El Granada, de más a menos en su estreno veraniego

Para empezar, un 4-4-2 como marco, sistema definido por la doble punta, Boyé y Weissman, con extremos a pie cambiado, el canterano Pablo Sáenz en la derecha y Kamil Józwiak en la derecha, y dos recreativistas con afán de estar en el primer equipo. Uno es Miguel Ángel Brau, que lo dará todo por esta oportunidad porque ya no es sub 23 y no podrá alternar si se queda en el filial. El otro es Oscar, un proyecto de central en desarrollo, con rapidez y garantía en la salida de balón como características llamativas, aunque todavía falto de contundencia en los duelos, como se apreció en la diana del rival.

Quiere Abascal, y se nota, que el Granada salga jugando con paciencia de atrás. Le vino bien ensayarlo con un contrincante como el Orlando Pirates, con mucha intensidad en la presión, lo que recreó una situación bastante realista. En una asfixia, forzaron el error de Sergio Ruiz y casi se adelantan en el marcador en los primeros minutos.

El Granada necesitó alternar las acciones cortas con las largas. En una bien dirigida, Pablo Sáenz se topó con el larguero en la resolución. Ignasi Miquel, en el córner posterior, también acarició el tanto. De nuevo, un envío a la espalda de la zaga sudafricana permitió una ocasión rojiblanca. Sergio Ruiz, en el mano a mano con Chaine, se durmió en el intento de sortear al portero y marró la acción.

Parecía que el Granada amasaba para celebrar pronto, pero fue el Orlando Pirates el que superó a la defensa nazarí por el flanco de Oscar. Buen pase de Mswangwanyi para Gilberto, que cruzó ante Marc Martínez. Reaccionó prontísimo el Granada, empleando también el hostigamiento sobre la construcción de juego del adversario. Boyé forzó a Mthethwa, que se quitó de encima la pelota, pero mandándola hacia el área, pecado mortal que no desaprovechó Shon Weissman con una tremenda volea. En su regreso al Granada, gol en su primer partido, como ya sucediera en su etapa anterior. Se le ve más ligero.

Chaine volvió al lucirse en su dominio del arco. Desbarató una intentona clara de Józwiak, en una aproximación trenzada en apoyo con Weissman. El rubio parece totalmente restablecido de la lesión que le privó del final liguero y ha de ser importante.

Los sudafricanos trataron de soltarse, pero funcionaron los mecanismos de protección de los rojiblancos, que jugaron de azul, con la segunda equipación de la pasada temporada.

Giró una rueda enorme de cambios al descanso. Solo repitió Gonzalo Villar: salieron Luca; Lassina, Miguel Rubio, Insua, Carlos Neva; Hongla, Villar, Melendo, Rodelas; Faye y Diédhiou. Hubo conexión entre 'cachorros', en dos centros peligrosos de Rodelas a Faye, que no llegó a rematar el delantero.

Pronto llamó la atención Luca, que es hijo de quien es por algo. Su habilidad con los pies quedó acreditada en situaciones de riesgo bien solventadas por el francés. También tuvo algún enredo, al que respondió con una buena parada frente a Saleng. Amortiza guantes y botas.

El otro fichaje, Pablo Insua, también se lució en corte sobre la línea cuando Mabasa ya había superado a Zidane en una llegada ofensiva. Se ubicó en el perfil zurdo de la zaga a pesar de ser diestro. Se le ve el empaque.

En general, el segundo equipo fluyó peor, con dos delanteros poco asociativos y menos profundidad por los costados, salvo cuando Rodelas le dio al gas y mezcló bien con Neva. Faye tuvo un cabezazo que se marchó alto. Abascal gestionó dos cambios más durante el tramo final, con los jóvenes Mario González y Masllorens, para que no quedara ningún disponible sin actuar. Es lo habitual al principio. Las cribas vendrán poco a poco.