Ver 28 fotos
El Granada se da un festín con el Tenerife
Partido impecable de los rojiblancos ante un rival hundido, con dobletes de Uzuni y Boyé, y un fútbol divertido
A Myrto Uzuni no lo utilizan cuando viaja con Albania, ni falta que le hace a un Granada que disfruta de su instinto goleador. El ... pichichi volvió por sus fueros en su hogar, epicentro ofensivo de unos rojiblancos que se encontraron a placer ante un Tenerife con más de una hora de menos, cargado de angustia y chiquillos.
Definitivamente, aerolíneas Escribá vuela sin turbulencias hacia destinos exclusivos. Con la confianza de los resultados y la mejora defensiva como carta de presentación, el técnico valenciano está inmerso en la segunda parte de su plan: encontrar el poderío en ataque ajustado al nivel de la plantilla. Por lógica, Uzuni y Boyé están llamados a hacer goles o a crearlos, más en una categoría por debajo de Primera, pero en este curso extraño les costó sacar munición, sobre todo al argentino, que por fin bebió el elixir. Con un entramado rocoso en la retaguardia y Uzuni de nuevo catapultándose en la tabla de francotiradores de LaLiga Hypermotion, no resultará sencillo frenar a este Granada en su inercia optimista.
Granada
Mariño; Ricard Sánchez, Miguel Rubio, Loïc Williams, Miguel Ángel Brau; Gonzalo Villar (Sergio Ruiz, m. 79), Manu Trigueros (Hongla, m. 65), Corbeanu (Józwiak, m. 65), Pablo Sáenz (Reinier, m. 79); Lucas Boyé y Uzuni (Siren Diao, m. 84).
4
-
0
Tenerife
Salvi, David Rodríguez (Mellot, m. 46), León, Gayà, Medrano (Guerrero, m. 77); Diarra, Aarón Martín (Pezzolesi, m. 74), Luismi Cruz, Marlos; Dani Fernández (Ángel, m. 46); y Enric Gallego (Rubén Sabina, m. 60).
-
GOLES: 1-0 m. 20: Uzuni; 2-0, m. 33: Uzuni; 3-0, m. 82: Lucas Boyé; 4-0, m. 95: Lucas Boyé.
-
ÁRBITRO: González Esteban (comité vasco). Amonestó a los locales Gonzalo Villar (m. 14), Corbeanu (m. 18) y Loïc Williams (m. 57); y a los visitantes Aarón Martín (m. 37) y David Rodríguez (m. 45+2).
-
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 10 de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 16.582 espectadores.
Intervino Escribá en la alineación y apareció con un doble mediocentro creativo, con Villar y Trigueros, más Pablo Sáenz por la izquierda, manteniendo a la derecha a Corbeanu por las molestias de Tsitaishvili. Lo demás, lo lógico, el implacable Uzuni en su jardín particular, Los Cármenes, donde en vez de flores brotan goles.
La disposición permitió al equipo bajar a los pivotes para la salida de balón y montar a los laterales, lo que favoreció la construcción y la fluidez ofensiva. También hubo algunas situaciones de riesgo en el primer tiempo porque el Tenerife tuvo cierto descaro arriba, pero era gelatinoso atrás. Pepe Mel aplicó bisturí después, sin mejoría.
Corbeanu, ese jugador que va tomando conciencia de sus dotes, arrancó por la derecha con una maniobra ágil con la zurda, para luego centrar con la derecha. Todo quedó resuelto con un pase de Trigueros a Uzuni que le salió algo desviado, preludio de su festín.
El Granada explotó los espacios que dejaban libres los chicharreros, que no fueron pocos, con fallos continuos en la zona meridional, de los que despellejan. Villar, con la aspiradora, hizo llegar la pelota a Uzuni, que a su vez se la dio a Boyé. Apareció Villar y otra vez el argentino, pero un central contuvo el peligro.
Con 0-0, el Tenerife acarició el tanto en una acción de estrategia que remató alto Gayà. Fue el aviso de corneta para los nazaríes, que a la siguiente sí encontraron la red. Pablo Sáenz, desde su perfil natural, colocó un centro melodioso que Uzuni completó con su primer redoble de tambores, percusión con ecos en Albania, donde el seleccionador Sylvinho le ignora en demasía.
La diana desató al Granada, que tuvo un enredo tras la enésima pifia visitante, ante la que se lio Corbeanu cuando quiso concluir junto a Uzuni y Boyé. El Tenerife no se arrugaba en sus avances, pero disparaba con fogueo. Reclamaron los nazaríes una acción sobre Brau en el área, pero no pareció penalti.
Los rojiblancos acicalaron su fútbol. Trigueros sacó un dardo a lo Laudrup que Ricard no finiquitó con vehemencia. Estaba el rival a la intemperie y el Granada hizo una mueca astuta. Pablo Sáenz apretó a David Rodríguez y el gesto activó a Boyé, quien supo abrir para que Uzuni fusilara a Salvi Carrasco. Lo volvió a intentar el artillero rojiblanco de falta y en un giro en el área tras combinación con Boyé, cada vez más confiado incluso en algún eslalon.
Mariño, mientras, solucionaba cualquier desperfecto. Todo parecía a pedir de boca y Mel buscó la reacción con un doble cambio, pero quien siguió espabilado fue Corbeanu, con carrera gallarda hasta el área contraria y latigazo que abortó Salvi Carrasco con una buena estirada. Pablo Saénz, al rechazo, casi emboca, pero no apareció a tiempo.
Gonzalo Villar seguía recreándose danzando entre unos enemigos entristecidos. El 4-4-2 chicharrero, con Ángel ya al lado de Gallego, 77 años juntos, tampoco funcionaba. Pablo Sáenz rozó su estreno ante la meta, con pase generoso de Uzuni en un ataque al galope, pero el recreativista se topó con un bloqueo de Carrasco. Mariño hizo lo propio ante Enric Gallego, aunque su jugada estaba invalidada por su posición de salida.
Uzuni picaba por el 'hat trick', pero se le resistía Carrasco, que anuló un chut suyo tras pase estratosférico de Trigueros. Fue el último acto de servicio del talaverano, que dejó su espacio a Hongla. También salió a escena Józwiak antes de que Corbeanu boqueara.
Uzuni persistió en su derroche por el trébol, aunque no llegó esta vez. Era un ataque coral de los nazaríes, ante un Tenerife pasado a puré. Nada arañaban los canarios y Escribá se permitió gestionar esfuerzos retirando a Villar y Pablo Sáenz para colocar a Sergio Ruiz y Reinier, que necesitan aleteo para recuperar sus mejores versiones. Al que le vino el chute de adrenalina fue a Boyé, quien, tras cuerpear con todo el mundo y dar pases por doquier, coló el tercero con una fuerza descomunal, cocinado entre Hongla desde atrás y el cuchillo de Ricard, y también el cuarto, en el alargue.
El resultado abrochó todo. Hubo turno para la ovación a Uzuni, atronadora en el estadio. Józwiak buscó su muesca, también Reinier, pero la que se vino arriba fue la parroquia local, haciendo la ola y cantando aquello de que «vamos a ascender». El camino es largo, pero la dirección es la correcta.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión