El Granada tiene la primera hoja del trébol del ascenso

Se cumplió lo previsto y el Lugo opuso poca resistencia. Dio la impresión de que, si el Granada hubiera necesitado de verdad más renta, habría celebrado un festival, pero cundió la prudencia tras el 2-0 y solo tras las sustituciones, con muchos meritorios queriendo lucir palmito, se vio opción de que el dígito rojiblanco se alterara. Quien sí hizo gozar al público fue Bryan Zaragoza, que por fin cuestionó a esos críticos que le adjudican la etiqueta de mero revulsivo. Con confianza, y a pie cambiado, puede emerger uno de los futbolistas más imaginativos que se recuerdan con pasado en el juvenil del club.

La alineación pareció la que Paco López propondría para una remontada. Reunió a cuatro jugadores rápidos arriba y a Melendo por dentro repartiendo de cerca y de lejos. Pronto se encontró amonestado Pol Lozano, que era quien corregía en la media, mientras que atrás variaban los laterales con respecto a Mendizorroza, saliendo Ricard Sánchez y Jonathan Silva, renqueantes Quini y Neva.

Puertas se ocupó de la banda izquierda, con la doble función de afilar la zona y auxiliar a Silva. En un intento de búsqueda de Weissman, el israelí se dejó el balón atrás. El almeriense sabía que era un día propició para romper su maleficio ante el gol. Lo intentó en la continuación de una falta al área y lo concretaría unos minutos después, en una jugada frenética.

Antes de ello, Melendo le teledirigió un esférico a Uzuni que el albanés no pudo embocar en carrera por unos pocos metros. Cargaban los rojiblancos con decisión, mientras que el Lugo languidecía, solo expuesto a algunos arrebatos de calidad de algunos de sus jugadores.

Pero en esas cuestiones el que cada día destapa un color nuevo de su paleta es Bryan Zaragoza. Al malagueño se le ancla a la derecha desde el comienzo de curso, pero es un puñal en la izquierda. Desde la orilla diestra, improvisó una combinación con Ricard hacia Pol, que el pivote no pudo pronunciar con colocación ante Sequeira. Sería después cuando el propio Bryan colocaría con sutileza e intención un balón por las alturas para que Uzuni rompiera al espacio y visualizara a Puertas con el arco tenso y la flecha a punto.

La diana del 'diez' se celebró con entusiasmo, y él se besó el escudo con delectación. Entró el equipo en uno de esos trances en los que se mimetiza con la pasión de la grada y la fase pilló a Bryan en la izquierda, donde es tan intrépido como Vinicius, aunque más pálido y esmirriado. No importa, porque su habilidad le avaló para pasar ante la detección de Juanpe, Loureiro y Baena, impresionados con el cometa al cruzar. Llegó al área, inclinó el cuerpo y Xavi Torres fue espectador privilegiado de su parábola a la escuadra.

El malagueño también puso sus labios sobre el distintivo de los rojiblancos, encantado con su emergente condición de Ighalo. Sacó después su vena solidaria, buscando que Uzuni aumentara su renta en el pichichi. Sin embargo, el 2-0 conformó a los locales, que se fueron destensando, dejando discurrir al Lugo de más. Pases de seguridad, demasiado contacto de los centrales y muchos repliegues por abandonar la contundencia, que disiparon el efecto de una primera parte notable.

No parecía un camino por el que proseguir, porque aun con ventaja era importante que compitiera, evitara la relajación y mantuviera el control del juego. Aspectos a mejorar y que pueden repercutir en las siguientes citas.

Tras el descanso, Paco López varió las orillas de Puertas y Bryan para dejar al más joven tirando diagonales. Fue Uzuni el que dio la primera advertencia hacia la diana con un misil lejano que Sequeira escupió y Weissman no supo empalmar, chutando al aire. El Lugo, mientras, seguía con tez mortecina, agarrado a Idrissa, que disputaba su propio encuentro para el lucimiento personal.

Sorprendió el técnico del Granada retirando a Weissman que, aunque no estaba con puntería, sí parecía un día como para dejarle tiempo en busca de una muesca en el revólver. Quitó también a Puertas para que intervinieran Meseguer y Callejón. Melendo se escoró y el motrileño se puso al lado de Uzuni, que tuvo al poco una ocasión clamorosa que salvó el meta del Lugo con una mano divina.

La rueda de sustituciones de los rojiblancos siguió girando con Petrovic y Soro para que la media mantuviera la firmeza. Siguieron a empellones, con circulación algo de ansiedad en los últimos metros, todo muy pendiente a cuando Bryan recibía con el horizonte despejado.

En estas, Soro anotó, tirándose a racha tras un lanzamiento de Callejón, pero el maño supuestamente se llevó por delante las manos de Sequeira, ya acopladas en un intento de segundo rechazo. El VAR, ni moscas. Tampoco en dos caídas de Bryan tras el enésimo gambeteo, una con agarrón incluido. No están los de las pantallas para abundar en polémicas. Les habrán pisado un cable.

El malagueño, que no se amilana ante nada y ante nadie, siguió percutiendo en pos del doblete. Le intentó ayudar Callejón, aunque los que estuvieron a un número de cantar bingo fueron Meseguer y Soro, pero Sequeira les arrebató el cartón. Todo había quedado amarrado en el primer acto y así se rubricó. La presión, en los tejados de los rivales directos ahora.