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El Granada mancha su escudo
Los rojiblancos caen humillados por un rival de la cuarta categoría nacional, al que no supo abordar ni terminando con gran parte de sus titulares
Rafael Lamelas
Jueves, 16 de diciembre 2021
El Granada manchó su escudo y firmó una de las noches más bochornosas que se recuerdan. Mucho hay que bucear en sus anales para encontrar ... una humillación de este calibre en un duelo tan desigual sobre el papel. Cayó eliminado de la Copa del Rey por un rival de la cuarta categoría nacional, sin paliativos ni anestesia. El Mancha Real escribió los renglones más bonitos de su historia y atrajo fantasmas del pasado para los rojiblancos, que jamás ganaron en sus visitas al terreno de los jienenses cuando compartían grupo en Tercera, en otros tiempos más oscuros que retornaron a la mente de los seguidores más fieles de los nazaríes. Entonces, La Juventud era de albero y ahora es de césped artificial. Uno de buena generación, aunque de escasas dimensiones. Pobres excusas ante la pobreza argumental del Granada, cuya esterilidad alarma. Ni acabando con un amplio ramillete de titulares fue capaz el equipo de superar a un adversario modesto, pero con el ánimo de los campeones y un portero en estado de gracia.
Una derrota así puede dejar duras magulladuras en el proyecto. En primer afectado seguramente será el entrenador, Robert Moreno, cuyo expediente se lleva un tachón imborrable. Si ya le estaba costando recuperar el crédito en Liga, pero al menos ha visto como el colchón se le mantenía con respecto al descenso, la debacle en Mancha Real hunde al equipo en la preocupación. De inicio, resultó informe. En la segunda mitad, precipitado. En todo momento, bastante ramplón, por más que obligaron a una exhibición de Lopito bajo palos. El Granada acabó con dos delanteros natos, Germán montado y Suárez y Machís por banda, pero ni con una delantera a la antigua pudieron magullar a los jienenses, un grupo de gente de distintas generaciones y muchos tiros pegados, que lo bordó en una noche árida para los rojiblancos.
Mancha Real
Lopito; Edu Viaña (Carlos Jiménez, m. 74), Del Amo, Raúl Pérez, Nando (Villarrejo, m. 86); Óscar Quesada, Mauro, Juanma Espinosa; Urko Arroyo (Rafa Vega, m. 59), Pedro Corral (Pablo Siles, m. 86) y José Enrique (Migue Montes, m. 74).
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Granada
Aarón; Santiago Arias, Germán Sánchez, Luis Abram (Luis Suárez, m. 46), Raúl Torrente, Escudero; Yan Eteki (Montoro, m. 63), Isma Ruiz (Machís, m. 46), Monchu (Milla, m. 46); Carlos Bacca y Butzke (Jorge Molina, m. 70).
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GOL: 1-0, m. 21: José Enrique.
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ÁRBITRO: Soto Grado (comité riojano). Amonestó a los locales Urko Arroyo (m. 24), Rafa Vega (m. 65), Juanma (m. 92) y Migue Montes (m. 92); yal visitante Luis Suárez (m. 72); y al entrenador Robert Moreno.
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INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la segunda eliminatoria de la Copa del Rey, disputado en el estadio La Juventud ante unos 2.500 espectadores.
El caucho y su anfitrión se le atragantaron pronto a los visitantes, plagado de suplentes en el arranque salvo en el centro de la defensa, en la que formaron Germán y Torrente como en Cádiz, aunque junto a Abram. Línea de tres atrás para repeler el previsible fútbol directo y dejar toda la banda a los laterales Arias y Escudero, los primeros en amenazar al Mancha Real. El colombiano cruzó la derecha como un rayo y puso un centro largo con el que vallisoletano pudo probar a Lopito, ágil en su intervención. El propio Arias lo intentaría un poco después desde lejos, con nueva reacción del arquero.
El arranque se convirtió en un mero espejismo. Los locales se iban a apoderar del balón y de la mayoría de disputas divididas. Esa intensidad iba colapsando a los rojiblancos, entregados a un ejercicio de precipitación. Nadie cogía el paso ni con un tambor y la mediocridad se extendía como una plaga. Sin temple en el pase, empezaron a asomar fallas en la retaguardia, como en una escapada de Nando por la banda descarrilando a Arias.
El Mancha Real se mostraba firme en los lances y lo comprobó Escudero en una obstrucción. Monchu se pidió el lanzamiento y escenificó una parafernalia parecida a la de Cristiano Ronaldo, aunque con menos seriedad facial. El caso es que el mallorquín golpeó duro y con mucho efecto, pero el larguero se interpuso en el camino al festejo. Después, el balear se diluyó, soltando un mandoble al filo del descanso cobrado con amarilla. Abandonó el lugar del delito con cara de pocos amigos.
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Ya entonces mandaban los jienenses en el marcador. La voladura llegó con una subida de Raúl Pérez transformado en flecha. Centró y se encontró con la conexión delicada de José Enrique, de zurda con el revés de su pie. Golazo golpeando de primeras, sutil y elegante.
Mordían los locales y se abatían los visitantes, con los papeles cambiados. La apatía rojiblanca era grotesca y todo se limitaba a algún chut lejano, por si cayera la breva. Ciertos futbolistas parecían dimitir de sus ocupaciones, entre despistes y meteduras de pata. El mal se extendía por canteranos y veteranos, pasando por una clase media de la plantilla devaluada con el paso de los minutos.
El único superviviente que quedaba de la 2ª RFEF en la competición llegaba al descanso en un registro histórico. La cosa se puso tan seria que Robert Moreno acudió a tres de sus cracks, Milla, Luis Suárez y Machís, para revertir la bochornosa tendencia, en lo que significaba el retorno del venezolano tras su pinchazo en Bilbao. El de la Vinotinto se fue a la izquierda y el colombiano, a la derecha, en una especie de 4-2-4 con el que pronto conectaron. Machís pateó con vehemencia un servicio de su compañero, pero sin la orientación adecuada.
El caudal de llegadas aumentó y al Mancha Real pareció írsele el fuelle. Eteki seguía empeorando las acciones de ataque con pretenciosos pases a lo Laudrup. Torrente fue algo sobrado a una pugna con Urko Arroyo con peligro de hacer penalti, aunque el murciano eludió el problema al final.
Butzke, que con el Recreativo hizo un doblete en La Juventud, apenas aleteó en el área jienense. Arias casi sorprende a Lopito con uno de esos centros que se afilan hacia la meta. Machís le volvió a apurar con un obús desde la frontal. Con Suárez, de nuevo estuvo antológico y frente a un cabezazo de Germán, sublime.
Moreno ya tuvo que acudir a lo mejor de su guardia, con Montoro por el obtuso Eteki, pero a los rojiblancos les seguía costando aclarar el panorama. El técnico local, Pedro Bolaños, se inclinó por un exnazarí, Migue Montes, para el tramo definitivo. Pedro Corral derramó la opción de sentenciar del Mancha Real y el Granada seguía impotente en sus acometidas, estrellándose contra la fortificación local.
El Mancha Real no especulaba, acertaba el intercambio de golpes sin fingir lesiones ni gaitas, con pura nobleza. Germán se agarró al ariete también, pero el portón no cedía. Suárez forzó un córner con un proyectil, pero Lopito agitaba los guantes como aspas. Sus manos sellaban la frustración del Granada y la proeza de los anfitriones, eliminando a todo en un Primera con justicia. Los días dirán los daños colaterales de semejante fiasco.
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