El Granada se descompone ante una afición quemada
La Real Sociedad remonta a unos locales a los que tampoco les valió adelantarse dos veces, con el público gritando en contra de la dirección del club
El Granada se descompone en su traumática despedida de Primera división. Ni adelantarse dos veces le valió, en un ambiente viciado en contra de la ... directiva del club, reprendida antes, durante y después del partido para que sus miembros dimitan. También pillaron los futbolistas, con el otro calificativo de tendencias así con los de corto, el de mercenarios. A una Real Sociedad somnolienta en el inicio le bastó con dominar la segunda mitad de cabo a rabo para hundir a los nazaríes. Tras un prometedor doblete de Uzuni, uno de los que avala que esto le duele, el equipo cayó en una segunda parte angustiosa, sin empaque arriba y hundido atrás, hasta que le penalizaron sin remedio.
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El público se mueve entre la apatía y el hartazgo, entre la resignación y el cabreo morrocotudo en contra de una propiedad que ha hecho muchísimas cosas mal desde el verano y cuyos remaches no han parcheado en absoluto. Hubo decoro en el arranque del encuentro, pero tras el descanso el partido se les hizo eterno a los de rayas horizontales. Los donostiarras movieron banquillo y subieron de revoluciones. Los locales perdían ímpetu en cada sustitución, paradójicamente. El Granada se precipita a plomo y cada recepción en Los Cármenes tiene pinta de que se le hará muy amarga a los del palco.
Uzuni es el verdadero cacique del estadio del Zaidín. Un tipo al que se le cuestiona su falta de fineza pero que tiene coraje en tiempos duros y que la llega a los nueve goles en Liga, 26 en su césped preferido, dos más que otro que tampoco era bien ponderado, El Arabi.
Granada
Batalla; Ricard Sánchez (Melendo, m. 90), Bruno Méndez, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Gerard Gumbau, Sergio Ruiz (Martin Hongla, m. 66), Pellistri, Józwiak (Corbeanu, m. 81); Uzuni (Arezo, m. 81) y Lucas Boyé (Gonzalo Villar, m. 66).
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Real Sociedad
Remiro; Traoré, Zubeldia, Le Normand, Javi Galán (Tierney, m. 46); Zubimendi, Merino, Turrientes (Olasagasti, m. 90); Brais Méndez, Oyarzabal (André Silva, m. 68) y Sadiq (Becker, m. 68).
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GOLES: 1-0, m. 21: Uzuni, de penalti; 1-1, m. 33: Sadiq; 2-1, m. 45+3: Uzuni, 2-2, m. 80: Le Normand; 2-3, M. 86: André Silva.
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ÁRBITRO: Martínez Munuera (comité valenciano). Amonestó al local Sergio Ruiz (m 45+2; acarrea suspensión) ; y a los visitantes Traoré (m. 23) y Sadiq (m. 63).
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INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 28 de LaLiga EA Sports, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 9.214 espectadores.
Piatkowski, Hongla y Villar pagaron los platos rotos del desastre en Villarreal. Lo de Bruno Méndez atrás se veía venir y la incorporación de Gerard Gumbau, también, pero sorprendió Medina con Józwiak en la izquierda, cuando la intuición llevaba a pensar que sería Corbeanu, autor del único gol en La Cerámica, el bendecido en la banda. El rubio polaco parece un tipo avispado, práctico en sus acciones y astuto cuerpeando y saltando por balones aéreos. Salvó un gol cantado con 0-0 y tuvo incidencia en la acción del penalti y en el zafarrancho de la segunda diana. Luego, se le vació el depósito.
Tras la probatura con tres centrales, 'Cacique' volvió al 4-4-2, en el que profundiza Uzuni y conecta Boyé. El argentino se desfonda en las transiciones, pero le faltó un poco de tacto a la hora de los remates. Ganaba terreno a una Real Sociedad desdibujada, lejos de su mejor versión, quizás con fatiga y algo de pesadumbre por las eliminaciones en Copa y Champions. Oyarzabal tuvo una volea al aire en una mala dejada de Ignasi Miquel, en un gesto torpe en alguien tan reputado como el capitán realista.
Józwiak salvó a los suyos en una acción de laboratorio de la Real con cabeceo de Zubeldia que despejó el que estrenaba titularidad. Puso a prueba a Remiro después, en una pelota rechazada, que el portero escupió en dirección a Pellistri. Javi Galán sacó la escoba, todo tan rápido que pareció barrer con limpieza, pero Díaz de Mera Escuderos acudió a la moviola, puso la lupa y avisó a Martínez Munuera de que había contacto previo sobre la pierna del uruguayo. Un penalti para que Uzuni rompiera la piñata, algo que no ocurría desde la visita del Cádiz, que había metido presión ganando al Atlético de Madrid en el partido anterior a la cita.
El Granada se adelantaba, pero su ventaja se iba a recortar pronto. Se coló Brais por la izquierda y elevó el esférico hacia una zona atmosférica solo alta para el bigardo Sadiq. Doce minutos duró la satisfacción.
A Boyé se le rompió la bota en un pisotón fortuito de Merino. Tiempo para el cambio que se alargó sin acción debido a unas supuestas molestias de Augusto Batalla, actor de método. La Real, sin espabilar, le rondaba, pero fue Pellistri quien arreó desde la derecha. Desvalijó a Galán y se apoyó en Boyé, que, demasiado generoso, se la dejó al charrúa, quien escorado no pudo con Remiro. Fue la salva que trajo otra sacudida. La inició Józwiak y continuó hasta las botas de Sergio Ruiz, con derechazo que anuló el gran portero de los donostiarras.
Se venía el descanso, pero hubo un alargue considerable y el Granada encendió la mecha. Profundizó Pellistri, la puso rasa Sergio Ruiz y el balón traicionó al rival, enfrascados Zubeldia y Remiro en la duda que no tuvo Uzuni, espabilado para colarla dentro y demostrar que es el amo de Los Cármenes.
Parecía un pulso a la altura al menos sobre el tapete, que aguantó el aguacero, pero la Real iba a sacar los colmillos en el acto definitivo. Turrientes se rebeló en el centro del campo, en el que se empezó a acusar la falta de ayudas. El repliegue local ya era sistemático, pero Batalla sobrevivía, esperando que el tiempo pasaras sin percances. Medina giró la rueda de cambios, pero el Granada quedó mermado con las entradas de Hongla por Sergio Ruiz y de Gonzalo Villar por Boyé.
El Granada solo tuvo una, pero fue clara. Una falta bombeada por Gumbau que Ignasi orientó mal con la testa. Todo siguió parecido, con los rojiblancos en la trinchera, hasta que fruto de la insistencia Le Normand rebañó el empate.
A los anfitriones les entraron las prisas. Medina buscó amparo en Corbeanu y Arezo, pero no se enchufaron como debían y la Real se agigantaba, hasta que de su percusión llegó otra diana, de André Silva. El asistente pareció indultar a los rojiblancos con un fuera de juego, pero no lo había y el VAR validó el 2-3 para miseria generalizada.
Los cánticos contra los que mandan en la entidad atronaron. Fueron como una bola de demolición. Pellistri tuvo un tiro aislado, pero en ningún momento hubo espacio para la serenidad. Sí para la frustración más absoluta. Una caída por el abismo que va a echar a la gente de la gradas. El síntoma de que el peor Granada de todos los tiempos no tiene perdón.
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