se la ha encontrado llena de goteras. Tuvo una nada más entrar y un gol casi al salir, cuyo festejo reprimió.
Hasta el final, lo previsible. Llegadas en cascada sin ningún rigor táctico, como en el patio del colegio, con los chavales Isma Ruiz y Arezo sobre el tapete. El canterano marró una a puerta vacía. El uruguayo sufrió molestias. Collado coló en las postrimerías. Soldado, también. Diferencial particular igualado.
Nadie sabe cómo acabará esta historia. Puede que el Levante baje a pesar de todo, pero está siendo conmovedora su intentona de supervivencia. Lo del Granada deprime. Es una larga agonía, con pronóstico reservado. Puede que se salve, incluso. No parece sencillo así. Los que se quedaron, tuvieron un blanco en la dirección, a la que pidieron que dimita, y a Patricia Rodríguez, en concreto, que se vaya. Hace poco más de un año, el hito en Mánchester. Doce meses después, un equipo colgado del alambre. Debajo, la Segunda división.
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