El Granada añora a sus líderes en Soria
Los rojiblancos caen derrotados por dos errores a balón parado, echando de menos a sus ausencias, pero no salen del ascenso directo
Rafael Lamelas
Enviado especial. SORIA
Domingo, 31 de marzo 2019, 04:17
Cinco minutos infestos, chocantes con este dechado de atención que suele ser el Granada, enviaron a la cuneta a los rojiblancos en Soria. Pasaron ... de un partido anodino ante un contrincante acribillado por la ira de su público a la histeria de verse con un 2-0 sin comerlo ni beberlo. Un par de muescas tuvieron la culpa, nacidas de la suerte que han sabido combatir durante toda la temporada: el balón parado. Dos envíos casi idénticos. Uno lo empalmó Atienza sin grandes obstrucciones. El otro tuvo un rebote furtivo que dio de lleno en el brazo extendido de Martínez, convertido en un penalti que empezó a desangrar a los nazaríes. Sólo el ímpetu del pichichi Puertas como reactivo admitió la fe en un vuelco que no se consumó. La escuadra se mantuvo en ascenso directo debido al empate del Albacete con el Tenerife, aunque la diferencia es de un mero punto.
Numancia
Juan Carlos; Markel Etxeberria, Pichu Atienza, Carlos Gutiérrez, Marc Mateu; Diamanka, Escassi, Gus Ledes; Higinio (Guillermo, m.66 (Viguera, m.83)), Fran Villalba y David Rodríguez (Yeboah, m.81).
2
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1
Granada
Rui Silva; Quini, Víctor Díaz, Martínez, Adri Castellano (Pozo, m.53); Fede San Emeterio, Azeez, Vadillo (Nico Aguirre, m.70), Ojeda (Puertas, m.53), Fede Vico; y Adrián Ramos.
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GOLES 1-0, m.47: Atienza; 2-0, m.52: David Rodríguez; 2-1, m.74: Puertas.
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ÁRBITRO Ocón Arráiz (colegio riojano). Amonestó a los locales Diamanka y Gus Ledes así como a los visitantes Fede San Emeterio, Adri Castellano, Pozo y Nico Aguirre.
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INCIDENCIAS Partido de Liga disputado en el estadio Los Pajaritos ante 3053 espectadores (cifra oficial).
Este Granada podía presumir de su solvencia en cualquier acción detenida. Sólo había recibido una diana así y fue de falta directa. Cualquier córner o envío que implicara reanudación había sido repelido hasta ahora, quizás porque un valladar como Germán Sánchez transmitía seguridad y confianza al resto. Sólo se había perdido un encuentro en toda la temporada. Hubo morriña del gaditano atrás y la añoranza se intensificó por la baja de Ángel Montoro. Cada vez que no está, el Granada no gana. La evidencia convertida en axioma. Sin él en el campo, todo se sume en la melancolía y las conducciones se atoran. Si a ello se une un día apático de los atacantes, a excepción de Fede Vico y los que entraron desde el banquillo, el panorama se dibuja con garabatos.
Quini, el hombre que no se entrena sino al que reparan, entró al final en el lateral derecho, moviendo a Víctor Díaz al puesto de central, la solución empleada en los albores del campeonato. Lo demás anduvo dentro de las previsiones, con San Emeterio agarrando de nuevo la aspiradora, pero acabando de libre en la fase más desesperada, y Adrián Ramos fracasando en el afilado de su punta roma. El colombiano arrancó pronto al espacio ante una zaga numantina siempre al filo del mediocampo, pero derrapó. Tanto ostracismo le ha mermado. Vuelve a sumirse en la apatía.
El Numancia es un equipo envuelto en nervios, con un ambiente crispado en torno a su entrenador. Maneja un porcentaje de posesión de balón extraordinario, quizás porque dedica tiempo de más en acariciar el esférico en su terreno. En la pérdida, presiona y arriesga con la defensa adelantada, lo cual detectaron pronto los nazaríes. Martínez se animó al filtrar envíos, como en uno temprano para Adri Castellano. Este se obsesionó con la dureza en lugar del ajuste a la hora de finalizar.
Llovían los silbidos contra los anfitriones, pero el Granada no acababa de dar un decidido paso al frente, pragmático como suele fuera de casa hasta que suena la corneta. El árbitro Ocón Arráiz amonestó pronto a San Emeterio, una tarjeta exagerada, y cobró unas cuantas faltas que, al botarse, recordaron quién faltaba. Vuelos del esférico con más libertad que de costumbre. El anticipo de lo que arreciaría.
Diego Martínez se empezó a cabrear, pues Escassi le hizo una llave de judo a Fede Vico y salió sin amonestación. Los rojiblancos se agujerearon por la izquierda, por donde subió Adri Castellano sin mirar por el retrovisor. El engrudo aparecía si Vadillo regalaba la bola en la salida. Las ayudas funcionaron de inmediato para evitar males mayores.
El mejor en ataque en el primer tiempo fue Fede Vico. Cayendo al perfil contrario, el derecho, se asoció con Ojeda para luego llegar hasta línea de fondo y servir un centro a media altura con la pierna mala que destartaló Azeez con la red de cara. El sustituto en cuanto a funciones de Montoro dejó pasar una ocasión de encumbrarse. Su izquierda le jugó una mala pasada a la hora de remachar.
Parecía que el Granada no acababa de gustarle el rol de capo, mientras que el Numancia intentó salir de la tristeza desde el laboratorio. Gus Ledes afinó las trayectorias y puso a los visitantes en algún aprieto, aunque tanto él como sus compañeros seguían sin apuntar bien.
El segundo tiempo se inauguró de forma similar, con interrupciones en los costados del rancho rojiblanco, tolerando que la catapulta numantina funcionara. Villalba le quitó la palanca a Ledes y de sus dos intentonas brotó el 2-0. Atienza se zafó de Quini en el forcejo y le pegó al cuero con languidez. Hubo cierto suspense, pero Rui Silva no alcanzó a repeler el lanzamiento, que quedó esquinado.
Sin dejar pasar muchos minutos, Adri Castellano se precipitó en otra infracción que abrió otra vía de agua. De nuevo Villalba combó el esférico, Vadillo no acertó a despejar y hubo una carambola que dio en el brazo de Martínez. El árbitro quiso dejar seguir, pero el asistente agitó el banderín en alto con intención delatora. David Rodríguez engañó en el chut a Rui y la rampa se empinó como el Angliru.
Diego, ojiplático frente a unas pifias tan extrañas en los suyos, agitó la mesa y trastocó las fichas con la aparición de Puertas y Pozo por Ojeda y Adri Castellano. El almeriense se colocó en ese espacio tras el ariete que siempre aprovecha en partidos inciertos. El sevillano se ocupó del carril zurdo, como Quini en la derecha, con San Emeterio de libre.
La primera reacción al trasplante pareció positiva, con una llegada por los costados con dejada de Ramos para el intento de Quini, pero los ajustes en el organigrama trasero tardaron en llegar y el Numancia, que no se arredró, siguió percutiendo con intención.
Como un ariete clásico
El lamento se perpetuaba, con Álvaro Vadillo desaparecido, sin creatividad alguna por dentro. Ramos ni saludó al meta Juan Carlos. Pero en plena deriva, apareció el talento. Ramos acompasó con la frente un balón hacia la posición de Vico, que profundizó por la zurda y le dio efecto a un centro magnífico para la llegada al galope de Puertas, marcando los tiempos clásicos del cabeceo del ariete, aunque no lo sea.
El despertar nazarí coincidió con un nuevo ataque de pánico local. El Granada rondó el empate. Lo tuvo San Emeterio con su testa también en un córner y empujó por todas partes Puertas para avanzar metros. Pozo no halló espacios para dejar germinar su habilidad y Ocón Arráiz decidió añadir lo justo. La prolongación no tuvo mucha calentura.
Los rojiblancos han demostrado carácter casi siempre, pero tienen sus dependencias respecto a ciertos integrantes y pasan por un momento muy bajo ante el gol. Por eso se adentra en lo inexplicable que Puertas no aparezca en el 'once' a día de hoy. El sábado estará Germán y puede que Montoro. Es probable que el '10' también. Viene el Málaga. Tela.
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