Penaltis y golazos
Cartas desde China ·
Un lanzamiento sin barrera desde once metros; cualquiera podría hacer gol en estas circunstanciasKEVIN VIDAÑA
CHINA
Sábado, 25 de abril 2020, 02:06
Los goles de penalti nunca son golazos. Un lanzamiento sin barrera desde una distancia de once metros con la única oposición del guardameta; cualquiera ... podría hacer gol en estas circunstancias. Se trata de una recompensa que no compensa, de una jugada triste, de una impureza del juego. Es un castigo al ladrón que te roba unas joyas que no aparecerán jamás, una paz y una concordia rota.
Periodismo y compromiso
El penalti está bien pero da bronca. La misma bronca que cuando estabas en el patio de tu casa a punto de batir tu récord personal de toques en el aire y aparecía tu madre con el cesto de la ropa para interrumpir el toque decisivo, la puntadita que te daba la gloria de sumar un número más. Pero nunca pasaste de los 551 y nunca pudiste contestar que los 552 fueron por culpa de mamá, así queda marcada para siempre la pregunta histórica de «¿cuántos toques te haces?».
El penalti está bien pero da bronca. «Hay que ganar, pero mereciéndolo», decía Cappa. Y aparecieron personas que hicieron del penalti algo distinto, valiéndose de maneras más justas y confiables e historias nobles, como por ejemplo Víctor Agustín Ugarte, Johan Cruyff o Néstor Ortigoza. El primero hacía de Nemesis colocándose de espaldas a balón y golpeando de taquito; equilibraba el universo desatendiendo la filosofía del ojo por ojo y diente por diente, que acabaría dejando el mundo ciego, mueco y arruinado. El segundo buscaba la reinserción más que la punición del delito; fue capaz de hacer juego de la jugada, convirtiendo un enfrentamiento individual en algo relativo a la comunidad. Y el tercero surgió en las villas de emergencia o villas miseria de Argentina, entre ganas de comer, malas juntas y viviendas precarias. Allí realizaban tandas de penaltis donde la gente iba y apostaba el pan de sus hijos. Para muchos como Ortigoza era la delincuencia o los penaltis.
Así que los goles desde los once metros nunca son golazos, salvo cuando se lanzan de taquito, se continúan con un pase o cuando el hambre aprieta fuerte en casa.
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