El Granada se bloquea en casa

Las alineaciones rojiblancas evolucionan entre partidos. Diego Martínez hizo confluir a tres de sus habituales en defensa, como Víctor Díaz, Germán y Carlos Neva, junto a Jesús Vallejo, reivindicado en Leganés con su rechazo salvado en el penalti a Rui. Precisamente, la baja del portero luso le dio la posibilidad de actuar a Aarón Escandell, de negro como los clásicos, aunque con guantes y botas amarillas, desafiando a los que alarman del gafe de este color. Por delante, lo más sorprendente fue la devolución de Fede Vico a la mediapunta tras Carlos Fernández. 4-2-3-1, dibujo clónico al del Eibar, que puso en el puente con el ataque a un 'ex', Fabián Orellana.

Dicen que el chileno aborda sus últimos días en Eibar, allí donde su entrenador, José Luis Mendilibar, le ha sabido entender a pesar de sus rarezas. Pese a que acaba contrato, no guardó energías y cuajó una actuación inconmesurable, provocando jaquecas entre líneas.

Esto fue cuando se posó el encuentro. Antes se vio a un Granada decidido, que avisó en un córner y que luego probó de lejos con un disparo alto. Componían los rojiblancos con lanzamientos templados tanto de Vallejo como de Víctor Díaz. En uno, corrió Puertas pleno de aceleración y puso un centro raso que sólo pedía un toque sutil para acabar embocado en la red. Machís, que iba como un rayo, se tiró para remachar en disputa con Rober Correa, pero el balón experimentó una insperada elevación que le alejó del marco con todo de cara.

Fue no de esos fallos entrando a matar que se quedan haciendo ruido en la cabeza, sobre todo cuando el contrario contesta. Casi monta el lío Inui en un centro que se proyectó hacia los palos y que Aarón sacó en dos tiempos, chocando con el poste y sobrepasando él la línea, no el esférico.

Las dudas se agigantaron después, en una pugna sin aparente peligro. Kike García peleó en el centro del campo con Vallejo y le ganó la peinada. La bola fue hacia un espacio entre Yangel y Germán. El venezolano la dejó pasar y el gaditano no supo armar el despeje, como si le viniera un objeto extraño. Nadie barrió la casa y entró De Blasis al pillaje, como si fuera en patines, superado Neva. Resolvió el duelo con Aarón con una vaselina sublime y puso patas arriba Los Cármenes.

El tanto mermó la confianza de los locales, perdedores de varias batallas posteriores, abrumados cuando Orellana culebreó en ese territorio fértil que precede al área. Con una dejada de espuela, elevada ante la retaguardia, estuvo a punto de coronarse De Blasis, pero Aarón se estiró ante el argentino.

Los rojiblancos no reaccionaban ni con la parada para el refresco. Azuzado por un Eibar mejor colocado, hostigador e irritante, a la espera de que el lamento se extendiera en las filas locales. Nadie levantaba la voz en ataque, atolondrado Puertas, confuso Machís, perdido Vico, abnegado pero sin socios Carlos Fernández.

Diego Martínez abrió el polvorín al descanso y colocó a Roberto Soldado por Yan Eteki, para recuperar la doble punta y darle otra lectura a la media con Herrera y Vico. La reacción fue inmediata y en la primera combinación con sentido, apareció el ariete con la munición lista. Machís abrió a la derecha para Puertas y este descifró el punto exacto al que colgar el esférico, que remató Soldado con la testa, espabilado.

Se desataron los nazaríes, vibrantes tras un córner pasado que voleó el 'nueve' rojiblanco como si tuviera imán y que no supieron concluir ni Puertas ni Herrera, dudosos para para meter la cabeza.

Pese a los arreones, el Eibar no habia dicho su última palabra. Orellana siguió infiltrándose entre la trinchera enemiga y Kike García derramó uno de sus regalos con un lamentable lanzamiento de zurda.

Mordía el Granada en cada saque de esquina, todos con aroma a ocasión. El Eibar se protegía con precariedad, pero seguía pendiente de cualquier desbarajuste ajeno, con Orellana sembrando con sus pases. Se revisó al detalle un leve empujón de Yangel Herrera a Kike García, que al final el VAR desestimó tras deliberar un rato.

Sacudió el Granada con Carlos Fernández desde la frontal, escupiendo el balón Dmitrovic. El sevillano sufrió una falta inmediata que elevó en exceso. Cote y Cristóforo aparecieron en el terreno, aunque el que seguía inquieto era el Granada, con un plus de motivación. Pero Orellana seguía pululando por ahí y era garantía de peligro. Consiguió aparecer por la izquierda y asistir a Kike García, que ajustó con la izquierda pegado al poste. Si lo llega a errar, Del Cerro también podía haber señalado un penalti previo.

Diego Martínez buscó a Gil Dias para quitar a Neva. Algo después, a Antoñín por Puertas. Se empezó a dirimir todo en la ruleta, cerrando con tres atrás pero sin lanzarse en exceso los improvisados carrileros salidos del banquillo. Desesperado, el técnico mandó al frente a Germán, como ya ocurrió con el Villarreal. El Eibar se abalanzó en su respuesta, pero Di Blasis se encontró con Aarón.

Le pasó lo mismo a Carlos Fernández con Dmitrovic, en una ronda intensa de los rojiblancos, luego acabada con un saque de esquina que tocó Yangel pero que se separó demasiado del arco. Ya no había pausa ni falta que le hiciera. Soldado tuvo un mano a mano con Dmitrovic que bloqueó el portero del Eibar con las piernas. Luego lo intentaría Carlos Fernández en un giro, abusando pese a tener otras posibilidades.

Con frustración se acabó un enfrentamiento que ancla al Granada y da aire al Eibar en su empresa por la salvación. Los rojiblancos ya cumplieron su cometido, pero les está costando reconocerse en este calendario fatigoso en el que están ocurriendo demasiados episodios aciagos atrás que no eran habituales. Hay un agujero en el centro del campo difícil de llenar.